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Alguna vez...

¿Dudaste de ser madre?

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La noticia había helado todo su cuerpo, la náuseas habían incrementado, pronto sintió que el aire no llegaba a ella, sus ojos se cerraron mientras le suplicaba a Tom que la salvará.

Todo giraba, moriría, claro que moriría en ese momento, se había enterado de la peor manera, no podía, carajo, no podía.

Cerro sus ojos, soltandose a tropezones para huír de esa escena, no podía respirar, su corazón palpitaba tanto que creía que explotaria pronto, escucho un claxon alarmente claxon, pronto cayó golpeándose con cemento duro, no le importaba, en ese preciso instante no.

¿Cómo debería de reaccionar una madre al enterarse que su hija se había suicidado antes de poder vivir el sueño que tenía desde que era una niña?

Al menos Sabine Dupain-Cheng, vivió un ataque de pánico que sí hubiera tardado sólo un par de segundos más, se hubiera llevado su vida.

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Adrien observó la puerta frente a él, respirando profundamente antes de extender su mano y tocar, así como muchos meses antes, cuando Chloé Bourgeois seguía con un brillo en su mirada y André Bourgeois seguía vivo.

Esta vez no lo golpearia, ni lo insultaria, mucho menos intentaría ser su amigo, esa vez solo quería saber como debería de sentirse ante esa información que le habían dado.

Espero paciente, hasta que la puerta dejó ver a lo que el clasificaria como... La peor escoria que había pisado la tierra.

—¿Se te perdió algo? —preguntó automáticamente, demasiado a la defensiva, cosa que al parecer del Agreste, no le quedaba

—pues —retuvo las lágrimas, las mismas que derramó toda la noche anterior —¿Podríamos conversar?

—depende de lo que quieras hablar Agreste.

—es sobre Marinette —se limitó a decir, observando el gesto de indiferencia —no quiero discutir, solo quiero saber algo —ese algo que heria su corazón.

—adelante —se apartó, dejándolo pasar, a ese lugar en el que habían compartido risas en grupo, cuando Nino estaba con Alya, antes de que Adrien le propusiera matrimonio a lo que seguiría considerando (a pesar de los engaños) el amor de su vida —¿Quieres una cerveza? —se limitó a negar ante la cuestión, sentándose en el sillón color salmón que si su memoria no le fallaba, había elegido Alya, que él ayudó a acomodar mientras Marinette lo observaba emocionada desde la puerta (muchas semanas antes de que ella le propusiera mudarse juntos), recordo que esa tarde se durmieron abrazados en ese mismo sillón, también que en Alya derramó un poco de vino en el sillón de enfrente durante la celebración de su matrimonio —¿Muchos recuerdos? —preguntó al sentarse en el punto de mira de su ex amigo.

—algunos —se limitó a contestar, escuchando el ruido exterior.

—ahora dime que querías preguntar—Nino se acomodo, esperando cualquier reclamo o pregunta, menos claramente, la que realizó.

—¿Era tu hijo? —soltó con simpleza.

—espera —dio un trago a su cerveza, para soltarse a reír como un maldito psicópata —que buen chiste Adrien, ahora sí que eres un comediante —volvió a beber, conteniendo las carcajadas que parecían querer brotar sin su consentimiento.

—por favor Lahiffe, pensé que podríamos tratar este tema...

—eso pensaste tú, nadie hizo que lo hicieras, siempre Adrien Agreste siendo superior —rodó sus ojos.

Alguna vez... [Terminada] Where stories live. Discover now