5. 『Pequeños Milagros』

2.9K 442 110
                                    

Con la cena acabada y los platos lavados, Yoongi tomó un libro de la estantería aunque la luz era tenue, mientras que Jin continuaba limpiando, frotando las paredes aunque parecían inmaculadas. El estaba empezando a cruzar un deseo obsesivo de limpieza, pero quizás esa era su manera de sentirse cerca de casa. Miré alrededor de la habitación, buscando algo que pudiera hacer. El tiempo en el reino de los cielos no existe, y por lo tanto no es necesario llenarlo. Encontrar cosas que hacer en la Tierra era un propósito de vida.

Yoongi debió darse cuenta de mi malestar porque cambió de opinión sobre la lectura y asomó la cabeza por la puerta.

—¿Por qué no vamos a dar un paseo y a ver la puesta de sol? — sugirió.

—Gran idea —sentí como mi ánimo se levantaba de inmediato—. ¿Vienes Jin hyung?

—No hasta que suba y traiga algo de abrigo para llevar —dijo—. Hace frío de noche.

Rodé mis ojos por su precaución. Yo era el único que sentía frío, y tenía puesto mi abrigo. Jin y Yoongi habían entrenado su cuerpo para mantener la temperatura normal en visitas anteriores, pero yo todavía tenía un largo camino que recorrer.

—Tú ni siquiera sentirás frío —objeté.

—Ese no es el punto. Si ven que no sentimos frío, llamaremos la atención.

—Hyung tiene razón —dijo Yoongi—. Mejor jugar seguro

Desapareció escaleras arriba y regresó con dos chaquetas voluminosas. Nuestra casa estaba en lo alto de la colina, así que tuvimos que serpentear a partir de allí una serie de escalones de arenosa madera antes de llegar a la playa. El camino era tan estrecho que teníamos que caminar en una sola fila.

Yo no podía dejar de pensar lo conveniente que sería si pudiéramos liberar nuestras alas y bajar de una vez a la arena de abajo. No les dije mi pensamiento ni a Jin ni a Yoongi, pensando en la conferencia que se produciría si lo hacía. Sabía lo peligroso del vuelo en estas circunstancias. Por lo tanto, teníamos que dar los mortales pasos, todos los ciento siete de ellos, antes de llegar a la orilla.

Me quité los zapatos para saborear la sensación de los granos de arena bajo mis pies. Había muchas cosas que notar en la tierra. Incluso la arena era compleja y cambia de color y textura en los lugares donde el sol la golpea. Aparte de arena, la playa cuenta con otros tesoros: conchas perladas, fragmentos de vidrio suavizados por el movimiento del agua, la ocasional sandalia media enterrada o la pala abandonada, y pequeños cangrejos blancos hundidos en los pequeños agujeros de las rocas. Estar tan cerca del océano traía un montón de sensaciones.

Fue emocionante para mis sentidos, que parecían hacer rugir a mi vida, llenando mi mente con el ruido, que cedió y se encabritó nuevamente de forma inesperada. El sonido dañó mis oídos, y el fuerte aire salado me arañó la garganta y la nariz. El viento se agitaba en mis mejillas, dejándolas rosadas. Amaba esto cada vez más. Cada parte de ser humano traía consigo una sensación nueva.

Caminamos por la playa, perseguidos por las espumosas olas de la marea que venía. A pesar de mi decisión de mantener un mayor auto-control, no pude resistir el impulso de mojar a Jin empujando el agua con mi pie. Miré hacia atrás para ver si estaba molesto, pero el sólo miraba si Yoongi estaba lejos como para darse cuenta de nuestra represaría. Envió un arco de agua en el aire, que como joyas dispersas cayeron sobre mi cabeza.

Nuestras risas llamaron la atención de Yoongi, que movió la cabeza con asombro por nuestras payasadas. Jin me guiñó un ojo e hizo un gesto en su dirección, sabía lo que tenía en mente y estaba más que feliz de cumplir. Yoongi casi se cayo al notar el peso extra cuando salté hacía atrás y envolví mis brazos alrededor de su cuello. Soportó mi peso con algo de dificultad y empezó a correr por la playa algo rápido que el viento hizo un silbido en mis oídos. En su espalda me sentí más como mi viejo yo de nuevo. Me sentía más cerca del Cielo y casi podía creer que estaba volando.

Halo『KookTae』Where stories live. Discover now