27 (II). 『Jugando con fuego』

1.1K 181 94
                                    


El agua estaba chapoteando alrededor de mi cintura en el momento que Jin y Yoongi me encontraron. Estaba temblando, pero apenas me di cuenta. No me moví ni hablé, ni siquiera cuando Yoongi me sacó del agua y me llevó de regreso a nuestra casa. Jin me ayudó en la ducha, y media hora más tarde regresó para volver a ayudarme, cuando me había olvidado dónde estaba y me quedé de pie bajo el golpeteo del agua. Yoongi me trajo algo de cenar, pero no podía comer. Me senté en mi cama, mirando al vacío y sin hacer nada sino pensar en Jungkook y tratando de no pensar en él al mismo tiempo.

Esto me hizo darme cuenta hasta qué punto me sentía seguro con él. Ansiaba su tacto, su olor, incluso la conciencia de que él estaba cerca. Pero ahora parecía estar a kilómetros de distancia, y sin poder llegar hasta él, y ese conocimiento me hizo sentir a punto de desmoronarme.

Cuando el sueño por fin llegó, fue un alivio feliz, aunque sabía que por la mañana volvería a empezar de nuevo.

Pero me perseguía hasta en mis sueños. Esa noche tomó un giro más oscuro.

Soñé que estaba fuera del faro de la costa en un naufragio.

Estaba oscuro y apenas podía ver a través de la niebla, pero había una figura arrugada en el suelo. Cuando él se quejó y dio la vuelta, reconocí al instante la cara de Jungkook. Grité y traté de correr hacia él, pero una docena de pares de manos húmedas se acercaban y me detenían. JiHan se acercó desde el faro, con los ojos tan brillantes y agudos como fragmentos de vidrio.

Su pelo oscuro estaba peinado hacia atrás de su rostro, y estaba vestido con un abrigo de cuero negro y largo con el cuello levantado contra del viento.

―No quería que llegáramos a esto, Taehyung ―canturreó―. Pero a veces no nos queda otra opción.

―¿Qué estás haciendo con él? ―sollocé cuando Jugkook convulsionó en el suelo―. Deja que se vaya.

―Estoy haciendo lo que debía de haber hecho hace mucho tiempo, ―gruñó JiHan―. No preocupes, será sin dolor. Después de todo, él ya está medio muerto...

Con un movimiento de su muñeca él arrastró a Jungkook de abajo arriba y lo empujó hacia el borde del acantilado. Jungkook habría derrotado a JiHan en un instante si se hubiesen enzarzado en una pelea física, pero no podía competir contra los poderes sobrenaturales.

―Dulces sueños, niño bonito ―dijo JiHan cuando los pies de Jungkook se deslizaban desde el borde del acantilado.

Mis gritos fueron tragados por la noche.
Los próximos días pasaron en un borrón. No me sentía como si estuviera viviendo realmente, sino sólo observando la vida desde la barrera. No fui a la escuela, y mis hermanos no intentaron que lo hiciera.

No comí mucho; Y no salí de la casa, de hecho, casi no hice otra cosa que dormir. El sueño era la única manera de escapar del dolor de la nostalgia por Jungkook.

Yeontan era mi única fuente de consuelo. Parecía sentir mi angustia y pasó todo su tiempo conmigo, me hacía sonreír con sus juegos. Tomaba la ropa de mis cajones abiertos y los extendía alrededor de mi cuarto; se enredaba en el hilo que Jin está tejiendo y tenía que liberarlo; y se llevó un paquete entero de premios de comida a mi cuarto con la esperanza de ser recompensado con uno. Estos pequeños trucos me ofrecían pequeños indultos del interminable silencio y el vacío que se extendía ante mí, pero una vez pasados volvía a caer pesadamente de nuevo sobre mi estado de coma y vacio.

Jin y Yoongi se volvieron más preocupados por el día. Me había convertido en el fantasma de una persona y un ángel, ya no contribuía en nada a la familia.

Halo『KookTae』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora