Capítulo 9 - Prométemelo

1.2K 92 29
                                    


¡Hola cosas! 

Este capítulo me ha costado un poco escribirlo y la verdad es que no estoy 100% contenta con el resultado pero siento que no podré hacerlo mejor porque ya me he bloqueado con esto... Eso me lleva a preguntaros si ¿os parece que la historia sea lenta? Es que a veces me da la impresión que puede resultar aburrida... 

Por favor me encantaría saber si os parece que no avance o que no pase nada o si se os quitan las ganas de seguir leyendo, porque yo me como mucho el coco...

También es que tengo que sentar las bases, del pasado de los personajes y eso antes de poder continuar con el presente y llegar a lo que todos esperamos... Pero me gustaría saber vuestra opinión.

Y como siempre, 1016+1115 gracias a todos por vuestros comentarios y votos. Menos mal que estáis conmigo en esto.

¡Nos leemos pronto!

_______________________________________________________________________________

Cuando se abrieron las puertas del ascensor, Aitana escuchó el sonido del teclado. Amaia estaba tocando algo, pero no lo reconoció hasta que giró la llave en la puerta y entró al piso. Era una de las canciones del último disco de Alfred. Era la menos comercial, y por lo que había leído en redes sociales, era la canción que menos había gustado, pero sin embargo Amaia se podía pasar horas escuchándola en bucle. Decía que se había alegrado mucho de que al fin, después de dejarla fuera de sus dos primeros discos, Alfred se decidiera a grabarla. Le encantaba sentarse al teclado y tocarla. Ni siquiera la cantaba, aunque obviamente tras todas las veces que la reproducía, se sabía la letra de memoria. Amaia se limitaba a silbar dulcemente la melodía mientras tocaba. La verdad es que nunca cantaba las canciones de Alfred y aunque nunca se lo había preguntado abiertamente, Aitana tenía la teoría de que Amaia escuchaba la voz de Alfred cantándole en el oído, solo para ella, y que la respetaba tanto que no quería empañarla con su voz.

En cuanto la puerta de entrada se cerró, Amaia salió del trance en el que siempre entraba cuando se sentaba al piano y se dio la vuelta para ver como Aitana se quitaba la chaqueta con parsimonia y la dejaba sobre el sofá.

-¡¿Más de la cuenta?! – dijo haciendo referencia al mensaje que había recibido de Aitana. El mismo al que había respondido unas diez veces con emoticonos de impaciencia y puntos de interrogación. Ante aquel grito, Mireia, que había estado durmiendo enroscada en la banqueta, salió disparada hacia la ventana de la cocina - ¡Aitana son casi las 6! ¿Qué mierda estabais haciendo?

Aitana estalló en una carcajada que enseguida intentó tapar con una de sus manos. No quería reírse de verdad que no, y sabía lo duro que debía haber sido la espera para su amiga, pero es que verla histérica haciendo aspavientos con los brazos, la camiseta ancha y el pelo alborotado era una imagen bastante cómica.

Amaia le tiró un cojín a la cara que Aitana atrapó hábilmente y volvió a colocar en su sitio.

-No "ji ji, jajá", no. Ahora me lo cuentas con pelos y señales. Venga siéntate y desembucha – dijo Amaia sacando su lado de madre mandona.

Aitana rodeó el sofá para sentarse a su lado. La situación dejó de parecerle cómica en el momento en que se dio cuenta de todo lo que tenía que contarle.

-A ver... ¿por dónde empiezo? – Fue más para sí misma que una pregunta real - ¿Qué quieres saber?

-Todo.

Eso era obvio. Pero Aitana también sabía que había cosas que era mejor no decirle, al menos si no quería empujarla al abismo.

Le contó que Alfred iba a instalarse en Barcelona y que incluso daría algunos conciertos por España mientras Amaia le sonreía ilusionada, como una niña en la mañana de Reyes. Aitana intentó alargar esos momentos en los que la conversación aún era agradable y se perdió en algunos detalles. Le dijo que lo veía igual que siempre, aunque fuese una verdad a medias porque la realidad es que lo había notado mucho más inseguro que de costumbre. Le habló del restaurante y de lo bueno que estaba todo, describiéndole hasta el último detalle ante la mirada desesperada de su amiga que de haber podido, habría pulsado el botón de avance para llegar a lo que le interesaba.

Ojalá - AlmaiaWhere stories live. Discover now