8: Un gato muy feo

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Por aquellos días llegaban al callejón Diagon muchos alumnos de Hogwarts, ya que faltaba poco para el comienzo del curso. Encontramos a Seamus Finnigan y a Dean Thomas, compañeros de Gryffindor; en la tienda Artículos de Calidad para el Juego del Quidditch, donde también ellos se comían con los ojos la Saeta de Fuego;y además que en la puerta de Flourish y Blotts, nos encontramos con Neville Longbottom, fui a saludarle pero Neville parecía haber perdido la lista de los libros, y su abuela, que tenía un aspecto temible, le estaba riñendo.
—¡Harry! ¡Laila!
Allí estaban los dos, sentados en la terraza de la heladería Florean Fortescue. Ron, más pecoso que nunca; Hermione, muy morena; y los dos llamaban la atención con la mano.
—¡Por fin! —dijo Ron, sonriendo de oreja a oreja cuando fuimos a sentarnos, inmediatamente corrí a darle un abrazo de oso a Hermione—. Hemos estado en el Caldero Chorreante, pero nos dijeron que habían salido, y luego hemos ido a Flourish y Blotts, y al establecimiento de la señora Malkin, y...
—Compramos la semana pasada todo el material escolar. ¿Y cómo os enterasteis de que estamos en el Caldero Chorreante?
—Mi padre —contestó Ron escuetamente.
Seguro que el señor Weasley, que trabajaba en el Ministerio de Magia, había oído toda la historia de lo que le había ocurrido a la tía de Harry.
—¿Es verdad que inflaste a tu tía, Harry? —preguntó Hermione muy seria.
—Fue sin querer —respondió Harry, mientras Ron se partía de risa, reí un poco también fue contagioso—. Perdí el control.
—No tiene ninguna gracia, Ron —dijo Hermione con severidad—. Verdaderamente, me sorprende que no te hayan expulsado.
—A mí también —admitió Harry—. No sólo expulsado: lo que más temía era ser arrestado. —Miró a Ron—: ¿No sabrá tu padre por qué me ha perdonado Fudge el castigo?
—Probablemente, porque eres tú. ¿No puede ser ése el motivo? — Encogió los hombros, sin dejar de reírse—. El famoso Harry Potter. No me gustaría enterarme de lo que me haría a mí el Ministerio si se me ocurriera inflar a mi tía. Pero primero me tendrían que desenterrar; porque mi madre me habría matado. De cualquier manera, tú mismo le puedes preguntar a mi padre esta tarde. ¡Esta noche nos alojamos también en el Caldero Chorreante! Mañana podrán venir con nosotros a King's Cross. ¡Ah, y Hermione también se aloja allí!
La muchacha asintió con la cabeza, sonriendo.
—Mis padres me han traído esta mañana, con todas mis cosas del colegio.
—¡Estupendo! —dijo Harry, muy contento—. ¿Habéis comprado ya todos los libros y el material para el próximo curso?
—Miren esto —dijo Ron, sacando de una mochila una caja delgada y alargada, y abriéndola—: una varita mágica nueva. Treinta y cinco centímetros, madera de sauce, con un pelo de cola de unicornio.
Silbe impresionada.
—Y tenemos todos los libros. —Señaló una mochila grande que había debajo de su silla—. ¿Y qué les parecen los libros monstruosos? El librero casi se echó a llorar cuando le dijimos que queríamos dos. Aunque para ti Laila deben ser una maravilla.
—Debiste verla. Parecía más emocionada que cuando Gryffindor ganó la copa de las casas—dijo Harry—. Y qué es todo eso, Hermione? —, señalando no una sino tres mochilas repletas que había a su lado, en una silla.
—Bueno, me he matriculado en más asignaturas que tú, ¿no te acuerdas? —dijo Hermione—. Son mis libros de Aritmancia, Cuidado de Criaturas Mágicas, Adivinación, Estudio de las Runas Antiguas, Estudios Muggles...
—¿Para qué quieres hacer Estudios Muggles? —preguntó Ron volviéndose a Harry y poniendo los ojos en blanco—. ¡Tú eres de sangre muggle! ¡Tus padres son muggles! ¡Ya lo sabes todo sobre los muggles!
—Pero será fascinante estudiarlos desde el punto de vista de los magos — repuso Hermione con seriedad.
—No entiendo como funciona tu cerebro, Hermione—suspire—. ¿Tienes pensado comer o dormir este curso en algún momento, Hermione? —
Hermione no me hizo caso:
—Todavía me quedan diez galeones —dijo comprobando su monedero—. En septiembre es mi cumpleaños, y mis padres me han dado dinero para comprarme el regalo de cumpleaños por adelantado.
—¿Por qué no te compras un libro? —dijo Ron poniendo voz cándida.
—No, creo que no —respondió Hermione sin enfadarse—. Lo que más me apetece es una lechuza. Harry tiene a Hedwig y tú tienes a Errol...
—No, no es mío. Errol es de la familia. Lo único que poseo es a Scabbers. —Se sacó la rata del bolsillo—. Quiero que le hagan un chequeo —añadió, poniendo a Scabbers en la mesa, ante ellos—. Me parece que Egipto no le ha sentado bien.
Scabbers estaba más delgada de lo normal y tenía mustios los bigotes.
—Ahí hay una tienda de animales mágicos —dijo Harry, que ahora conocía ya bastante bien el callejón Diagon—. Puedes mirar a ver si tienen algo para Scabbers. Y Hermione se puede comprar una lechuza.
Así que pagamos los helados, y cruzamos la calle para ir a la tienda de animales.
No había mucho espacio dentro. Hasta el último centímetro de la pared estaba cubierto por jaulas. Olía fuerte y había mucho ruido, porque los ocupantes de las jaulas chillaban, graznaban, silbaban o parloteaban. La bruja que había detrás del mostrador estaba aconsejando a un cliente sobre el cuidado de los tritones de doble cola, así que esperamos observando las jaulas, me moví para ir a tocar un par de sapos rojos y muy grandes que estaban dándose un banquete con moscardas muertas; pero Harry me puso una mano en el hombro para que no fuera más lejos y cerca del escaparate brillaba una tortuga gigante con joyas incrustadas en el caparazón; serpientes venenosas de color naranja trepaban por las paredes de su urna de cristal; me aleje y de nuevo Harry me puso la mano en el hombro acercándome, un conejo gordo y blanco se transformaba sin parar en una chistera de seda y volvía a su forma de conejo haciendo «¡plop!». Había gatos de todos los colores, una escandalosa jaula de cuervos, un cesto con pelotitas de piel del color de las natillas que zumbaban ruidosamente pensé en gastarme todo mi fondo para el colegio en esto pero mis abuelos me matarían, y, encima del mostrador; una enorme jaula de ratas negras de pelo lacio y brillante que jugaban a dar saltos sirviéndose de la cola larga y pelada.
El cliente de los tritones de doble cola salió de la tienda y Ron se aproximó al mostrador.
—Se trata de mi rata —le explicó a la bruja—. Desde que hemos vuelto de Egipto está descolorida.
—Ponla en el mostrador —le dijo la bruja, sacando unas gruesas gafas negras del bolsillo, pero luego me vio a mi y entrecerró los ojos—. ¿Te conozco?
Fruncí el ceño.
—No lo creo.
Ron sacó a Scabbers y la puso junto a la jaula de las ratas, que dejaron sus juegos y corrieron a la tela metálica para ver mejor. Como casi todo lo que Ron tenía, Scabbers era de segunda mano (antes había pertenecido a su hermano Percy) y estaba un poco estropeada. Comparada con las flamantes ratas de la jaula, tenía un aspecto muy desmejorado.
—Hum —dijo la bruja, cogiendo y levantando a Scabbers—, ¿cuántos años tiene?
—No lo sé —respondió Ron—. Es muy vieja. Era de mi hermano.
—¿Qué poderes tiene? —preguntó la bruja examinando a Scabbers de cerca.
—Bueenoooo... —dijo Ron.
La verdad era que Scabbers nunca había dado el menor indicio de poseer ningún poder que mereciera la pena. Es más, mía bowtruckles casi lo aborrecían, nunca le había dicho a Ron, pero James casi estranguló una vez a Scabeers. Los ojos de la bruja se desplazaron desde la partida oreja izquierda de la rata a su pata delantera, a la que le faltaba un dedo, y chascó la lengua en señal de reprobación.
—Ha pasado lo suyo —comentó la bruja.
—Ya estaba así cuando me la pasó Percy —se defendió Ron.
—No se puede esperar que una rata ordinaria, común o de jardín como ésta viva mucho más de tres años —dijo la bruja—. Ahora bien, si buscas algo un poco más resistente, quizá te guste una de éstas...
Señaló las ratas negras, que volvieron a dar saltitos. Ron murmuró:
—Presumidas.
—Bueno, si no quieres reemplazarla, puedes probar a darle este tónico para ratas —dijo la bruja, sacando una pequeña botella roja de debajo del mostrador.
—Vale —dijo Ron—. ¿Cuánto...? ¡Ay!
Ron se agachó cuando algo grande de color canela saltó desde la jaula más alta, se le posó en la cabeza y se lanzó contra Scabbers, bufando sin parar.
—¡No, Crookshanks, no! —gritó la bruja, pero Scabbers salió disparada de sus manos como una pastilla de jabón, aterrizó despatarrada en el suelo y huyó hacia la puerta.
