Capitulo VI: Nicholas

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Ira, confusión, dolor, recuerdos, miedo, todas estas sensaciones y más he sentido en menos de una hora. Una demonio a solo unos metros de mí me ha hecho sentir como un joven perdido en el mundo. Sus ojos rojos me recordaban a todos los demonios que nos vigilaban en el poblado, cuando la noche caía, y el sol dejaba de resguardarnos bajo su luz protectora, los demonios salían de las penumbras, observándonos en las sombras, hasta el más mínimo movimiento. Las noches que pase en vela, vigilando los sueños de Sam, tratando de ahuyentar a los ojos rojos que rodeaban la casa. Y sin dormir hasta que el sol volvía a brillar.

El demonio, o Venus, como se hace llamar, me pone nervioso, conoce, se nota que conoce su naturaleza, e incluso puedo apostar que conoce nuestros límites, pero su declaración, la declaración reclamándome como un simple objeto de su propiedad me desestabilizo, además, sus palabras aun ruedan por mi cabeza, haciendo ruido en cada rincón de mi mente, contenerse a mi sangre virgen, como diablos sabía que mi sangre es virgen, aparentemente eso le agradaba porque por solo un segundo pude escuchar un sonido de satisfacción pura al mencionar esas palabras.

Ahora estaba perdido, salí del despacho tan enojado y avergonzado que no mire hacia donde me dirigía, estoy en un pasillo, lleno de puertas, el silencio reina en este lugar, una de las puertas se abre, dejando ver a una mujer de cabello color chocolate, aunque no veo su rostro me dirijo a ella, con el único propósito de pedir indicaciones, camino lentamente a su lado, y toco su hombro, ella se gira, y lo primero que veo son orbes rojas mirándome con detenimiento, nuevamente una ola de temor se expandió por mi cuerpo.

-Hola mi niño, que haces por aquí?, te has perdido?

Su voz sonaba suave, inclusive maternal, me hacía difícil el imaginarme a esta mujer con los colmillos clavados en el cuello de un humano, absorbiendo cada gota de su humanidad, dejando solo una carcasa vacía. Era simplemente una persona, a mis ojos, si ella no me enfocara con esos orbes rojizos, podía ser una persona a la que le pediría indicaciones o ayuda de estar desesperado.

-Me perdi, nece..Necesito encontrar a Samara

-Oh cariño, sígueme, es por aquí. Tú has de ser Nicholas, no es así?

-Así es, como es que usted sabe mi nombre?

-Eres el hermano de la compañera de mi hijo, Aiden, como no conocerte, de ahora en más, ustedes son parte de esta familia.

-Aparentemente si.-susurro para mí.

-Te noto enojado, cuéntale a tu Luna que sucede...

-A mi Luna?, disculpe, no entiendo...

-No has podido hablar con Venus, ella les debía explicar todo, a veces olvido que hay humanos aquí. Veremos si Venus ha llegado, ella tiene paciencia para explicar.

-Preferiría no hablar con Venus por el momento.

-Por qué?, que ha sucedido?

-Digamos que en esta manada todos tienen la manía de apropiarse de las personas.

-Venus te ha reclamado?- pregunta con asombro mientas que bajamos las escaleras.

-Sí, el momento más incómodo de mi vida, no confío en los demonios.

-Y por qué hablas conmigo?-pregunta enfocando sus ojos en los míos.

-Si no observo sus ojos, siento que hablo con mi madre.

-Pues me parece que es absurdo el color de los ojos determine en quien confías, solo son ojos, muchos dicen que los ojos son las puertas del alma, pero es solo un color, como hay otros con los ojos negros, rojos, violetas, azules, verdes, que importa el color si la persona es buena.

-No lo sé Luna, ustedes deben comprender que nosotros sufrimos bastante, es difícil confiar en una persona cuyos ojos te recuerdan todos los temores que has visto desde tu nacimiento.

-Todos superamos nuestros traumas, no te preocupes, ya lo superaras.

Esas palabras rondaban mi mente, en cuanto menos me lo esperaba, ya estaba ahí, en la cocina, mi hermana estaba con una mujer algo mayor, de piel color aceitunado, con bucles y el cabello castaño con canas.

-Samara, estas bien cariño?

-Si-responde tímidamente.

-Oh, él es Nicholas, no es así Samara?- pregunta la señora mayor

-Si señ..ñora Desti..tiny- responde lentamente

-Oh cariño, sean bienvenidos, quieren cenar, ya es tarde, han de estar hambrientos.

Nos guía a un comedor, ahí estaba Aiden, siguiendo cada paso que mi hermana daba, un hombre muy parecido al último mencionado, la Luna de la manada, y Venus, a la cabeza de la mesa. La señora que se identificó como Destiny se sentó al lado del hombre mayor.

La mesa estaba en silencio, pasos se escucharon desde la escalera, la señorita Eli bajo del piso superior, junto a un hombre que daba bastante miedo.

-Quienes nos acompaña hoy?-pregunta el hombre mayor.

-Hijo, ellos son los hermanos Hathaway, Samara es la mate de Aiden, y Nicholas es su hermano.

-Wow, un placer en conocerlos, soy el antiguo Alpha Alexander, padre de Aiden, Eli y Venus.

-También mencionar Abuela Destiny-habla el demonio- que Nicholas es mi compañero.

En ese momento la mesa se sumió en un silencio aun mayor, y más incómodo, sentía los ojos del antiguo Alpha tratando de desarmar mi alma, las manos de Samara estaban junto a las mías, todas las miradas se centraban en nosotros. Todas las miradas nos incomodaban, ver a mi hermana así me ponía de muy mal humor, me levante, y Samara se paró conmigo, sin decir nada salimos por la puerta, solo salimos y caminamos por un sendero ya marcado.

Llegamos a una plaza, personas caminaban tranquilamente, y veía que la Luna tenía razón, todos los ojos de diferentes colores, y perecían personas totalmente buenas, de corazón puro.

Tal vez, y solo tal vez, los ojos no importaban, tal vez y solo tal vez, había juzgado mal a los Demonios.

Nos sentamos en una fuente, el ruido de la gente nos daba un poco de paz, el silencio solo anunciaba peligro, asi que Samara se relajó un poco.

-Ya no esc..caparemos mas?-pregunta Samara

-Jamás te prometería nada que no podría cumplir pequeña, la tenemos difícil, los sobrenaturales no nos dejaran escapar, Aiden no te dejara escapar, y la demonio no me dejara irme, lamentablemente no creo poder prometerte esto.

El humano de la VampiraWhere stories live. Discover now