Esperando

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Hace ya un año que la guerra acabo y desde entonces Erwin y yo somos una pareja formal

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Hace ya un año que la guerra acabo y desde entonces Erwin y yo somos una pareja formal. Sin embargo, hasta hace solo unos meses qué Erwin descubrió mi condición gracias a Hanji qué siempre está usandome como conejillo de indias, pero también fue por eso que descubrí mi estado actual.
Sin embargo, aquel día no sólo nos enteramos de eso, sino también qué dentro de mí, crecía un pequeño, pero esa noticia no se le entregó a Erwin por petición mía.
Debí amenazar a Hanji para qué guardara silencio, diciéndole qué si le decía una sola palabra sobre mi embarazo a Erwin, Moblit pagaría las consecuencias.
Así los días pasaron y yo seguía ocultando mi embarazo a Erwin. Pero era consciente de qué ese secreto no duraría mucho, pues mi cuerpo ya empezaba a delatarme.
Aquella mañana, me desperté sintiéndome muy mal, sentía nauseas, mareos, dolor de cabeza intenso y me dolía todo el cuerpo...
Me la pasé todo el día en el baño, mientras qué le mentía a Erwin cada vez que me preguntaba que me pasaba.
—Solo ha de ser un resfrío — respondía. Pero Erwin no parecía creerme mucho, pues me conocía bastante bien.
Cuando estaba así de mal, tenía ya aproximadamente veinticuatro semanas, y ese día decidí, que era hora de hablar con Erwin y contarle que seríamos padres.
No fue fácil, sentía un miedo mayor al qué me invadía cuándo luchábamos contra los titanes, pues me asustaba su reacción.
Mientras iba contándole su rostro pareció no expresar ningún tipo de emoción, y locas ideas invadían mi cabeza.
Recuerdo que debido a lo nervioso que me encontraba, me subió la fiebre, y Erwin me llevó hasta la cama, cargándome en sus brazos
—Lo siento — dije y cubrí ni ardiente cara, pero Erwin me devolvió una sonrisa como nunca había visto antes.
—Erwin...— murmure cuando me dejó en el borde de la cama.
Sus manos tocaron mi rostro un momento y luego esta bajó hasta mi vientre en el qué se podía ver ya un pequeño bulto.
Erwin no decía nada, pero el ver sus lágrimas en sus ojos y qué esta vez eran de felicidad y no por la pérdida de algún soldado, me hizo sentir tan aliviado...
Rodeó luego mi cadera y posó su rubia cabeza sobre mi barriga. Sonreí al saber qué Erwin no me dejaría sólo y quité también las lágrimas qué corrían silenciosas por mi rostro, al tiempo qué con mi otra mano, acariciaba sus cabellos dorados.
Pero pronto la fiebre comenzó a subir y Erwin tras acomodarme en nuestra cama,  fue por unas compresas frías, las qué puso en mi frente para intentar bajarla.
—Dormire un poco, es solo cansancio Erwin — dije mientras lo besaba.
Me despertó varias horas después, para que pudiera comer algo y cambiar mi ropa.
Era casi las diez de la noche cuándo Erwin se metió conmigo en la cama, lo vi que traía un libro con él.
—¿Vas a contarme un cuento?— sonreí mientras él me miraba divertido.
Negó, diciendo qué era una bitácora qué había empezado a escribir desde e día en que lo nombraron Comandante de la Legión del Reconocimiento.
Una bitácora... Un registro de las derrotas y victorias de nuestras expediciones. Toqué mi barriga mientras le hablaba al pequeño.
—¿Quieres oír una historia de valientes soldados que dieron su vida para que tu pudieras ver este futuro?—
Sentí que se movía en mi interior y sonreí algo asustado.
Pero Erwin, tomó mi mano apretándola suavemente.
—Realmente estoy muy agradecido...— dije dejando qué mis pensamientos se apoderaran de mi boca.
—Si no hubieras ido a buscarme a aquel lugar, no estaría aquí contigo y esperando a nuestro hijo... También estoy agradecido de todos y cada uno de los soldados que perecieron en batalla... A ellos se les debe esta paz...
Me miró, seguramente pensaba que me había subido la fiebre otra vez, pero no, era solo qué, quizás el hecho de esperar a nuestro hijo hacía que me volviera más sentimental. Besó mi cabeza para luego acercarme a su cuerpo, donde escondí mi rostro y empecé a llorar.
Erwin me abrazaba con cariño, quizás entendía muy bien como estaba sintiéndome justo ahora, y puso su mano sobre mi frente.
—Estoy bien — dije.
Aún abrazado de él, Erwin comenzó a leer. De verdad había escrito todo, incluso el día en que fue por mi al subterráneo, también anotó la muerte de Isabel y Farlan, así como la de Petra o Mike... Eran recuerdos bastante tristes, pero como había mencionado antes, gracias a ellos era que ahora vivíamos en libertad.
También había anotado sucesos divertidos que había pasado con ellos y de los qué yo era completamente ignorante, pero entendí entonces qué, no todo siempre fue tristeza. Había recuerdos alegres de ellos y Erwin sonreía ante ellos.
A medida que leía hacía pausas para comentar conmigo sus apuntes.
Pero tras un momento, no lo escuche más... No podía quitar de mi cabeza que dentro de mí estaba creciendo una criaturita. Un niño qué podría vivir sin preocupaciones y en total libertad, y me aseguraría de contarle qué el hombre qué había logrando tal hazaña, era su padre.
Erwin pareció notar mi distracción, lo oí llamarme como solía hacerlo cuándo eramos soldados.
—No creí decir esto... Pero estoy ansioso porque nazca, y por qué conozca el mundo que hemos conseguido para él...
Me sonrió.
Sí, se en que pensaba cuando dije eso. Yo, un hombre qué no vio mas que pérdida durante toda su vida, ahora esperaba dar al menos una a ese pequeño que crecía dentro de mi.
¿Esto es la felicidad? ¿Así se siente? Porque era una emoción realmente satisfactoria.
—Seguiremos esperando... Porque tú serás quién verá el futuro que aquellos que nos dejaron no pudieron ver, y crece para ser una persona de bien...
Poco a poco ambos fuimos cayendo rendidos por el sueño,
y deseando que el tiempo pasara mas de prisa y poder tener a nuestro hijo en mis brazos...
—Por favor apresurate en llegar a nuestras vidas...—

Historias Cortas "Shingeki no Kyojin" (Erwin x Levi)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon