Capítulo siete

4.7K 317 87
                                    

Apretó con fuerza los ojos antes de abrirlos por completo.

Intentó calcular la hora viendo la luminosidad de la habitación, serían las seis de mañana. No tenía idea de a qué hora se había quedado dormido pero, algo era seguro, había dormido más de lo habitual. Lo complació ver que Hanji seguía acurrucada a él.

La observó detenidamente; tenía el pelo totalmente enmarañado, la boca ligeramente abierta, su pecho subía y bajaba armoniosamente. Cualquiera que la viera de esa manera pensaría que es una mujer educada, delicada e incapaz de dañar a nadie. Nada más alejado de la realidad.

La primera vez que interactuó con ella, descubrió las dos caras de la moneda. Conoció a la dulce Hanji y a la aireada Hanji.

La comisura de su labio se alzó.

"No te daré las gracias" Esa fue la respuesta que recibió aquella vez, vaya mujer. Aunque más tarde, ella dejó su orgullo de lado y le ofreció una disculpa por ser tan... ¿cómo fue la palabra que ocupó? Tan... pendenciera.

Él no la encontraba pendenciera, Hanji perdía los nervios cuando algo iba contra lo que ella estimaba conveniente. Y no era fácil hacerla enojar, él lo sabía bien.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando sintió a la castaña removerse. La mano que esta mantenía en su pecho comenzó a acariciarlo. Y de los labios, anteriormente escasamente abiertos, salió un "mmm" que activo al pequeño anormal que Levi amparaba entre sus piernas.

Los ojos de Hanji se abrieron lentamente. Al no traer sus anteojos tardó un poco más de lo habitual en acostumbrarse a la luz. Se frotó con suavidad el ojo derecho.

–¿No crees que es muy temprano?

–Erección matutina.

La castaña se acurrucó más contra él en busca de calor.

–¿Qué hora es?

–No lo sé, aunque a juzgar por la luminosidad, ya serán las seis.

–Es muy temprano. –se quejó.

Volvió a posar la mano sobre el pecho del sargento, esta vez no reprimió la tentación de acariciar sus cicatrices. Tenía marcado el arnés sobre su pecho, y unos pálidos costurones esparcidos sin ton ni son. Acarició todas las que observó. Levi, antes de integrarse a la Legión de Reconocimiento, había tenido una vida difícil. No sabía los detalles, ni mucho menos en qué condiciones había conocido a sus dos compañeros ya fallecidos, pero era seguro que él lo había pasado mal. Solo era cosa de ver su marcada piel y su áspero trato con los demás.

–Tienes demasiadas. –dijo casi en un susurro.– ¿Cómo has conseguido tantas? ¿Las coleccionas o algo así?

–No seas tonta, ¿quién en su sano juicio coleccionaría cicatrices?

–¿Entonces?

Hanji alzó la cabeza buscando la mirada del pequeñito. Los ojos azules de Levi la envolvieron por completo, era perfecto. Podría mirar esos ojos por toda la eternidad sin siquiera molestarse en pestañear. Un mechón de su azabache cabellera estaba peligrosamente cerca del ojo derecho, ella se lo apartó con cuidado.

–Cuando era joven me vi rodeado e implicado en muchas peleas.

Se podría decir que exageraba, pero recordaba todas y cada una de esas peleas que dejaron marcas en su cuerpo. Algunas de ellas carecían de sentido, en más de una oportunidad fue solo porque pasaba por ahí.

Fue lo suficiente mente rápido como para pasarlo por alto, pero la castaña fue aún más rápida y logró percatarse; la mirada de Levi se apagó al recordar. Se sintió torpe al hacerle rememorar algo que, obviamente, lo había marcado de por vida. ¡Por Dios, si hasta le había dejado un trastorno obsesivo compulsivo!

Dirty Hands // LeviHan [DH#1] Where stories live. Discover now