43: Reunion Familiar

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Prepárense para llorar y gritarle a Laila que vive en una mentira.

Prepárense para llorar y gritarle a Laila que vive en una mentira

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Una masa de pelo sucio y revuelto le caía hasta los codos. Si no le hubiera brillado los ojos en las cuencas profundas y oscuras, habría creído que se trataba de un cadáver, un horrible cadáver que de alguna manera me parecía a él. La piel de cera estaba tan estirada sobre los huesos de la cara que parecía una calavera. Una mueca dejaba al descubierto sus dientes amarillos. Era Sirius Black.
—¡Expeliarmo! —exclamó, dirigiendo hacia nosotros la varita de Ron.
Nuestras varitas saltaron de nuestras  manos, y Black las recogió. Dio un paso hacia nosotros, con los ojos fijos en Harry.
—Pensé que vendrías a ayudar a tu amigo —dijo con voz ronca. Su voz sonaba como si no la hubiera empleado en mucho tiempo—. Tu padre habría hecho lo mismo por mí. Han sido muy valientes por no salir corriendo en busca de un profesor. Muchas gracias. Esto lo hará todo mucho más fácil...
Apreté los dientes, aún estando paralizada, sentí el odio recorrerme las venas, y me dio mucho calor, los dedos me comenzaron a temblar.
Mátalo escuche una voz en mi cabeza, la identifique como Morgana, no sé cómo, pero la sentía a mi lado, era como si estuviera físicamente a mi lado, susurrándome ¡Mátalo Laila!
Sentí unas manos rodearme antes de que pudiera hacer algo, me di la vuelta para ver a Ron quien aún con la pierna rota me trataba de contener.
—¡No, Harry! —exclamó Hermione, petrificada, ella sostenía a Harry, y Ron me sostenía a mi.
Me dirigí a Black, con tanto veneno en mi voz como pude:
—Si quieres matar a Harry, tendrás que matarnos también a nosotros —dije con fiereza, poniéndome delante de Harry, en forma de protegerlo.
Algo titiló en los ojos sombríos de Black, viéndome de pies a cabeza por fin se fijo en mi, me examinó cuidadosamente, sus ojos pasaron por mi ropa, a mi cabello, a mi cara, y a mis ojos.
—Laila...—susurró, me dio asco mi nombre salir de sus labios—. La última vez que te vi eras un bebé. Y sin duda heredaste belleza de tu madre, Lizzy...
—¡No hables de Ella! ¡No te atrevas a mencionarla!—le chille rabiosa, tratando de liberarme de Ron—. ¡No te atrevas a hablar de ella!
Su expresión cayó, se veía afligido.
—Échate —le dijo Black a Ron en voz baja— o será peor para tu pierna.
—¿Acaso no me has oído?—Le grite, solo faltaba que me saliera espuma por la boca cual perro rabioso—. ¡Si quieres matar a Harry tendrás que pasar sobre mi!
—Sólo habrá un asesinato esta noche —respondió Black, acentuando la mueca.
—¿Por qué? —preguntó Harry, tratando de soltarse de Hermione—. No le importó la última vez, ¿a que no? No le importó matar a todos aquellos muggles al mismo tiempo que a Pettigrew... ¿Qué ocurre, se ha ablandado usted en Azkaban?
—¡Harry! —sollozó Hermione—. ¡Cállate!
—¡ÉL MATÓ A MIS PADRES!—gritó Harry.
Y haciendo un último esfuerzo se liberó de Hermione, y se lanzó.
—¡Ron suéltame!—le grite a mi amigo, tratando de liberarme, al parecer Harry  había olvidado que era bajito y poca cosa y que tenía trece años, mientras que Black era un hombre adulto y alto.
Tal vez fuera por la impresión que le produjo ver a Harry cometiendo aquella necedad, pero Black no levantó a tiempo las varitas. Harry sujetó por la muñeca la mano libre de Black, desviando la orientación de las varitas. Tras propinarle un puñetazo en el pómulo, los dos cayeron hacia atrás, contra la pared.
—¡HARRY!—chille.
Vi un resplandor cegador cuando las varitas que Black tenía en la mano lanzaron un chorro de chispas que por unos centímetros no dieron a Harry en la cara. Harry sintió retorcerse bajo sus dedos el brazo de Black, pero no lo soltó y golpeó con la otra mano.
Pero Black aferró con su mano libre el cuello de Harry.
—No —susurró —. He esperado demasiado tiempo.
Apretó los dedos. Harry se ahogaba. Las gafas se le habían caído hacia un lado.
—¡No!—grite, me libere de Ron y me lance contra Black propinándole una patada, por cada palabra que decía—. ¡Aléjate. De. Él!
Ron se arrojó sobre la mano con que Black sujetaba la varita y oí un débil tintineo. Tome a Harry por los hombros para alejarlo de Black tan rápido como pude.
—¡Ah!
Crookshanks se había unido a la lucha, clavándole las zarpas delanteras en el brazo a Harry.
—¡Gato malo!—le grite, sacudiéndolo de encima, pero Crookshanks se dirigió como una flecha hacia la varita de Harry.
—¡NO! —exclamó Harry, y propinó a Crookshanks un puntapié que lo tiró a un lado bufando. Harry recogió la varita y se dio la vuelta.
—¡Apártense! —gritó a Ron y a Hermione, sin embargo fruncí el ceño cuando vi la pequeña bola de pelos negra quien se había deslizado silenciosamente.
—¡¿Presidente Besos?!—grite histérica.
Ron se arrastró hasta la cama y se derrumbó sobre ella, jadeando y con la cara ya casi verde, asiéndose la pierna rota con las manos, Hermione fue hasta mi y me dio mi varita, me puse a un lado de Harry.
Black yacía de cualquier manera junto a la pared. Su estrecho tórax subía y bajaba con rapidez mientras veía a Harry aproximarse muy despacio, apuntándole directamente al corazón con la varita, yo fui a su lado, de la misma manera, temblando de ira.
—¿Vas a matarme, Harry? —preguntó. El ojo izquierdo se le estaba hinchando y le sangraba la nariz.
—Usted mató a mis padres —dijo Harry con voz algo temblorosa, pero con la mano firme.
—Mi madre está muerta por tu culpa—murmuré.
Black nos miró fijamente con aquellos ojos hundidos.
—No lo niego —dijo en voz baja—. Pero si supieran toda la historia...
—¿Toda la historia? —repitió Harry,— . Los entregó a Voldemort, eso es todo lo que necesito saber.
—Tienes que escucharme —dijo Black con un dejo de apremio en la voz—. Lo lamentarás si no... si no comprendes...
—Comprendo más de lo que cree —dijo Harry con la voz cada vez más temblorosa—. Usted no la ha oído nunca, ¿verdad? A mi madre, impidiendo que Voldemort me matara... Y usted lo hizo. Lo hizo...
—¡ASESINASTE A MI MADRE!—le grité, interrumpiendo a Harry, las lágrimas calientes cayéndome por las mejillas—. ¡LE CORTASTE LA GARGANTA! ¡ESO ES TODO LO QUE NECESITO PARA MATARTE!
—Matar...matarla...—Black farfulló, me veía incrédulo—. Yo...—se rió y me dieron escalofríos—. Yo...matar a Lizzy...mi Lizzy...
Antes de que nadie pudiera decir nada más, algo negro pasó por delante como un rayo. Presidente Besos saltó sobre el pecho de Black y se quedó allí, sobre su corazón. Black cerró los ojos y los volvió a abrir mirando al gato.
—Vete —ordenó Black, tratando de quitarse de encima al animal. Pero Presidente Besos le hundió las garras en la túnica. Me vio a mi y a Harry, maullando, y nos miró con sus grandes ojos azules, lo vi herida. ¿Mi propio gato me estaba traicionando?
Harry me miro y supe lo que estaba pensando sin ver su mente ¿Y qué si tenía que matar también al gato? Era un aliado de Black... Si estaba dispuesto a morir defendiéndolo, no era asunto suyo. Solloce, sosteniendo aún la varita, si Black quería salvarlo, eso sólo demostraría que le importaba más Presidente Besos que su propia hija, aunque bueno si había matado a mi madre no podía esperar mucho.
Levante la varita y asentí hacia Harry, por su culpa Mamá estaba muerta, por su culpa mis abuelos tuvieron que hacerse cargo de su bisnieta, y tuvieron que tener una carga por trece años, todo era su culpa...
En la cama en la que estaba tendido Ron se oía una respiración jadeante. Hermione permanecía en silencio.
Y entonces oimos  algo que no había oído hasta entonces.
Unos pasos amortiguados. Alguien caminaba por el piso inferior.
—¡ESTAMOS AQUÍ ARRIBA! —gritó Hermione de pronto—. ¡ESTAMOS AQUÍ ARRIBA! ¡SIRIUS BLACK! ¡DENSE PRISA!
Black sufrió tal sobresalto que Presidente Besos estuvo a punto de caerse.
Apreté los dientes y cerré los ojos antes de abrirlos y vi a mi amigo.
—Terminemos esto—jadeé. Pero los pasos que subían las escaleras se oían cada vez más fuertes, y Harry seguía sin moverse.
La puerta de la habitación se abrió de golpe entre una lluvia de chispas rojas y me di la vuelta cuando mi tío Lupin entró en la habitación como un rayo. Miró a Ron, que yacía en la cama; a Hermione, encogida de miedo junto a la puerta; a Harry y a mi, que no dejábamos de apuntar a Black con la varita; y al mismo Black, desplomado a los pies de Harry y sangrando.
—¡Expeliarmo! —gritó.
La varita de Harry y la mía salieron volando. También lo hicieron las dos que sujetaba Hermione. Mi padrino las tomo todas hábilmente y luego penetró en la habitación, mirando a Black, que todavía tenía a Presidente Besos protectoramente encaramado en el pecho.
—¡Tio Remus!—grité sintiéndome como una niña pequeña, fui llorando, corriendo hacia él y lo abracé, sollozando, él me abrazo de vuelta, dándome unas palmaditas en la espalda, y peinándome el pelo, Black volvería a manos de los dementores.
Entonces habló mi tío , con una voz extraña que temblaba de emoción contenida:
—¿Dónde está, Sirius?

