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"Últimamente me he sentido triste, y dudaba mucho que alguien se diera cuenta.

Tengo razones para estarlo ¿No es así?

Mi novio esta en la cárcel, claro que después de contarme todo lo que había hecho, no me tomó por sorpresa cuando Luka Couffaine me llamó diciendo que no iba a salir pronto, prisión preventiva, la persona que consideraba mi mejor amigo tan mal, mi padre evitandome, yo sin querer si quiera ver a mi madre.

Pero he estado triste mucho más de lo que quisiera aceptar, desde que era la niña que sonreía y abrazaba a su peluche, solo para no llorar.

O cuando me sentaba junto a Sabrina y no hablaba, mis compañeros murmuraban que quizás me había cansado de ofender tanto el día anterior, que se me había ido la voz o que mi boca estaba irritada por vomitar (Nadie sabía que por la presión metía mis dedos en mi boca), pero en realidad era porque estaba triste.

Cuando sonreía ante las cámaras mientras mi padre daba sus discursos.

Pero era normal ¿Cierto? Era una adolescente con los cambios de humor a flor de piel, solo que a mi me tocaba estar siempre triste.

Creo que siempre he estado triste, de alguna forma u otra; por ser ignorada por mi madre, ser considerada la perra más desquiciada del mundo, la niña mimada, por no tener ningún amigo real, pero sobre todo fue la adolescencia por la que estaba triste y nadie se daba cuenta.

Pero al final lo asimile, que no tendría a alguien que me conociera tan bien, como para mirarme y decir: ¿Qué te pasa? ¿Estas bien?

La última vez que alguien me preguntó si estaba bien, fue cuando mi mayordomo me dio un abrazo antes de entrar a la universidad y antes de que muriera.

Quizás trataba de convencerme de que estaba bien, porque eso me enseñó mi madre después de que entró a cirugía y salió sin su vientre abultado, me aseguro que estaba bien y yo debería de estar bien, se lo creí, tuve que afirmarlo cuando volvió a suceder.

Quizás estaba triste porque mi madre me evitó después de fallar o como ella decía 'Racha de mala suerte', crecí creyendo que estaba bien que aunque fallará (tuviera mala suerte) no levantará la cabeza sin una sonrisa.

Durante estos días he salido en dos revistas, un programa de televisión, he asistido a dos juntas y he organizado una fiesta en el hotel de mi padre.

Sí, nadie se dio cuenta de que estaba triste".

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Dejó sobre una mesa la copia del diario de Chloé, una de las últimas páginas que habían llevado a cerrar el caso como un suicidio (No había mucho que indagar).

El té (su doctor le había quitado la cafeína) que sostenía con su mano derecha quemaba, pero no podía soltarlo, pues en su mano libre cargaba una serie de documentos que Kagami le había ayudado a recolectar.

Desde el incidente con Lila, ambos habían logrado una especie de amistad, Kagami le había ayudado a rondar alrededor del Agreste, hasta ahora habían descubierto un dato interesante, Marinette Dupain-Cheng había dejado notas para el Agreste, no sabían con qué frecuencia eran reproducidas, pero sí había sido testigo de cómo una comenzaba.

Aquello era curioso, el porqué alguien como Marinette le dejaría notas a alguien que abusaba de ella, era toda una incógnita, podría ser que Adrien Agreste hubiera planeado su asesinato con mucha antelación, de ser así la hubiera obligado a grabar cada nota, en el momento de enlazar el supuesto suicidio con el causante de este, se lograría fácilmente deslindar.

Aquello tenía sentido para él, solo tenía que buscar la forma de conseguir una orden, algo que le ayudará a resolver el misterio.

—¡Luka! —una joven de tez blanca se posó frente a él, con una mueca preocupada —está mañana llegó algo —informó, guiandolo a un paso apresurado a la sala de juntas, en donde todos sus compañeros estaban reunidos al rededor de una mesa, mirando concentrados un portátil.

—no, por favor no, no —reconoció al instante la voz, de la única mujer había amado —dime que no —sollozó —¿Por qué me harás hacer esto? —su voz apenas se entendía —¡Yo te amo! —lloró, de una forma tan sincera que erizo los vellos de cada una de sus extremidades —no me hagas esto —otro sollozo —¡No quiero morir! ¡Por favor! ¡Seré mejor! ¡Haré lo que tu quieras! Pero no me hagas esto, mis padres, te aman, yo te amo, lo sabes, no me hagas esto —otro sollozo, junto con un jadeo aterrado y el sonido a champuson.

—lo lamento Marinette —y la segunda voz la reconoció al instante, todos se miraron en silencio, comprendiendo que debía de pasar, pues siguió un grito y el sonido de alguien ahogándose.

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.

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Había pasado dos semanas desde que había decidido descubrir el misterio de las fotografías, estaban encerradas en una caja fuerte en la pared, en esas dos semanas solo había hablado con Nathalie, quien le dio una ligera pista sobre el ladrón de los Miraculous, en su mente estaba un nombre que no se atrevía a pronunciar, la persona a la que le contó todos sus secretos, porque creyó en su amistad.

—y así es como haces un Omelette en menos de tres minutos —señaló, orgulloso, distrayendose de la conversación con la mujer que consideró madre, Alya se mantuvo quieta, observando el huevo en el sarten con duda.

—¿Es comestible? —El Agreste bajó la mirada a su obra de arte, entendiendo la razón de Alya, por lo que trago saliva y lo dejó caer en el bote de basura.

—perdón, Marinette hacía la comida aquí —señaló, avergozandose por decir su nombre, el cual ahora parecía tan lejano —por meses he comido sopas instantáneas y pizza —Alya tocó su vientre, dándole la razón y la vez robándole una carcajada.

—Hey, deja mi estómago —la morena también río, empujandolo para comenzar a sacar cosa de la alacena, un tanto vacía pero funcional.

—¿Ya conseguiste trabajo? —Adrien bajo la mirada, asintiendo avergonzado, a partir de unos días, viviría de las propinas de las personas, en un restaurante.

Esperaba que algo bueno saliera de eso, como en la la land, quizás volvería a encontrar a una mujer a la cual amar (imposible)

—eso es maravilloso Adrien, podrás llenar el refrigerador.

—bueno, si las personas son generosas, y sí alguien me descubre en ese restaurante, con seguridad lo haré —señaló, miró las gafas de su nuevamente amiga, la cual se había estado quedando en su departamento, pues vivir en un hotel no era nada conveniente; no podía admitir en voz alta que sí presencia lo agotaba, ya no podía llorar durante las duchas o cada que se despertaba con él recuerdo del calor de Marinette, no sabía si era algo bueno o algo malo.

—te esperan grandes cosas Adrien, creo que todos lo sabemos —murmuró, el ojiverde se responderle, deteniéndose al escuchar el timbre zumbar, excusándose se encaminó a la puerta, abriendola con una sonrisa, la cual se borró al ver a Luka Couffaine del otro lado, con una sonrisa suspicaz y triunfadora, el fuego corriendo por sus ojos y venas, tenía una satisfacción que a Adrien le costó entender hasta que habló.

—Adrien Agreste, estas arrestado por el homicidio de Marinette Dupain-Cheng.

Alguna vez... [Terminada] Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin