17.

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Alguna vez...

¿Has pensando en la magia del mundo?

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Mantener la mirada en las estrellas le hacía pensar en ella, tal vez porque esas palabras que alguien dijo alguna vez "Cuando una persona muere se convierte en estrella" se mantenía presente en su cabeza, si estiraba sus manos se sentía más cerca del cielo y tal vez alguna vez podría tocarla una vez más.

Sus párpados se mantenían cansados, sin embargo se negaban a cerrarse, su cuerpo se encontraba demasiado agotado para levantarse y regresar a su departamento.

Siguió apreciando las constelaciones al igual que la luna menguante que brillaba en lo alto del cielo.

Se preguntaba si en algún momento también al mirar las estrellas pensaría en su amiga, aquella rubia tan inconsciente decía el.

Esa joven de orbes color cielo era una inconsciente que ciertamente era más valiente que el.

Ante aquel pensamiento su respiración se volvió densa, el pensar en perderla también a ella resultaba desalentador, era cierto que ya no eran amigos, que verse incluso molestaba, pero ella fue una de las primeras personas en tenderle una mano, y sin duda se merecía un reconocimiento.

Había presenciado el intento de suicidio de Chloé en primera fila, había escuchado a su cuerpo golpear contra el pavimento, tal como un costal de papas, o bueno, con esas palabras lo habían definido los medios, no podía culparlos, era mejor crear una mentira a recordar constantemente aquel sonido perturbador, con el que desde hace días se despertaba por las mañanas, formó un puchero con sus labios al tiempo que se mantenía inmóvil.

Las estrellas centellaban aunque tal vez se trataba de un avión, a los cuales ciertamente les temía, en colocar un pie en este imaginaba los peores escenarios, aunque nunca había sufrido algo parecido, un avión había chocado contra su mundo y sinceramente había destruido su alrededor.

Por fin cedió ante el cansancio, cerrando sus ojos soltó un suspiró, dejándose envolver por los seductores brazos del sueño, aunque las pesadillas eran como lobos hambrientos esperando a que cediera para devorarlo.

Aquellos sueños con Marinette deberían ser mágicos, no una tragedia que deseara olvidar a la mañana siguiente.

.

Al despertar lo primero que noto fue que el escenario sombrío de la noche había cambiado a uno más iluminado, el sol brillaba y las nubes se paseaban orgullosas a su lado.

—genial Adrien —fue capaz pronunciar, su cuello dolió al intentar moverse, una cosa más seria agregada a su lista invisible de sus pésimas decisiones.

Tomando las energías retomadas logró ponerse de pie, para después recoger sus cosas y regresar a su departamento, guardando la llave de ingreso a la bolsa trasera de su pantalón fue abandono el lugar.

Al llegar a lo que podía llamar hogar, observó su alrededor, al observar la hora recordó que era momento de ir a trabajar, una vez más lo repetía, regresar al mundo real resultaba ser demasiado agotador, su cuerpo y mente suplicaban que se detuviera, volvía a esos primeros días de la muerte de Marinette, sin poder ingerir más que café y un par de galletas, sin poder descansar debidamente, con pesadillas contantes, con dolores de cabezas y esas ilusiones malditas (como les había apodado el)

Al localizar sus llaves se agacho a recogerlas, suplicando en silencio no desplomarse aquel día.

Aunque no sabía a quién se lo suplicaba en realidad.

Alguna vez... [Terminada] Where stories live. Discover now