LIES.

Capítulo 19 Fin

Los últimos días han sido un locura y un alivio a partes iguales. Por un lado, la locura se debe al mal ambiente y a la tensión que hay en la casa entre Frederick y yo desde que discutimos hace dos semanas. Por otro lado, el alivio viene dado por la falta de convivencia, mi horario en la universidad y en la academia de alemán me permite no tener que verle la cara en todo el día. Además, tampoco ha habido ningún compromiso familiar.

El único momento del día que nos vemos obligados a compartir a diario es la cena. Pero, de forma habitual nos sentamos separados, cada uno en una punta de la mesa (es una mesa para 24 comensales), sin embargo, cuando he bajado hoy a cenar mi plato está al lado del suyo.

No voy a caer en provocaciones, estiro el brazo para coger mi plato y ponerme en mi sitio. Me agarra del brazo.

- Siéntate – exige

- Quítame las manos de encima – no sólo no lo hace, sino que tira de mi hacia abajo para que me siente - ¿qué pretendes comportándote así? –

- Ya te lo dije el otro día. Las cosas se hacen a mi manera o no se hacen. Te pago para que me obedezcas no para que hagas lo que te de a ti la gana – aprieto la mandíbula y tiro de mi brazo para soltarme de su agarre. Con la otra mano cojo el plato de sopa y se lo tiro a la cara.

Pego un grito y me suelto de su agarre. Me levanto de la silla y salgo corriendo hacia la puerta principal, salgo de la propiedad y sigo corriendo calle abajo. Cada pocos segundos miro detrás de mi a ver si veo a Frederick o a Viktor. Si han salido corriendo detrás de mi tengo las de perder. No sólo tienen las piernas más largas que yo y por tanto sus zancados son más grandes, sino que también están más en forma.

Oigo un fuerte pitido y vuelvo mi vista al frente, pero es demasiado tarde. Un instante después siento un fuerte impacto a la altura de la cadera.