Capítulo 3 - Quédate

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-¡Amaia! ¡Amaia, para por favor!

Aitana corría a toda la velocidad que le permitían sus zapatos para alcanzarla.

-¡Por favor!

Siendo consciente de que su mejor amiga no tenía la culpa de nada de lo que acababa de pasar Amaia decidió parar para explicarse. Aitana aprovechó para agarrarla del brazo, temerosa de que echara a correr de nuevo.

-¿Qué haces?- tenía la respiración entrecortada por el esfuerzo y casi no podía hablar sin asfixiarse- ¿Por qué te vas?

-Aitana lo he visto... Ha venido a los premios... - Ni siquiera hizo falta que pronunciase su nombre para que Aitana entendiera de quién estaba hablando. Nadie más podría hacerla reaccionar de esa manera - Accedí a acompañarte pero esto es más fuerte que yo, es más doloroso de lo que imaginas. No soy capaz, de verdad que no... - los ojos marrones de Amaia brillaban repletos de lágrimas.

-Amaia, lo siento... No tenía ni idea.... No te habría traído de haberlo sabido ¿me crees verdad?

Aitana conocía de primera mano los pedazos en los que se había descompuesto su amiga tras la separación con Alfred. La bomba estalló en pleno mes de julio de 2020: Alfred había sacado su segundo disco en primavera y estaba haciendo una pequeña gira por el país cuando Universal le propuso continuar la gira por Latino América. Amaia la llamó una noche, destrozada y sola en el piso que una vez había sido casa para los dos. Cuando su amiga llegó se encontró un fantasma. Amaia estaba seca de tanto llorar, no dejaba de darle vueltas a la situación intentando converse a si misma de que no tenía otra opción y aún así luchando contra sus ganas de llamarlo y decirle que no, que no podía irse. A Aitana se le pusieron los pelos de punta y estuvo a punto de llorar como su amiga cuando se enteró de lo que había pasado en ese mismo salón hacía un par de horas. Sus dos amigos, sus padres como les gustaba a ellos bromear, las dos personas más especiales que había conocido nunca y que ella pensaba que envejecerían juntas, se habían separado. Apretó a Amaia contra su cuerpo sin dejar de admirar el coraje que había tenido Amaia, pensando en Alfred y en su carrera antes que en su propia felicidad. Los siguientes meses fueron un abismo de oscuridad en la vida de Amaia. Se mudó extra oficialmente al sofá del piso de Aitana. Pasaban el día juntas y cuando llegaba la noche siempre encontraba alguna escusa para no tener que volver al que había sido su hogar. Aitana entendía que era demasiado duro para su amiga volver a aquel lugar y se hacía la tonta para ahorrarle todo ese mal trago, llegando incluso a pedirle ella misma que se quedara con alguna escusa. Se pasaban noches enteras hablando del tema y comprendió que por más arrepentida que estuviera su amiga, el futuro de Alfred tenía que ir siempre por delante. Pensándolo bien cuando estaban juntos, su relación se había hecho al ritmo de las giras y compromisos de Alfred.

Los delgados brazos de Amaia la sorprendieron achuchándola contra ella y sacándola de sus pensamientos sobre el pasado.

-Claro que te creo.

Su voz estaba rota, un reflejo exacto de su propio mundo interior.

-¿Estarás bien?

A esas alturas Aitana ya había entendido que no habría forma en el mundo de hacer volver a Amaia a la gala. Esta última asintió sobre el hombro de su amiga.

-¿Seguro...? – Se miraron un momento a los ojos que brillaban por las lágrimas retenidas - ¿Me llamarás si no? Sabes que no me quedo tranquila...

-Te lo prometo Aiti, de verdad... Olvídate de mí y piensa en el discurso que vas a dar cuando ganes el premio a "Artista más viral del momento" – esto último lo dijo con una voz robótica imitando a un presentador malo de televisión, lo que les hizo estallar en carcajadas. Aitana era con la única con la que conseguía reír en las peores situaciones, tal vez por eso la quería y la necesitaba tanto a su lado. – Te quiero muchísimo y no te lo digo bastante.

Ojalá - AlmaiaWhere stories live. Discover now