—¡Scabbers! —gritó Ron, saliendo de la tienda a toda velocidad, detrás de la rata; Harry lo siguió.
Tardaron casi diez minutos en encontrar a Scabbers, yo me quede con Hermione viendo a el animal frente a mi.
—Lo siento mucho, no hace eso normalmente.—dijo la dependiente, tomándolo.
—Espere—dije tomándolo ahora en mis manos—. No es un gato, se parece a Milly, así que supongo que es mitad y mitad ¿no es así?
—¿A que te refieres?—preguntó Hermione.
—Es mitad gato y mitad Kneazle—respondí rascándole detrás de las orejas, haciendo que ronroneara sin embargo veía a Hermione—. Míralo.
Se lo di a Hermione y ella lo tomó encantada, era muy suave y se dejaba querer bastante, ronroneo mucho más feliz en los brazos de mi amiga mientras ella lo acariciaba.
—Mhhh...Crookshanks ha estado aquí una eternidad, nadie se ha querido llevar a el pobre —dijo la mujer que veía a el gato en brazos de ella.
—Me preguntó porque...—dije viéndolo de manera sarcástica, el mitad gato y mitad Kneazle era bastante feo, con la cara aplastada y como si hubiera un olor horrible y nos odiará a todos.
—¿Y que hay de las lechuzas?—preguntó Hermione ahora se veía dudosa, mientras el gato ronroneaba y parecía tener el tiempo de su vida en los brazos de mi amiga.
—¿No te lo quieres llevar?—preguntó la dependienta apuntando a el gato—. Te haré un descuento si lo sacas de la tienda contigo.
—Uhm...no lo sé—Hermione se mordió el labio—. Es que...
—Mira si te gusta el gato aplastado llévatelo—el gato me miro y casi me mato con la mirada.
Profirió un maullido
Te escuche
No me gusta la rata.
Di un salto asustada y agrande los ojos demasiado viendo a el gato que me miraba y se hacía el gato adorable con Hermione.
—¿Estas bien?
—Si, si, si—dije, todavía no me acostumbraba a esto de los poderes—. Creo que le gustas, si...llévate a el gato.
Tienes razón—dijo Hermione, viendo con una sonrisa a Crookshanks que parecía satisfecho—. Me lo llevo.
Mientras Hermione pagaba y la dependienta le daba el tónico que a Ron se le había olvidado; James y Castiel salieron de uno de mis bolsillos y ambos se posicionaron. Uno en cada hombro, Castiel se agarró de mi oreja y James se inclinó para ver a el gato.
—No te comas a mis bowtruckles—entrecerré los ojos viendo a el gato—. Y seremos buenos amigos.
Él ronroneó.
Salimos de la tienda con Hermione que llevaba firmemente sujeto el enorme gato de color canela.
—¿Has comprado ese monstruo? —preguntó Ron pasmado, él y Harry nos veían incrédulos.
—Es precioso, ¿verdad? —preguntó Hermione, rebosante de alegría.. El pelaje canela del gato era espeso, suave y esponjoso, pero el animal tenía las piernas combadas y una cara de mal genio extrañamente aplastada, como si hubiera chocado de cara contra un tabique. Sin embargo, en aquel momento en que Scabbers no estaba a la vista, el gato ronroneaba suavemente, feliz en los brazos de Hermione: sonreí al ver que Hermione estaba feliz, Ron tenía su rata, Harry a Hedwig, yo a mis bowtruckles y Hermione un gato con la cara aplastada.
—¡Hermione, ese ser casi me deja sin pelo!
—No lo hizo a propósito, ¿verdad, Crookshanks? —dijo Hermione.
—¿Y qué pasa con Scabbers? —preguntó Ron, señalando el bolsillo que tenía a la altura del pecho—. ¡Necesita descanso y tranquilidad! ¿Cómo va a tenerlos con ese ser cerca?
—Eso me recuerda que te olvidaste el tónico para ratas —dijo Hermione, entregándole a Ron la botellita roja—. Y deja de preocuparte. Crookshanks dormirá en mi dormitorio y Scabbers en el tuyo, ¿qué problema hay? El pobre Crookshanks... La bruja me dijo que llevaba una eternidad en la tienda. Nadie lo quería.
—Me pregunto por qué —dijo Ron sarcásticamente, mientras emprendíamos el camino del Caldero Chorreante. Encontramos al señor Weasley sentado en el bar leyendo El Profeta.

LIZZY SCAMANDER YA ESTÁ EN WATTPAD!!!!
Se llama Winter In My Heart y ya está en mi perfil!!
TIENE UN HERMOSO TRAILER HECHO POR MOI

Laila Scamander y El Prisionero De AzkabanWhere stories live. Discover now