2: Plan B

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—¿Qué?—comencé a reír, sabía que esto no era una broma al ver sus caras tan serias, pero lo único que podía hacer era reír histéricamente y me senté como mi abuelo me dijo, cuando termine los mire sin entender ni un poco que estaba pasando—. ¿A que se refieren?
—Hay un asesino suelto, Laila— mi abuela dudo antes de seguir hablando—. Sirius Black, es un fugitivo de Azkaban.
—¿Sirius...Black?—pregunté sin entender, mhm...que nombre tam curioso, pero era imposible, nadie podía salir de Azkaban, él debía ser el primero.
Mi abuelo asintió.
—¿Y que? Hay asesino sueltos en todo el mundo—dije sin entender su argumento—. Además Hogwarts es el lugar más seguro...
—¿Además de que casi te mata un basilisco ahí?—mi abuela preguntó con dureza.
—...que fue completamente mi elección—le respondí—. Muy bien, Hogwarts esta mas que protegido contra amenazas externas, además, nadie no va a ir a Hogwarts por que un tal Sirius Black está suelto.
—¿Si nadie pasa de curso tú tampoco lo harás?—preguntó mi abuela.
Me quede en silencio.
—¡Laila!
—¡Sigo sin entenderlos!—dije alterándome.
—Él...él era un partidario de...de Voldemort, un fiel sirviente de él—me dijo mi abuela Tina, lo explicaba con odio en su voz.
—¿Y que hay de mi educación?—pregunté, pensando que este argumento los persuadiría.
—Desde que avisaron la fuga de Black, tu abuelo y yo hemos hablado de un cambio...también estábamos escribiéndole a Dumbledore sobre esto...
—¿Sobre que?—no me gustaba a donde se dirigía la conversación.
—Pensamos que sería mejor si te cambiáramos a Ilvermoony, así estarás a salvo.
Crack
Estaba mareada, sentía que me iba a desmayar. No podían...no podían mandarme a otro país, otro continente, no...no...no tenía sentido, no podían hacerlo.
—¿Qué...qué hay de mis amigos?—pregunté, de verdad que tenía ganas de llorar de solo pensar que todo esto era verdad.
—Oh cariño—mi abuela me vio con dulzura—. Harás amigos nuevos en solo tu primer día, ya verás, eres una niña de lo más simpática Laila.
—¡No quiero a nuevos amigos!—grite—. ¡Quiero a Harry, Hermione y a Ron! ¡Mi casa no es ninguna de Ilvermoony, soy una Gryffindor!–luego vi a mi abuelo, que no había pronunciado palabra—. Abuelo, abuelo por favor dime que no piensas lo mismo, dime por favor que no me sacarás de Hogwarts ¡tú estudiaste ahí!
—Laila, mi cielo, el año anterior casi te mueres por seguir a tus amigos a detener un basilisco.
—Si esto es por Harry o Ron, nunca dejaría de ser su amiga, jamás.
Mi abuelo suspiró.
—Laila, yo te mentí—dijo, poniéndose una mano en la frente y suspirando—. No me expulsaron por mi, no fue mi culpa, fue mi amiga Leta, no quería que la expulsaran...así que yo tome la culpa por ella, no quiero que tú hagas lo mismo.
—¿Y te arrepientes?—pregunté.
—Laila...
—¿Te arrepientes?—insistió.
—No–respondió suspirando.
—Abuelo Newt tu más que nadie sabes es como es estar alejado de Hogwarts.
–Ya hemos mandado una carta a Dumbledore, solo hay que arreglar un par de cosas para tu traslado, y además tu varita...
—¿¡Qué hay con mi varita?!—pregunté más fuerte de lo que quise.
—Te compraremos otra, la que tienes no es apropiada para ti, la...la devolveremos.
—¿¡Así que me van a quitar mi varita!?—mire a mi abuela enojada—. ¿También quieres sacrificar a Gabe en el patio?
—¡Laila, no le hables así a tu abuela!—me regaño mi abuelo en...años.
—Es que...es que...como...¡¿Como me quitan todo lo que me importa?! Mis amigos, Hogwarts, mi varita...—me estaba faltando el aire—. ¡Si mi madre estuviera aquí ella no haría esto!
—¡PERO NO LO ESTÁ!—gritó mi abuela Tina desesperada—. Ya me quitaron a mi Lizzy, eres mi bisnieta Laila, no quiero que te pase lo mismo.
—Abuelo, por favor—suplique pero el desvío la mirada.
Cerré los ojos, sintiendo que picaban, tome el periódico antes de darme media vuelta y correr escaleras arriba hacia mi habitación.
—¡Laila!

🌙

Había trabado mi puerta con llave y había comenzado a llorar, mis abuelos habían tocado la puerta pero no les abrí en ningún momento, esto no era un berrinche, esto era arrancarme de mi vida. Escuchaba los arañazos de los Kneazles en mi puerta pidiéndome entrar, estaba llorando contra mis almohadas, y mis bowtruckles estaban alrededor mío tratando de consolarme, Castiel y James estaban limpiándome las mejillas que estaban llenas de lágrimas, pasando sus pequeñas ramitas, mientras trataba de controlar mi respiración.
—No...no...pueden obli-obligarme—dije, genial, ahora me estaba dando hipo—. No quiero nuevos amigos además ¡Yo soy de Gryffindor! ¡Y no quiero ir a esa maldita escuela prefiero escapar!
Me detuve en mis propias palabras, pensándolas mejor, yo era una Gryffindor y no podía quedarme aquí en mi desgracia y llorando por que no me permitían ir a Hogwarts. ¡Al diablo con todo! ¡Ron y Harry fueron capaces de ir en un auto volador solo para llegar a Hogwarts! Soy Laila Scamander y nadie me puede impedir volver a Hogwarts, dejando mi autocompasión de un lado me paré de la cama bruscamente y me limpié las mejillas con enojo, abrí la puerta y los kneazles entraron rápidamente, pero en cuanto me vieron, ahora parecían querer discutirme.
Por Merlín, esto de hablar con los animales si me estaba volviendo loca.
Salí con cuidado de mi habitación y fui a la habitación de mis abuelos, entre abrí un poco la puerta, y sonreí al ver que ambos estaban completamente dormidos, tomando aire, la abrí por completo y entre en la oscuridad, viendo en la mesita de noche la varita de mi abuelo: siempre me había resultado interesante su varita, era sumamente rara y creo que única: con el núcleo de hueso y concha marina, la tome delicadamente con la culpa creciendo en mi interior, comencé a caminar para atrás lentamente hasta alcanzar el mango de la puerta y salir.
Volví a mi habitación y la cerré con llave, acto siguiente, no se que paso en ese momento, de verdad, no se que hice , pero quería un cambio, mis abuelos seguían creyendo que yo era esta pequeña Laila frágil y débil cuando en realidad había estado frente a un basilisco y a la memoria de Voldemort, no quería seguir siendo esa Laila, así que el segundo siguiente, la mitad de mi cabello estaba rapado y la otra mitad había hecho que se volviera morada, abrí mi closet y saqué mi baúl, lo tiré en mi cama y lo abrí, me di la vuelta y comencé a llenarlo de toda la ropa que encontraba, luego saqué un baúl más pequeño: poniendo todos los deberes que tuve que hacer, además de mi diario y mis pertenencias personales, me detuve al tomar una foto de mamá, estaba en la sala común de Gryffindor y estaba sentada al revés en un sillón leyendo un libro de cabeza y la madre de Harry: Lily Evans estaba a su lado sentada completamente normal y leyendo también, parecía decir algo.
—Si estuvieras en mi lugar, estoy completamente segura, que lo entenderías—luego vi la noticia de Black—. Y ningún Sirius Black me va a detener.
Guarde la foto y escribí una nota a mis abuelos, cerré el baúl, y junté todos los galeones que tenía, luego alce la varita de mi abuelo Newt, sintiéndola rara en mis manos, no se parecía en nada a la mía, incluso era incomodo.
—¡Reducio!—exclamé en voz baja, apuntando hacia los baúles, haciendo que todos se encogieran y quedaran del porte de una manzana, bueno así sería más fácil, por lo que me lo puse en los grandes bolsillos que tenía mi abrigo que me puse.
Me di la vuelta para ver a mis bowtruckles, Castiel y James me veían expectantes al igual que todos.
—Muy bien, ustedes no irán a decir nada al abuelo Newt, ¿de acuerdo?—me puse a Castiel y a James en el hombro—. De verdad me quería despedir de Gabe y Cody III.
Tome mi baúl con mis cosas y vi por última vez mi habitación, todas las paredes decoradas con miles de dibujos de animales, criaturas y bestias, vi la nota que estaba escrita en mi cama, y suspire, pero antes tenía que hablarle a alguien sobre lo que estaba pasando; no podía ser Hermione; me delataría con mis abuelos diciendo que les daria una ataque si no sabía dónde estaban. Si Ron lo sabía, su madre sabría, y eso sería un enorme problema. Por lo que cerré mi puerta con cuidado viendo también a mis criaturas y a los kneazles, antes de guardarme la varita en la bota, e irme a ver a Harry Potter a escondidas.

¿ALGUIEN DIJO REENCUENTRO?

Laila Scamander y El Prisionero De AzkabanWhere stories live. Discover now