21.

2.8K 84 8
                                    

Narra Paulo

En el vestuario la victoria se vivía de una manera hermosa, era una locura. Todos cantábamos canciones típicas de la hinchada argentina y saltábamos revoleando las camisetas.

— Leo, dos asistencias y un gol te mandaste hijo de puta — le dijo el Pipa.

— Esaaaa, gracias por la asistencia pá — dijo el Kun despeinándolo con las manos. El 10 sonreía.

— Tu cabezazo fue muy bueno Kun — lo felicitó Lionel, luego me miró a mí —. Y vos Paulo, tu asistencia, sos un fenómeno.

El jugador que había admirado por tantos años se estaba dirigiendo a mí, elogiándome, reconociendo mi buen trabajo. No lo podía creer.

— Gracias Leo — le respondí.

— Sos crá pibe — me dijo Marcos Rojo, yo me reí.

— Ota, el tuyo un golazo — le dijo el Kun.

Todos se felicitaban entre ellos por el partido que había hecho cada uno, en ese momento estaba muy feliz.

— Cuando íbamos perdiendo 4-2 casi me mato — dijo Ángel.

— Como nos estaban cogiendo, ese chico Mbappé, que hijo de puta — dijo Rojo.

— Lo quisiste parar y te salió mal — se rió Nico. Marcos se hizo el ofendido pero después se paró para abrazar a su compañero de cuarto.

— El gol de Pavard fue un golazo también — dijo Masche.

— Ninguno como el de fideo — dijo Leo.

— Sí, que golazo pá — estuvo de acuerdo el Kun.

Estuvimos festejando entre todos un rato más, luego nos duchamos y después salimos de los vestuarios. Yo buscaba a Kiara por todos lados, finalmente la encontré yendo a donde íbamos a tomar el colectivo de vuelta a Moscú.

Miré para atrás y vi que el Pipa estaba re lejos hablando con Lucas bastante concentrado en su conversación. Entonces me acerqué a Kiara y le abracé por atrás.

— ¡Ganamos! — dije.

— ¡Felicitaciones! — me miró ella y luego se soltó del abrazo — Que linda asistencia Pau.

— Gracias, ¿viste que me das suerte? — le pregunté sonriendo.

— A mí acá todos me dicen mufa así que agradezco que pienses eso — respondió ella —. Ay estaba demasiado nerviosa viendo el partido, íbamos ganando después perdiendo, después lo empatamos. Fue demasiado.

— Sí, fue estresante. ¡Pero pasamos a cuartos! — dije yo pasando mi brazo por detrás de su cuello abrazándola. Habíamos llegado a donde se encontraba el colectivo — Nos vemos después ¿dale?

— Dale — dijo ella sonriendo, tenía una sonrisa tan linda.

Entramos todos al colectivo, yo me senté al lado de Nico Tagliafico.
Marcos pasaba cumbia a un volumen altísimo y algunos cantaban a coro. Otros como Masche les rogaba que se callaron ya que "cantaban como perros".

— Estamos re ATR perro — dijo Ota.

— Atr vas a estar si no te callas, porque te voy a encajar una piña — se quejó Masche.

— Eso no tiene sentido — respondió Ota.

— Me chupa un huevo, bajá el volumen — respondió Javier. Marcos le terminó haciendo caso.

En un momento Nico Tagliafico se fue a charlar con otros chicos y dejó el asiento a mi lado vacío. Después de unos minutos vino Gio Lo Celso y se sentó en este.

QUISIERA ALEJARME. {Paulo Dybala}Where stories live. Discover now