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Narra Paulo.

Todo se reducía a un par de momentos al final del día.

Cómo me había cambiado la vida por completo, de la noche a la mañana, al mismo tiempo que estaba viviendo algo que ya de por sí no era normal, no era algo que se vivía todos los días. Ser parte de la selección argentina durante un mundial ya era algo que me estaba cambiando la vida, ya era algo que no me era familiar en absoluto y con lo cual me sentía en las nubes cada vez que me daba cuenta de que realmente estaba ahí.

Realmente estaba en Rusia, era parte de eso y realmente era parte del grupo, y a veces hasta jugaba en los partidos. Realmente estaba viviendo mi sueño.

Todo eso ya era impresionante y ahora, encima de todas las cosas que nombré, algunas noticias todavía estaban por llegar.

Fue un día antes de la semifinal contra Bélgica, a la mañana entrenamos y al mediodía almorzamos en el hotel con el resto de los jugadores, cuerpo técnico, etc. El día anterior había hablado con Kiara, la hermana del Pipa y una chica que me gustaba mucho, por videollamada unas cuantas horas.

La extrañaba, no estaba en el mismo edificio que yo y estando tan lejos cada uno con su vida, yo entrenando y jugando y ella que había empezado las clases de actuación, no era lo mismo. Pero era lo que era y la verdad es que me sentía bien hablando con ella, de la manera en la que fuera.

Después del almuerzo subí a la habitación, que compartía con el Pipa, para dormir una siesta; y eso hice. Cuando me desperté, después de un par de horas, mi teléfono no dejaba de sonar.

Pensaba que sería Kiara y sonreí un poco, listo para hablar con ella. La sorpresa me la llevé cuando vi que no era ella sino mi ex, Antonella.

Confundido atendí, y un rato después fue cuando escuché las noticias: Antonella estaba embarazada de 10 semanas, era mi hijo.

Iba a ser papá.

No lo estaba procesando, no lo creía, no parecía ser posible. Ella me lo dijo una y otra, y 57 otras veces más antes de que lo terminara de entender.

Realmente estaba jugando un mundial, a un día de posiblemente jugar una semifinal, y realmente iba a ser... papá.

Hablamos con Antonella como una hora y la verdad es que no teníamos muy en claro qué hacer, no habíamos esperado esto y hace tiempo estábamos separados. Me permití pensar en Kiara por un momento, ella y yo estábamos empezando algo, pero un hijo... eso lo cambiaba todo.

No sabíamos qué íbamos a hacer con la madre de mi futuro hijo, hablamos pero no llegamos a mucho, ella sabía que al día siguiente tenía un partido importante, aún así había decidido llamarme y tirarme esa bomba, y entonces ya no me lo pude sacar de la cabeza.

Era todo como un sueño, uno bizarro, de esos que tenés cuando tenés fiebre.

Esa noche no dormí, solo pensé en todo lo que un hijo significaba para mi futuro. Mil pensamientos se me cruzaron por la cabeza. A partir de ese momento mi vida había cambiado para siempre y no podía hacer nada al respecto.

Quería dormir, sabía que descansar era importante la noche antes de un partido tan importante, pero no podía. La cabeza se me desbordaba de pensamientos, de recuerdos con Antonella, el contemplar darnos otra oportunidad para criar a un hijo juntos y formar una familia.

Siempre había querido tener mi propia familia eventualmente, pero nunca pensé que llegaría de esa manera, en ese momento... era un sentimiento muy raro. A Antonella siempre le iba a tener cariño porque habíamos pasado 4 años juntos, en los cuales hubieron momentos malos, pero otros muy hermosos, y hay cosas peores en la vida que volver con alguien que uno conoce tan bien, alguien que te dió tantas cosas buenas durante tanto tiempo (a pesar de las malas). Alguién que, además, tenía en su panza a un hijo mío.

QUISIERA ALEJARME. {Paulo Dybala}Where stories live. Discover now