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Erwin lucia nervioso frente a la mesa de la cocina, pues llevaba un rato esperando por algo, pero no sabía que.
Veía a Levi ir y Venir de un lado a otro y con un dejo de nervios preguntó:
—No quisiera molestarte Levi, pero ¿sucede algo? —
—Nada en realidad, solo espera un poco más — dijo mientras se volvía ligeramente a verlo mientras sacaba una caja pequeña del refrigerador.
—Bien, esperaré — sonrió al ver que la carita de su amado se sonrojaba al verse sorprendido de alguna manera.
Levi volvió a centrar su atención en el refrigerador para poder tomar mejor la pequeña caja, pero luego recordó algo y volvió a dejarla en su lugar cerrando así la puerta de la máquina.
Se quitó el pañuelo que solía llevar en cuello y con ella cubrió los ojos de Erwin.
—No lo quites hasta que te lo diga — susurró Levi mientras cubría los azulinos ojos de su pareja, y terminaba la acción regalándole una caricia suave a aquel perfilado rostro.
Levi fue hasta el interruptor que estaba junto a la puerta de la cocina para apagar la luz de la misma.
Por segunda vez, abrió la puerta del refrigerador y saco al fin la caja, para luego llevarla hasta la mesa y abrirla, revelando así el contenido de esta.
Era un pequeño pastel que había cocinado el menor, durante el día, mientras Erwin estaba en el trabajo.
Fue hasta la alacena que estaba junto al refrigerador y de ella saco una vela, la que clavo en el pastel, para luego, sacar del bolsillo de su pantalón, una cajita de fósforos para encenderla.
Se quitó el delantal y lo colgó en l silla en la cual se sentó, para quedar frente a Erwin.
—Ya puedes quitártela... — dijo.
Mientras Erwin desataba el pañuelo que cubría sus ojos, Levi juntó sus manos en su regazo por debajo de la mesa, mientras las retorcía nervioso.
—Feliz Cumpleaños Erwin... — dijo mientras temblaba levemente.
Erwin al principio veía algo borroso, pero poco a poco su visión regresaba a la normalidad, y frente a él, estaban Levi, que parecía que iba a darle un ataque al corazón o algo así, y una masa deforme, que supuso, era un pastel, ya que la vela le indicaba que eso era.
El mayor sonrió al ver a Levi tan nervioso.
La luz que despedía la vela era tenue, y casi no podía ver del todo la expresión de Levi que seguía moviendo sus manos sobre su regazo.
—Gracias mi amor — dijo Erwin.
Quiso apagar la vela, pero Levi lo detuvo con un gesto de la mano.
—Espera... tienes que pedir un deseo antes de soplar ¿Verdad? —
—Tienes razón — dijo y tomó la mano del menor rodeando el pastel que parecía que se iba a desarmar en cualquier momento.
— ¿Y Bien? —
—Mi deseo es... que sigas amándome como lo haces cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo, no necesito pedir nada más porque tú eres el deseo que siempre esperé —
—Eres un estú... — comenzó Levi pero Erwin lo interrumpió robándole un tierno beso.
