Capítulo 2.

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Antes.


Se abre la puerta y por la forma en que la han abierto sé que es mi madre, resoplo internamente ¡quiero dormir!

- Toma el móvil, es Sara – cuando me giro, tengo el teléfono a varios centímetros de mi cara y en efecto, el nombre de mi amiga Sara está en la pantalla. Cojo el móvil y espero a que mi madre haya salido y cerrado la puerta antes de contestar.

- Hola ¿qué pasa? – cierro los ojos.

- Tía como no me dices que has perdido el móvil – frunzo el ceño, de qué está hablando.

- ¿Eh de qué estás hablando? – hay una larga pausa al otro lado.

- Natalia te acabo de llamar hace unos minutos y me lo ha cogido un tío – me levanto de la cama y cojo la mochila del suelo y empiezo a sacar absolutamente todo lo que hay dentro hasta, en efecto mi móvil no está por ningún lado. Un sudor frío me recorre la nuca, mierda, me va a caer la bronca del siglo, joder – tía – vuelvo a llevarme a la oreja el teléfono de mi madre – sigues ahí – me interpela Sarita.

- Sí, perdona es que estaba mirando a ver si estaba en la mochila, me van a caer las siete plagas de Egipto – gimoteo – no voy a tener otro móvil hasta que acabe la carrera o me vaya de casa que en este caso vienen siendo lo mismo.

- Relájate y déjame contarte cómo he sabido que has perdido el móvil antes que tú – joder, es verdad, si seré imbécil.

- Soy toda oídos, ilumíname –

- Pues a ver...-

Después de media hora escuchando con excesiva atención estoy casi tan confundida como al inicio de la conversación.

- ¿Pero estás segura de que ha dicho que quiere devolvérmelo? – Afirma contundente por enésima vez – no me fio, todo esto es demasiado raro, muy de película absurda que te provoca tanta indignación que hasta tirarías la tele por el balcón después de haberle gritado a la protagonista lo estúpida y deficiente que es. Y yo no soy ni estúpida ni deficiente, ni mucho menos la prota de una peli mala de la hora de la siesta.

- ¿De verdad que a veces me pregunto cómo cojones puedes ser tan dramática y montarte películas con tanta facilidad? –

- Lo que yo sí me pregunto es cómo es que aun te sorprende, eso sí que no tiene ningún sentido.

¿Qué hago, llamo o no llamo? Es decir, obvio quiero recuperar mi teléfono, pero seamos realistas, estoy acojonada, en estos momentos estoy reviviendo cientos de escenas en miles de películas, sí he visto demasiadas, y todas con el mismo argumento y todas acaban igual. Chica estúpidamente "inocente" cae en una absurda trampa y como mínimo acaba tirada en una cuneta o degollada en el fondo de algún lado o río.

<<Venga, Natalia joder no seas una cobarde>> como si eso fuera tan sencillo.

Miro el post-it naranja donde he apuntado el nombre y el número que me ha dado Sara y lo marco en el teléfono de mi madre, a continuación conecto los cascos.

Da tono, eso es buena señal, no es un número falso

- Frederick König, Wie kann ich dir helfen? – aprieto los ojos y el móvil con más fuerza de la necesaria ¿a quién demonios he llamado?

- Lo siento, creo que he marcado el número equivocado –

- ¿A quién busca? – rápidamente echo un ojo al post-it. Frederick, frunzo el ceño. ¿Tiene mi móvil un guiri alemán? ¿Really?

- Al parecer a usted, al señor König –

- ¿Y para qué? – dios que tono de petulante, que nerviosa me está poniendo.

- Una amiga, Sara, me ha dado su número de teléfono, al parecer tienes mi móvil – se ríe ¿enserio? No recuerdo haber dicho ningún chiste.

- ¿Cómo puedo saber que estás diciendo la verdad? – qué, lo que me faltaba, este tío es idiota.

- ¿Es enserio? –

- ¿Lo dudas? – resoplo.

- El fondo de bloqueo es una foto del London Eye de noche, la hice yo hace unos años cuando estuve en Londres. El fondo de pantalla es dentro del Museé de Orsay, del reloj y esta mañana en la universidad cuando nos hemos chocado todos mis apuntes han salido volando ¿algún otro dato que necesites para corroborar mi identidad? –

- Con eso será suficiente, gracias. Mañana temprano te mandaré un mensaje con el día, la hora y el sitio dónde nos encontraremos, buenas noches –

- Espera – grito antes de que cuelgue – yo tengo clase por la mañana, así que solo puedo quedar el martes por la mañana que no tengo clase, el resto de días es imposible – oigo un bufido al otro lado de la línea y el movimiento de unas hojas.

- El martes entonces, a las 12:30 en punto en la Castellana, te mandaré un mensaje concretando el sitio – cuelga. La vida se está riendo en mi puta cara de verdad.

¿En la bendita Castellana, es que no había una maldita avenida más larga en Madrid en la que quedar? << A ver tampoco te pongas demasiado exquisita, da gracias de que el hombre haya tenido la deferencia de adaptarse a tus peticiones sobre el día y deja de quejarte>> Cierto, hay que ser agradecida a pesar de que me tenga que comer media hora en el transporte público, solo para la ida, más lo que tarde en encontrar el sitio que se le antoje al señor.

Mejor me voy a dormir, que mañana será un día muy largo y por la noche la cena con Sarita y Tere.

LIES.Where stories live. Discover now