30.『El ascenso del infierno』

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Por mucho que lo intentara, no podía aceptar la propuesta de Yoongi de aguardar hasta conseguir ayuda divina. No parecía propia de él reaccionar con tanta cautela, lo cual me decía todo lo que necesitaba saber: JiHan era una amenaza seria. Y no podía quedarme sentado en casa de brazos cruzados mientras que Jimin estaba en sus garras.

Jimin había sido mi primer amigo en SunCheon. El me había tomado bajo su protección, había confiado en mí, y había hecho todo lo posible para que me sintiera integrado. Si Yoongi, de entre todas las personas, no se sentía seguro de actuar solo, entonces algo estaba terriblemente mal. Así pues, no me lo pensé dos veces. Sabía exactamente lo que tenía que hacer.

—Voy a hacer algunas compras al súper —le dije a Yoongi, intentando mantener una expresión impasible, así no podría detectar que mentía.

Mi hermano frunció el ceño. —No falta nada. Jin abasteció la nevera ayer.

—Bueno, necesito hacer algo para mantener mi mente fuera de este lío con JiHan —dije, intentando una táctica diferente. Yoongi me escrutó con la mirada, entornando sus ojos, sus rasgos volviéndose serios. Tragué saliva. Mentirle nunca era fácil—. Sólo necesito salir de esta casa.

—Iré contigo —dijo él—. No quiero que salgas solo, dada la situación actual...

—No estaré solo —insistí—. Estaré con Jungkook. Además, estaré fuera sólo diez minutos. —Me sentí muy mal por mentirle a la cara, pero no tenía otra elección.

—No seas tan duro. —Jin palmeó el brazo de mi hermano. El siempre se apresuraba a confiar en mí—. Un poco de aire fresco les sentará bien.

Yoongi frunció los labios y enlazó sus manos tras su espalda.

—De acuerdo. Pero regresen aquí directamente.

Cogí la mano de Jungkook y lo arrastré fuera de casa. Él puso en marcha el Chevy en silencio. Al llegar al final de la calle, le dije que doblara a la izquierda.

—Tienes un sentido de la orientación fatal —bromeó, pero la sonrisa no llegó a sus ojos.

—No iremos al supermercado.

—Lo sé —dijo Jungkook—. Y creo que estás loco.

—Tengo que hacer algo —dije tranquilamente—. Ya se han perdido vidas por culpa de JiHan. ¿Cómo vamos a vivir con nosotros mismos si Jimin es su siguiente víctima?

Jungkook no parecía muy convencido. —Tae ¿tú realmente crees que te voy a llevar directamente a la guarida de un asesino? El tipo es inestable. Escuchaste lo que dijo tu hermano.

—No se trata de mí —dije—. Y no estoy preocupado.

—¡Pues yo sí! ¿Te das cuenta del peligro al que te estás exponiendo?

—¡Es mi misión! ¿Para qué crees que fui enviado aquí? No sólo para vender insignias y trabajar en comedores de beneficencia. ¡También para esto! ¡Esto es nuestro reto! ¡No puedo darle la espalda sólo porque estoy demasiado asustado!

—Quizá Yoongi está en lo correcto. A veces es más sensato tener miedo.

—Y a veces hay que hacer de tripas el corazón —insistí.

Jungkook empezó a exasperarse. —Mira, bajaré al cementerio y traeré a Jimin. Tú te quedarás aquí.

—Qué gran idea —dije sarcásticamente—. Si hay una persona a la que JiHan odia más que a mí, eres tú. Mira Kook, puedes venir conmigo o quedarte en casa. Pero de cualquier forma iré a ayudar a Jimin. Entiendo si no quieres ser parte de esto...

Halo『KookTae』Où les histoires vivent. Découvrez maintenant