18

900 119 23
                                    

Alguna vez
¿Sentiste al destino en tu contra?

.

Sus manos se encontraban frías, había escuchado el irritante pipido de aquella máquina en muchas ocasiones, principalmente en películas, incluso a personas tratando de describirlo junto con algunas lágrimas traicionera, sin embargo aquella era la primera vez que lo sintonizaba en vivo. Angustiado recorrió con la mirada la habitación blanquecina repleta de olor a desinfectante y jabón barato, las persianas se encontraban cubriendo el ventanal que daba a un pasillo de aquel hospital, la televisión se hallaba pegada a la pared, a un lado de la puerta había una pequeña mesa con un florero y tarjetas de pésame o de deseos de recuperación; la cama cubierta por sábanas incoloras, a los lados de esta pequeños muebles de madera sostenían un par de documentos y dos controles, era lo que conformaba la habitación de aquel hospital.

—lo dejo solo señor Agreste —escuchó, seguido del resonar de pisadas y el cerrar de una puerta —recuerde que el tiempo de visita es limitado —se limitó a pronunciar.

Chloé reposaba en la cama, con sus párpados caídos, su cabello se hallaba perfectamente peinado, con su olor rubio brillante, sus labios no tenían un color vivas que solían tener, sus pestañas no estaban enchinadas ni mucho menos con rimel, sus pómulos no tenían su clásico rubor, su tono de piel natural había sido remplazado por uno enfermo, sus manos se encontraban perfectamente acomodadas a sus lados.

—Hola Chloé —saludo —hola —repitió —te ves mal —murmuró —muy mal —se acerco para tomar su mano —pequeña tonta —habló entre dientes —aún eres mi amiga y decidiste dejarme —bramo —lamento... Lamento no darme cuenta de que estabas mal —sollozó amargamente, su corazón dolía —despierta por favor —suplicó —sé que no quieres si quiera verme a la cara, pero... Pero... No te vallas, muchos te aman aquí, sigue luchando pequeña tonta.

Se mantuvo en silencio, implorando que despertara, ya que verla en ese estado carcomia su interior obligando a su corazón de quebrarse más de lo que ya estaba.

—debí de estar contigo —susurró —tal vez... Es culpa de todos —exclamó al tiempo que limpiaba con sus manos las gotas saladas que emanaban de sus ojos —y de nadie —agregó con la garganta seca —lo lamento Chloé...

—¿Qué haces aquí? —el rubio crispo al escuchar aquellas palabras, sin pensarlo demasiado dejo que la tela de su camisa absorbiera la muestra de su dolor —¿Qué haces aquí? —repitió logrando así que Adrien lo reconociera.

—puedo preguntar lo mismo —soltó con furia, negándose a girarse para encarar al sujeto, se aferro a la mano de la rubia, temiendo no saltarla

—ella es mi novia —remarcó con una mueca de cansancio —tú no eres nada de ella.

—soy su amigo —tratando de no dejar a los nervios apoderarse de su ser, se giro sobre sus talones, desprendiéndose de la mano adormilada.

—¿en serio? —cuestionó con una sonrisa sarcástica —Adrien, tú no tienes amigos —habló con superioridad, el Agreste aprecio al que una vez fue su amigo, a su lado Luka suspiraba abrumado por la riña que se desarrollaba frente a sus ojos.

—quizás, pero no tengo que abusar de las mujeres para sentirme querido —se encogió de hombros —Audrey no quisiera verte aquí —bramo.

—Chloé es mi... —se detuvo un instante —novia —completo después de varios minutos —tú no tienes nada que hacer aquí.

—Adrien, Nino, no son niños —interrumpió Luka con severidad —y estamos en un hospital —añadió.

—Adrien, por favor marchate.

Alguna vez... [Terminada] Onde histórias criam vida. Descubra agora