2.

3.6K 236 127
                                    

Alguna vez...

¿Has perdido una amistad?

.

Su vida resultaba ser caótica en muchos sentidos, aunque realmente eso era lo que le recalcaba su padre cada que algo sucedía, algo que de alguna manera lo afectará, llegaba con sus típicas palabras de "Debes de tener un equilibrio". Aunque le causaba gracia, ese hombre que se refugiaba en su trabajo, diciéndole a su hijo el cual había perdido ciertamente más que el, que consiguiera el "equilibrio".

Pensar en encontrar algún balance resultaba molesto, y aunque su vida se viera desordenada, una serie de eventos desafortunados o guion de película triste de Hollywood, el vivía en lo que cabía bien, a su manera, sufriendo a su manera, lastimándose porque creía alguna veces que era necesario.

Y vaya que lo sabía, al estar frente a esa puerta, esperando impaciente a que fuera abierta, tocando una vez más, contando los segundos en los que no recibía una respuesta.

Apenado por sus propias acciones, se giro disgusto a marcharse, escuchando la cerradura abrirse, y ese clásico rechinar que había memorizado, volvió a girarse, preparándose para ser amable.

—Hey Nino —saludó con una sonrisa fingida, ya comenzaba a cansarse de eso —¿Tienes algo que hacer hoy? —preguntó con timidez, el moreno lo admiro cautivado unos segundos —si te incomoda...

—claro que no viejo —se obligó a sí mismo a intentar sonar amable, con cierta iré de incomodidad.

—¿Sucede algo? —al instante se arrepintió por lo estúpida que soñaba su pregunta.

—es solo que es sorpresivo que un día llegues como si nada hubiera sucedido, preguntando si tengo algo que hacer hoy.

—Nino por favor —suplicó con su mirada, esperando que la amistad que recordaba no se hubiera destruido de todo.

—ve a arruinarle la vida a otra persona Agreste —sin pensarlo cerró la puerta de su departamento, Adrien apretó sus labios, extendiendo su puño para volver a tocar, deteniéndose al rozar la madera tallada, sabiendo que por más que insistiera el no abriría.

Se volteo, dio unos pasos avanzando en dirección a las escaleras, bajando cada peldaño con sus manos dentro de sus bolsillos.

—Adrien, espera —escucho, con una pequeña ilusión se giro sobre sus talones, topándose con dos orbes azules, pero no los orbes azules que el aún esperaba —lamento la actitud de Nino —se aferro a su bata —espero que lo entiendas.

—claro que lo entiendo —camino con lentitud, no queriendo escuchar como esa joven excusaba al que parecía ahora, su ex amigo.

—todo lo que sucedió —susurró obligándolo a detenerse —afecto demasiado a Nino —se abrazo a sí misma —no lo digo por su relación con Alya —ambos sabían que esa era la razón.

—descuida.

—Adrien ¿Te sientes culpable? —el de cabellos dorados parpadeo sin saber que responder, tanto tiempo evitando a toda costa sobrellevar el tema...

—ciertamente eso no algo que sea de tu incumbencia Chloé.

—¡No sé que sucede Adrien! —su voz sonaba quebrada —algunos días Nino despierta y comienza a llorar, se niega a decirme que sucede —exclamó con desesperación —otros se encierra culpándote de todo, es demasiado confuso —se negaba a llorar frente a su amigo de la infancia —no sé que sucedió entre ustedes cuatro pero... —se detuvo para contener un sollozo —pero sí que tu eres el culpable, has arruinado mi vida también.

Alguna vez... [Terminada] Where stories live. Discover now