Capitulo 19

1.6K 99 12
                                    

Cuando el doctor salió de la habitación entró Aitana con cara de preocupación.

-Dios mío Amaia, ¿estás...estáis bien?- dijo mientras se acercaba a la cama.

- Si, estoy...estamos bien- dije mientras me acariciaba la tripa inexistente y soltaba un suspiro

- ¿ Pero qué te ha pasado?

-Me desmayé en el baño de universal,con Alfred.

- ¿Qué te has desmayado mientras te lo tirabas en el baño?

-Aitana por favor!

- Queee...!las dos sabemos que Alfred se lo monta muy bien, pero de ahí a que te hayas desmayado...- dijo mientras soltaba una carcajada.

-No es lo que te estás imaginando, no hemos aclarado nada, todo sigue igual.

- Jo, que pena, ya me estaba imaginando vuestro polvo de reconciliación- dijo mientras me pegaba unos pequeños codazos.-¿ Pero qué te ha dicho el médico? ¿De verdad que estás bien?- dijo mientras se sentaba en la cama.

-Que si pesada, estoy bastante deshidratada y con las defensas muy bajas, tengo que hacer reposo y comer bien, pero ya está, todo normal ¿Cómo te has enterado tan rápido?

- Me llamó Alfred, que por cierto, está fuera en la sala de espera.

- ¿No se ha ido?- dije con cara interrogante- le dije que se fuera que no quería que estuviera aquí.

- Pues no lo ha hecho, ya sabes como es, cabezota como el solo. Se le veía preocupado por ti, Amaia, me ha dicho que no quería irse sin saber que estabas bien del todo.

- Jo, que mono es - dije inconscientemente- Ves, ya estas haciendo que no pueda estar enfadada con él. Te odio- le dije mientras empezaba a reírme.

Aitana estalló en carcajadas.

- No soy yo la que hace que no puedas estar enfadada con él, eres tu misma. Porque en el fondo, sabes que te quiere y que lo que pasó con la chica esa rubia no es nada importante.

-Lo sé, me lo ha dicho, pero no se si creerle.

-¿Qué te ha dicho? - dijo Aitana que se acababa de levantar de la cama.

-Que era un antiguo ligue, y que no significaba nada para él.

-Veeeeeeees! Yo tenia razón, te lo dije- dijo pegando saltitos. -Si esque Alfred es un trozo de pan, no hace esas cosas. Por cierto, deduzco que no se lo has contado no?

Bajé la cabeza, sabía que mi amiga me iba a matar, pero de verdad que no había podido.

-No, todavía no

-Amaiaaaa! ¿Y a qué esperas?

- A poder hablar con él bien, no metida en una cama, necesito que me lo explique todo y poder tener algo de confianza, es un hijo Aitana, es bastante serio.

- Vale, lo entiendo, pero no tardes mucho en cortárselo.Seguro que se alegra.

-Yo no estaría tan segura de eso- dije cabizbaja.

Aitana se quedó todo el día conmigo, por la tarde volvió a pasar el médico y comentó que estaba reaccionando bastante bien a las medicaciones y al suero y que probablemente me daría el alta al día siguiente.

No llevaba ni 24 h en ese hospital y ya tenía la necesidad de salir de allí, me agobiaba no poder moverme. Era tarde y no me podía dormir, a mi lado se encontraba Aitana hecha una bolita en el sofá para los acompañantes, me quedé observándola un rato, me sentía tremendamente afortunada por haberla encontrado, era una de esas personas que se necesitan en la vida.
Como si se sintiera observada Aitana empezó a moverse y se despertó.

-Amaia? Te encuentras bien? - dijo mientras se incorporaba y se rascaba un ojo debido al sueño.

- Eeeeh, si, tranquila, solo estaba pensando en lo afortunada que soy de tenerte y que gracias por todo- dije mientras le sonreía.

-Ay Amaia, te quiero mucho- dijo mientras se levantaba y se tumbaba en mi cama.

Tras un largo silencio lo rompí con una pregunta.

-Oye...tu crees que se parecerá a él? - dije refiriéndome a la vida que crecía en mi interior.

-Seguro que si, ademas seguro que es la cosa mas bonita del universo-me dijo Aitana sonriente.

-Ojalá que sí....- dije mientras me quedaba adormilada.

Los dias siguientes a que me dieran en alta Aitana se quedó en mi casa para asegurarse que me cuidaba, me sacaba de quicio, pero no podía estar mas agradecida por su comportamiento e implicación por mi salud.
Es cierto que las nauseas y los vómitos matutinos no se me fueron, pero eso era un síntoma del embarazo nada preocupante, pero el malestar general si fue disminuyendo.

ALFRED

Ya hacía 3 días que le habían dado el alta a Amaia, Aitana se había quedado con ella y me iba informando de como iba avanzando todo, sabia que ella estaba enfadada pero necesitaba saber que estaba bien, seguí llamándole, pero ella pasaba de mis llamadas. Tenia que encontrar la manera de hablar con ella, asique llamé a Aitana

-Hola peque, ¿qué tal todo?- dije cuando descolgó el telefono.

-Hola, Dios, te juro que algún día mato a Amaia- dijo con un tono enfadado, yo solo pude soltar una carcajada ante la situación.

-¿Qué ha hecho ahora? - le pregunté

-Todo Alfred, todo, es la persona más cabezota que conozco, bueno, está a la par que tu.

-Necesito que me ayudes a hablar con ella, tengo que explicarle las cosas, tiene que saber la verdad.Le quiero Aitana.

-Yo también creo que debéis hablar, no te voy a mentir, no quiere hacerlo, pero es necesario, no he visto a nadie en el mundo que se quiera como lo hacéis vosotros.Por eso, te voy a ayudar.

Entre lo dos hicimos un plan que deseamos que saliera bien, era bastante sencillo asique no nos costaría mucho.
Le di las gracias por todo lo que hacía por nosotros y me preparé para la conversación que iba a tener con Amaia al día siguiente.
Esa noche no dormí apenas recapitulando en mi cabeza todo lo que quería y el amanecer apareció demasiado pronto.

AMAIA

Me levanté con las nauseas matutinas como ya era costumbre pero no vomité, era un gran paso.
Me dirigí a la cocina en busca de Aitana pero en vez de encontrármela a ella me encontré una nota en la encimera.

He salido a comprar, como algo, llegaré con la comida.
Aitana.

Aitana era peor que mi madre, pero le agradecía cada cosa que hacia por mi. Me hice el desayuno, aunque como era ya bastante tarde solo me bebí un vaso de leche y me dirigí a mi piano, donde pasé toda la mañana.
Sobre el medio día mi movil empezó a sonar.Era Aitana.

-Amaia! Estoy abajo, ¿puedes abrirme que me he dejado las llaves?

-Si voy- me dirigí al telefonillo de la puerta y apreté el botón a la vez que colgaba el teléfono y me volvía a sentar en el piano.A los poco minutos sonó el timbre de casa y me dirigí a abrir la puerta.

-Aitana te he dicho un millón de veces...- pero no acabé la frase.
La mato, pensé.

Brillando a oscuras.Where stories live. Discover now