Capítulo dieciséis 2/2

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Tuve que anular esta parte por fallos del teléfono:( pero bueno, aquí está otra vez. Espero su comentario💕 Los amo.

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El resplandor de la vela sobre el viejo velador era lo único que mantenía iluminaba la celda de Eren. La enfermera no había dicho nada sobre su condición física, solo le recomendó descansar. Recuerda haberla oído decir, bastante sorprendida, que tenía un traumatismo craneoencefálico curado casi en su totalidad. Él no tenía idea de lo que eso significaba, pero le encontró razón; sentía la cabeza a punto de explotar. Al comienzo lo relacionaba con eso, luego lo descartó. La muerte de sus camaradas no dejaba de reproducirse en su cabeza.

Su brazo descansaba sobre sus ojos para que la negrura se expandiese, tal vez eso ayudara a tranquilizar su mente y a aliviar su dolor. A pesar de que no pudiera ver nada a su alrededor, sabía que a su lado estaba Mikasa, después de todo... ella siempre estaba.

Intentando enfocar sus pensamientos en la negrura; el sueño y el cansancio lo fueron consumiendo hasta quedar dormido. Sin embargo, Mikasa no se iría hasta una hora después.

–Descansa, Eren. –susurró.

Sopló la vela; la negrura se apoderó sin ninguna piedad de todo, hasta le figura del hombre sobre la cama era tapada por esta. Suspiró cansada. Tal vez la oscuridad no solo consumía objetos, quizá también corazones. Al menos el suyo apenas tenía fuerzas para seguir latiendo y, estaba segura, que el de Eren estaba igual.

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El sonido del agua llenando la bañera relajó los sentidos de Levi. Esperaba sentado sobre la tapa del inodoro a que el agua llegara a su punto exacto, el suave meneo de la misma le daba una sensación de paz.

Buscó con la mirada la delgada silueta de Hanji, se sintió torpe por hacerlo. Hanji había ido a su cuarto a buscar ropa limpia, lo había olvidado. Se preguntó cuánto tiempo tardaría el calmante en recorrer todo su sistema y causarle efecto.

Sentía el cuerpo pesado, pero nada más. No había cansancio mental, ni mal humor, tampoco dolor de cabeza, en pocas palabras, estaba igual que siempre.

Se levantó a cortar la llave, por fin se había llenado en su totalidad. Sumergió los dedos para comprobar la temperatura, estaba caliente, tal y como le gustaba a Hanji. Esa mujer sentía frío la mayor parte del día.

Parsimonioso se despojó de la pequeña chaqueta y del arnés, los dejó caer al cesto de ropa sucia. Se acercó al espejo y deslumbró su silueta; sus ojeras estaban más negras que de costumbre, su cabello era un asco, y ni hablar de su palidez. Se mordió los labios en un intento de recuperar el color natural de estos. Por un momento volvieron a ser rojizos, pero luego volvieron a palidecer.

Gruñó molesto.

Rápidamente se deshizo de lo que quedaba de ropa. Ya desnudo se dignó a observar la lesión, ahora entendía porque Ilean y Hanji se sorprendieron; había un hematoma del tamaño de un puño tintando su tobillo. Se sintió tentado a tocarlo, sin embargo descartó la idea. Por el momento no le dolía, no quería tentar a la suerte.

Al meterse a la bañera suspiró de alivio, un tanto por la calidez del agua y otro tanto por no haber rebalsado la bañera. Relajó el cuerpo, estiró las piernas y cerró los ojos. El vapor comenzaba a humedecerle el pelo, lo sintió pegarse a su frente.

Ingenuamente pensó que la tranquilidad lo acompañaría en su pequeña aventura con la ducha. Su mente, sin piedad alguna, le recordó que su escuadrón estaba muerto. Le recordó también que ni siquiera fue capaz de darle sepultura a los cadáveres. El padre de Petra no tendría a quién orar, tampoco a quien llevarle flores, ni siquiera tendría motivo por el cual ir al cementerio. Se sintió una basura.

Dirty Hands // LeviHan [DH#1] Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt