Capitulo IX: Venus

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Su olor es embriagador, su pulso es altamente atrayente, no puedo pensar en nada más que en sentir su sabor en mi boca, sentir su sangre en mis papilas gustativas, solo pienso en la marca reluciendo en su hermoso cuello tostado por el sol.

Decirle esperar fue vinagre en mi boca, decirle esperar aún más me quema las entrañas, no puedo dejar de ver su cuello, su boca. Mis instintos naturales solo me llevan a tomarlo de la muñeca y volver a probar sus labios, morder su carnosidad. Solo pienso en marcarlo y sus feromonas me disparan de una manera que no explico.

Mis planes de marcarlo mañana en ese lago de un modo romántico se va al demonio cuando veo su disposición, cuando veo el deseo recorrer sus venas.

No puedo resistirlo, lo marco, muerdo su hermoso cuello, succiono su sangre tan deliciosa y candente, siento el veneno correr por mis colmillos hasta depositarse en él.

Lo veo cerrar sus ojos, el vínculo comenzó, siento emociones que no me pertenecen, recuerdos de lugares que jamás he vivido, veo montañas hermosas, una sabana que invita a ser descubierta, veo atardeceres sobre árboles, los colores naranja y ocres pintando el paisaje de una manera inexplicable.

Todo mi cuerpo se siente en paz con lo que veo hasta que una bruma se forma, una neblina llena de luces rojas.

Ojos rojos. Sangre. Dolor. Miedo. Llanto. Perdida. Ira. Protección.

Mil y un emociones que me envuelven y llenan mis ojos de lágrimas mientras que veo a mi compañero recostado con sus ojos cerrados botando lágrimas y un sentimiento de angustia que me penetra como nunca.

Abrazo el cuerpo inconsciente de mi compañero y trato de inducirle mis recuerdos, momentos felices con mis hermanos, con mi familia. Intento que vea el mundo en el que crecí y que olvide como fue su tortuosa vida solo un instante. Intento transmitir en ese abrazo toda la paz que poseo. Veo su cuerpo relajarse poco a poco y siento como esa oscura aura que se había creado hace unos momentos se disipa. Vuelvo a sentir la paz rodeándonos.

-Gracias...- eso escucho en mi mente, como un susurro lejano en el fondo de mi inconsciente. Es la voz de mi Nicholas, es nuestro vínculo fortaleciéndose.

Velo por su sueño toda la noche, veo como algunas pesadillas intentan hacerlo despertar de su apacible descanso y logro relajarlo con memorias de mi niñez.

Cerca de las 4 am, cuando febo aún no había hecho su aparición dando por terminada la noche un grito irrumpió con la paz de la casa, un grito femenino lleno de miedo y angustia que levanto a mi compañero de su cama, dejándome desorientada. Corrí tras el y lo vi entrar a la habitación de su hermana.

Se encontraban en un rincón del cuarto, con la pequeña llorando en el suelo y mi compañero abrazándola protectoramente. Aiden llego corriendo, mirando con sus ojos amarillos buscando algún indicio de peligro que alerto de esa manera a su compañera. Intento acercarse pero solo consiguió una mirada matadora de Nicholas.

-¿Qué pasó Sammi?- preguntó Nicholas

-Los ojos Nico, los ojos rojos me miraban, los ojos rojos nos siguieron hasta aquí.- balbuceaba Samara entre llanto

Con Aiden nos miramos y corrimos rumbo al patio central de la manada, si alguien pudo entrar su olor seguiría por aquí, debíamos reforzar las líneas de defensa lo mas rápido posible, no podemos dejar que nadie toque a nuestros compañeros. Definitivamente quien ingreso no volvería a hacerlo.

No volvería a ver la luz del día, ni de la noche.

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Corto pero intenso... Lamento la inmensa tardanza y espero que aún sigan por ahi..

R... 

El humano de la VampiraOnde histórias criam vida. Descubra agora