Capítulo 17

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Estabamos los cinco sentados en la sala, mientras Max se preparaba para ir a casa de Richie. Israel estaba sentado en el sofá individual jugando con su propio rostro, Zabdiel y Christopher en el sofa de tres plazas, Chris recostado a lo largo y el rubio sentado al final del sofá, Joel y yo en el sofa de dos personas.

Había un ambiente cómodo a pesar de que conocí a Chris y a Israel ese mismo día.
Más la platica tan extraña de este último ayudaba a que hubiese algo divertido.

-Y la señora me dijo "ni niñi, ni pidiis cimprir hilidi di inicirnii, pirqui ni ixisti"- Reímos de su imitación a una voz femenina. -Y por eso la golpeé.- Se encoge de hombros como si fuese la cosa más normal de este mundo.

Joel niega con la cabeza divertido. -Por eso a esa edad, mamá te tenía amarrado a una correa para niños cada vez que salíamos.

-¡Tenía quince años, Joel!

-¡Fue tu peor edad, Israel!

El recién mencionado forma un puchero y con brazos cruzados se deja caer con brusquedad al sofá.

-Tranquilo, Israel, a mi también me pusieron una correa cuando tenía trece años, no me la quitaron hasta los dieciséis, creeme, era peor que tú- Dice Zabdiel.

-¿En serio?

Asiento.

-Sí, casi dejo calva a una mujer por no regalarme su auto- Dice riendo, todos comenzamos a reír.

-¡Ya estoy listo!- Exclama Max corriendo escaleras abajo.

-Entonces vamos, campeón.- Dice el rizado levantándose del sofá.

-Nos vemos más tarde papi- Se acerca a mi y deja un beso en mi mejilla, yo le respondo dejando un casto beso en su frente y le regalo una sonrisa.

-Ya regreso- Dice rápidamente Joel.
Ambos salen de la mansión rumbo a su destino.

-Amor- Miro a Israel confundido por su susurro, no sé si escuché bien. Su mirada se eleva y comprende mi desconcierto. -Lo miras con amor- Completa la frase.

-¿A quién?

-A Max, lo quieres, lo puedo notar- Dice sonriendo con tristeza, pues, entre lo cuatro, sólo él y yo sabíamos la verdad de todo.

-Por supuesto que lo quiero, es un niño increíble, con sólo oír su pequeña voz llamándome papi hace que en mi pecho vuelen los latidos de mi corazón, no sabría cómo explicarlo, me encanta tener que ir a arroparlo cada noche, que se despida de mí con un beso antes de ir a la escuela, enojarme cuando hace alguna travesura, jugar con él y hacerlo reír, Maxime hace sentir un padre.

-Eso, suena muy lindo- Habla Zabdiel con ternura. -Pero, hay algo que aún no entiendo- Lo miro seriamente, sé lo que preguntará -¿por qué Israel te llamó cuñado falso?

-¿Cuñado falso?- Christopher se incorpora en el sofá con su rostro confuso.

Suspiro, tendré que hablar con la verdad, no hay de otra. Es como de esas veces que rompes accidentalmente el objeto hogareño favorito de tu mamá, sueles palidecer mientras te alarmas, pues, sabes que no podrás mentirle, terminarás pagando los vidrios rotos. Así es Zabdiel, mi hermano es como una mujer cuando se enoja, una no muy agradable, y mentirle no es buena idea.

-Yo trabajo arreglando matrimonios a personas desesperadas, básicamente los consigo en sucesos urgentes- Comienzo a hablar. Los dos chicos asienten.

-Sí, lo sé, he oído hablar de ti en muchas partes de la ciudad- Dice Christopher.

-Bien, yo- Bufo exasperado. Ahora no sé cómo explicar esta situación sin que suene ridículo. -Joel necesitaba casarse antes del veintiocho de febrero, acudió a mí para ayudarlo a conseguir una "pareja", yo traté de darle otras opciones. No las aceptó, me ofreció a mí más cantidad por casarme con él y cumplir los cuatro meses de matrimonio falso que argumenta el contrato, en dos meses más termina todo. -¿Y quiero que se acabe? -Esto, es falso, y ahora no sabemos cómo decirle a Maxi que no es real, que no somos una familia de verdad.- ¿Qué acabo de decir?

Observo al trío de chicos frente a mí, sus ojos están demasiado desorbitados, podría hasta pensar que en cualquier momento se saldrán de sus rotros.
-¿No estás casado realmente con Joel?- Pregunta mi hermano sorprendido.

-No, y muchas veces me siento un asco al ver cómo Max me sonríe, luego saber que esa sonrisa desaparecerá de mi vida, me mata, quisiera no haber hecho esto, porque luego me siento egoísta queriendo quedarme en esta falsedad mientras aniquilo a un niño de siete años.

-Vamos, Erick, no puedes hablar así- Niega Zabdiel frunciendo el ceño.

-Sí, puedo- Afirmo. -Esto no es real.- Digo levantándome del sofá, exasperado camino de un lado a otro. -No lo es.

-O tal vez tú quieres pensar que no lo es.- Christopher se levanta y me detiene con su brazo.

-Romperé el corazón de un pequeño inocente, lo hice creer que soy su papá, lo hice creer que tenía familia.- Mi ceño se frunce.

-No tiene por qué ser así- Israel me mira mientras juega con las mangas de su chaqueta.

Lo miro confundido.

Prosigue. -Tú no eres culpable de nada, es tu trabajo hacer esto, yo le recomendé a Joel que acudiera a ti, Joel no habló antes con Maxi, no le advirtió de las consecuencias de esto que estaba haciendo. Erick, también piensa en que, sí, no le están hablando con la completa verdad, pero le están cumpliendo uno de sus mejores sueños, algo que siempre ha anhelado desde que tiene memoria, una familia.- Dice con seriedad.

Todos quedamos mudos, por un momento todo se detuvo, el silencio abarcó cada rincón de la mansión, y algo tan grande causaba un ambiente sepulcrado y seco, mi pecho estaba doliendo, ardía como los mil demonios, sabía por qué.

Esposo por contrato • Joerick • TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora