Capitulo 37

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Las palabras de desesperación que salieron de la boca de Alfred hicieron que mi corazón diera un vuelco. Xus tenia que salir de esta, no podía dejarnos ahora que todo empezaba a ir bien.Ahora que todos volvíamos a estar juntos. Ahora que podíamos ser felices de nuevo.

Me acerqué sigilosamente hasta posar una de mis manos sobre su hombro, no se sobresaltó,supongo que habría notado mi presencia como tantas otras veces.

No sabía cuanto tiempo había pasado desde que habíamos llegado al hospital, pero era bastante tarde. Yo seguí con mi papel de dura aunque me estaba costando demasiado no soltar ninguna lágrima, ver así a Xus era algo para lo que no estaba preparada.

-Alfred- le dije suavemente- deberías descansar, es muy tarde.

-Quiero quedarme aquí- dijo sin levantar la mirada del cuerpo de su madre- no quiero despegarme de ella. Vete tu a casa, tu también necesitas descansar, necesitas descansar mas que todos- esta vez si que levantó la cabeza y me miró. Tenía los ojos apagados, no se podía ver en ellos las pequeñas lucecitas que caracterizaban a sus ojos, también estaban enrojecidos debido al llanto.

-No me voy a ir sin ti Alfred,si te quedas aquí me quedo contigo.

-Enserio Amaia, vete a casa, necesitas dormir.- se levantó y se puso a mi altura.

-No seas cabezota, voy a quedarme contigo...vamos a quedarnos contigo- sabía que le gustaba que hablara en plural,porque le hacia sentir que todo eso era mucho mas real, una tímida sonrisa le apareció en la cara. Se acercó y me abrazó fuertemente.

-Os quiero- dijo mientras dejaba un pequeño beso en mis labios.

-Y nosotros, todo irá bien, te lo prometo.- Dije cerca de su oreja mientras le acariciaba la nuca.

-Quédate aquí, voy a hablar con mi padre para que se vaya a casa.

Cuando Alfred salió de la sala me acerqué a Xus y entonces me permití llorar. Lloré como una niña pequeña, lloré porque estaba realmente asustada y no sabía como afrontar la situación.Lloré porque la persona que había considerado mi segunda madre estaba metida en una cama, llena de tubos y no sabíamos si llegaría a despertar en algún momento.Lloré por mi, por ella y por mi futuro hijo, al que no sabía si llegaría a conocer algún día. Posé una de mis manos sobre su cara dejándole pequeñas caricias deseando con todas mis fuerzas que despertara pronto.

- Tu hermano se lleva a mi padre a casa, he pasado a ver a tu madre, pero ya estaba dormida.¿Cómo se encuentra?

- Está asustada como todos, pero está bien, ahora lo importante es ella- los dos giramos la vista hacia la cama.

-Ven, vamos a sentarnos un poco- dijo mientras tendía su mano hacia la mía y nos dirigía al sofá que se encontraba debajo de la única ventana de la habitación.Él se sentó y yo me acurruqué a su lado posando mi cabeza sobre sus piernas.Acarició mi pelo con una mano mientras la otra la dejaba caer sobre mi cintura.- Intenta descansar, duérmete un rato.

Noté como cada vez los párpados me pesaban más y la respiración de Alfred cada vez era mas lenta y sin darme cuenta me quedé dormida.

Me desperté cuando Alfred intentó levantarse.

-Lo siento titi, sigue durmiendo- dijo muy bajito mientras ponía algo debajo de mi cabeza para que yo pudiera apoyarla. Intenté volverme a dormir pero me fue imposible por lo que me levanté y salí fuera de la habitación.

Allí me encontré a mi Padre,a mi hermano a Alfredo y  a Alfred.

-¿Te encuentras bien?- me dijo Alfred cuando me acerqué a ellos.- no tienes buena cara.

Brillando a oscuras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora