46. Despedida.

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Alguna vez...

¿Amaste a Marinette Dupain-Cheng?

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Gabriel miró a Audrey con un pose serio, dio un suspiro mientras escuchaba las palabras agrias y lejanas de un regaño que solo hacia que ahora ella quisiera saltar, miró al rubio recostado en la cama con una venda cubriendo su cabeza, pensó en que quizás cuando vio a Adrien a punto de lanzarse, debió lanzarse primero, de la conmoción él se hubiera detenido.

Claro que Adrien no había caído, logró atraparlo y de sus gritos la seguridad del edificio la ayudo, tuvo miedo de soltar a Adrien y perderlo de la misma forma que perdió a su hija.

Llevó sus manos a su pecho, ya no tenía edad para esas emociones, cuando logró ponerse de pie termino desmayandose en los brazos de un oficial.

Parecía que al final, después de tanto esfuerzo solo había conseguido que dos guardias la esperarán afuera de la habitación, pues al parecer Alya había cumplido su palabra de ir con la policia.

—Adrien solo se desmayo, va a estar bien —dijo, interrumpiendo el discurso de Gabriel —solo le confesé que todo es por mi culpa, sufrió una contusión, va a estar bien —repitió —sabes que no quería que nada de esto sucediera.

—hubieras pensado en eso cuando comenzaste a amenazar a Marinette.

—yo no hice que saltará... No sabía que lo haría —susurró —pero trate de arreglarlo y eres consciente de eso.

—Audrey, creo que desde un principio debista saber que no iba a funcionar tu tonto experimento, Adrien no puede saber eso –se cruzo de brazos —más porqué sería más doloroso el castigo —murmuró, Audrey lo observó precavida.

—¿Quieres seguir ocultandole cosas? —preguntó com rabia —si Marinette no lo hubiera desde un principio...

—tú la amenazaste y no hubiera tenido sentido que lo hiciera desde un principio, todo era el destino de Marinette —soltó con frialdad, dirigiendole una mirada envenenada, Audrey tembló un poco, ya había sido destruida por Gabriel una vez y de nueva cuenta, ya no tenía edad para soportarlo —ahora debo pedirte que salgas, no creo que tu presencia sea agradecida por Adrien —Audrey abrió la boca pero después la cerró sabiendo que no podía discutir.

–tengo a Plaga –soltó, recibiendo un suspiro del Agreste —creo que ya no tiene sentido que lo tenga conmigo... Sé que luche para recuperarlo, incluso confundí a Nathalie, pero no fui capaz de obligar a alguien más a cumplir mi deseo —mencionó buscándolo entre sus bolsillos, para después tomar la mano del rubio y colocar el anillo, el cual perdió su color negro al momento.

—ya fuiste capaz de asesinar una vez... —mencionó para sí, Audrey hizo una mueca de dolor.

—mi nombre es Plagg —recordó el gato quien la miró con asco, una a la que la de ojos azules estaba acostumbrada, después se acercó hasta su portador y sonrió al descubrir que no estaba verdaderamente dormido —Gabriel ¿Tienes queso? —preguntó, el de gafas parpadeó confundido —hace semanas que no pruebo bocado —exclamó con falso pesar —¿Consigues camembert? —el mayor asintió con pesadez —y Audrey, por favor no te vuelvas a acercar a mi portador al menos que él lo quiera —la rubia bajo la mirada avergonzada, el gato espero sobre las sabanas hasta que ambos abandonaron por completo la habitación.

—¿Jamás dejaras de pensar en camembert? —preguntó con gracia, abriendo los ojos y acomodándose en la cama, ambos se miraron con una sonrisa.

—soy un gato que sabe lo que quiere —miró al subió hasta correr a su pecho y abrazarlo —¿Solo fue un golpe?

—solo fue un golpe —el gato se apartó.

Alguna vez... [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora