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Alguna vez...

¿Lo consideraste absurdo?

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—he escuchado a muchas personas hablar de lo absurdo, que es amar a la misma persona por más de 10 años, tratan de explicar que el amor no es suficiente, mientras yo solo pienso que no lo es, pensando en tus palabras, esas que dijiste después de que Luka me besara, que se puede perdonar, pero a cambio pide la confianza, no puedes tener ambos —susurró —desde ese momento, te molesto que viera a Luka, yo trate de explicarte que estaba ebrio, pero lo comprendí, aquel día todo sucedió muy rápido, discutimos por una tontería, pero terminamos en un cuarto encerrados, tú diciéndome lo mucho que me amabas, y yo solo pudiendo pensar en lo afortunada que era; cuando salimos de aquella habitación, Nino me ofreció una bebida y otra a ti, tus compañeros de universidad te arrastraron a un juego del que pudiste terminar en los suelos, cuando te marchaste Nino me abrazo, volvió a sacar el tema del zoológico, Alya llegó enojada, me miró con odio –narró de una forma apagada —y jamás me sentí tan traicionada, yo solo estaba temerosa, fue entonces cuando llegó Luka, me llevó a la sala en donde comenzó a tocar su guitarra, en un momento me miraste y te mire, alce mis pulgares, hiciste tu señal que ganarías por mi, fue entonces cuando Luka volteo mi cara hacia él, estampó sus labios con los míos, yo me quedé quieta dos segundos, me separé angustiada y le solté una bofetada —soltó un suspiro —llegaste sumamente molesto, lo habías visto todo, tuve miedo, que todo lo nuestro terminará, pero me abrazaste y le gritaste a Luka que no lo querías volver a ver cerca de mí, lo entendí, en ese momento tampoco lo quería cerca, aunque también fue cuando comprendí que un amor como el nuestro, pasaría por tantos obstáculos, que podíamos superar juntos.

Se quedó en silencio, así como toda la habitación, Plagg miraba a su antiguo portador, el cual tenía las facciones endurecida.

—ahora resulta absurdo, porque yo soy el obstáculo, soy demasiado orgullosa como para dañar a alguien y salvarnos a nosotros, amor, alguna vez ¿Lo consideraste absurdo? —río, detrás se escucho la voz del Agreste, cuestionando que corbata debería de usar, un sonoro beso y una rápida despedida, Adrien se preguntó cómo jamás se dio cuenta de que grababa sus notas —porque cada que te miro, con esa alegría, pienso que hago lo correcto, porque creo que al menos ahora, deberías vivir bien sin mi, y después quizás... Bien de nuevo.

La grabación terminó, comenzando inmediatamente la repetición, con su clásico saludo.

Adrien miró el techo de su habitación de adolescente, Plagg a su lado mordía con discreción un trozo de camembert.

—¿Quién tiene a Tikki? —preguntó sin rodeos, Plagg esperaba una explicación de la grabación.

—al ser el portador del Miraculous de la mariquita, tengo prohibido decir su nombre —aquello era una verdad a medias.

—¿Le hizo algo a Marinette? —el kwami floto hasta ponerse delante de él, y asentir con precaución.

—a los dos —confesó —en ese momento ella no sabía el pago —miró a su portador, para después flotar hasta la mano para llamar su completa atención —te mostraré algo, pero Nathalie tiene que venir con nosotros.

—Plagg sabes que no te controlare para que me digas que pasó.

—lo sé, pero no estás listo —se limitó a decir, bajando la mirada al pensar que es algo que diría su cubito de azúcar, ambos miraron a la mujer de cabello negro, la cual asintió y se puso de pie, escribio algo en su celular y pidió que la siguieran.

Adrien se detuvo en la puerta, girandose para observar a su padre, el cual se encontraba mirando la estatua de su madre, esa a la que le había contado sus días, suspiró y entró al automóvil que aguardaba a su llegada, una vez dentro Plagg se recargo en el vidrio, mirando las calles de París.

Alguna vez... [Terminada] Место, где живут истории. Откройте их для себя