Capítulo 14.

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Ahora.



Cuando una semana antes empecé a hacer la maleta no supe muy bien que llevarme. Por un lado, me hubiera gustado llevarme toda la habitación con todos sus recuerdos, pero no solo era inviable sino que no tenía ningún sentido, así que opte por lo que me pareció más imprescindible; ropa, zapatos, mis libretas, un álbum de fotos, el maquillaje. Por suerte conseguí reducirlo todo a dos maletas de 5 kg y una maleta de mano. Todo lo demás se lo deje a mis hermanas pequeñas.


La tarde de antes comí con mis amigas más cercanas: Ana, Sara, Maryam, María y Lara. El momento de la despedida fue muy amargo.


Al aeropuerto al día siguiente solo me acompañaron mis padres y mis hermanas. Frederick me esperaría en Berlín. Después de pasar el control de la policía y ver cuál era mi puerta de embarque, me giré una última vez y les lancé un beso al aire, y seguí las indicaciones hasta el aseo más cercano. No fui capaz de aguantar las lágrimas durante mucho más tiempo. Aún hoy recuerdo esa sensación de asfixia.

La noche anterior me tomé una pastilla para dormir y esa mañana un tranquilizante por eso estaba tan ida y desdibujada. 

Para ser sincera cuando me acuerdo de ese día creo que me dio una falta de espíritu e iba arrastrando los pies sin saber muy bien lo que estaba sucediendo a mí alrededor.


Supongo que el primer indicio del error que estaba a punto de cometer fue que el avión llegase dos horas tarde a Barajas. Lo primero que hice fue llamar a Erick para decirle que llegaría tarde.


No tendría que haberme subido a ese avión.

LIES.Where stories live. Discover now