Levante la mirada, sin entender lo que estaba diciendo.
¿De quién hablaba? Me di la vuelta y me aleje de mi tío para mirar nuevo a Black, cuyo rostro carecía completamente de expresión. Durante unos segundos no se movió. Luego, muy despacio, levantó la mano y señaló a Ron. Desconcertada, fruncí el ceño sin entender.
—Pero entonces... —murmuró mi tío Remus, mirando tan intensamente a Black que parecía leer sus pensamientos—, ¿por qué no se ha manifestado antes? A menos que... —De repente, sus ojos se dilataron como si viera algo más allá de Black, algo que no podía ver ninguno de los presentes— ... a menos que fuera él quien... a menos que te transmutaras... sin decírmelo...
Muy despacio, sin apartar los hundidos ojos de mi tío Remus, Black asintió con la cabeza.
—Profesor Lupin, ¿qué pasa? —interrumpió Harry en voz alta—. ¿Qué...?
Pero no terminó la pregunta, porque lo que vio lo dejó mudo y a mi también. Mi padrino bajaba la varita. Un instante después, se acercó a Black, le tomó la mano, tiró de él para incorporarlo y para que presidente Besos cayese al suelo, y abrazó a Black...como a un hermano.
Abrí la boca y casi me caí al suelo.
—Por el amor De Dios, ¿que sigue? Mi abuelo Newt es un asesino en serie también?—grité, sintiendo como si el sauce boxeador me hubiera golpeado de nuevo—. ¿¡TODA MI FAMILIA ESTA LOCA?!

Lupin soltó a Black y se volvió hacia mi, lo vi horrorizada, sin poder creer como me estaba traicionando.
—Laila...
—¡... tú y él!
—Laila...
—¡El mató a mi madre!
—Tranquilízate, Laila—me trató de poner una mano en el hombro, pero retrocedí, escondiéndome en Harry.
—¡No me toques!
—¡No se lo dije a nadie! —gritó Hermione viendo a mi tío Remus con los ojos agrandados—. ¡Lo he estado encubriendo!
—¡Hermione, escúchame, por favor! —exclamó Lupin—. Puedo explicarlo...
Harry temblaba, no de miedo, sino de una ira renovada, yo ni siquiera podía pensar con claridad.
—Yo confié en usted —gritó a Lupin, flaqueándole la voz— y en realidad era amigo de él.
—Están en un error —explicó Lupin—. No he sido amigo suyo durante estos doce años, pero ahora sí... Déjenme que lo explique...
—¡NO! —gritó Hermione—. Harry, no te fíes de él. Ha ayudado a Black a entrar en el castillo. También él quiere matarte. ¡Es un hombre lobo!
Se hizo un vibrante silencio. Todos miraban a mi tío, que parecía tranquilo, aunque estaba muy pálido.
—Estás acertando mucho menos que de costumbre, Hermione —dijo—. Me temo que sólo una de tres. No es verdad que haya ayudado a Sirius a entrar en el castillo, y te aseguro que no quiero matar a Harry... —Se estremeció visiblemente—. Pero no negaré que soy un hombre lobo.
Ron hizo un esfuerzo por volver a levantarse, pero se cayó con un gemido de dolor. Mi tío se le acercó preocupado, pero Ron exclamó:
—¡Aléjate de mí, licántropo!
Lupin se paró en seco. Y entonces, con un esfuerzo evidente, se volvió a Hermione y le dijo:
—¿Cuánto hace que lo sabes?
—Siglos —contestó Hermione—. Desde que hice el trabajo para el profesor Snape.
—Estará encantado —dijo Lupin con poco entusiasmo—. Puso ese trabajo para que alguno de ustedes se percatara de mis síntomas. ¿Comprobaste el mapa lunar y te diste cuenta de que yo siempre estaba enfermo en luna llena? ¿Te diste cuenta de que el boggart se transformaba en luna al verme?
—Las dos cosas —respondió Hermione en voz baja.

Laila Scamander y El Prisionero De AzkabanWhere stories live. Discover now