My Wonderwall •Bughead•

Capítulo 8: "Bienvenido a Casa"

(Narra Jughead)
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"Bienvenido a la oscuridad... Bienvenido a casa..."
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-No puedo creer que vuelva a estar aquí, junto a ti...- susurró mi gran amiga, de aquellos ojos negros, tan descifrables. Una bella muchacha llena de amor y esperanza en su mirada. Una simple sonrisa, podría cambiarme el día entero...

-Es increíble; han pasado dos semanas y aún no entiendo cómo estás aquí. Junto a mí- susurré con una sonrisa.

Sí... Mierda que la extrañaba, así que tampoco nos separamos un momento en este tiempo.
La campana sonó fuertemente. Aturdiendo a Emily, como de costumbre.

-Voy a ser la prueba para entrar al grupo de las River Vixens... ¿Qué tal?- dijo aferrándose a los libros en mano.

-Claro- sonreí.

Honestamente, jamás me gustó que las muchachas alienten a los jugadores. Pero siempre la apoyaría, si le hace feliz.

-Genial- murmuró- , iré a arreglarme.

Caminó con tranquilidad hasta desaparecer por los pasillos de la escuela. Sin jamás demostrar una pizca de locura o eufória por enfrentar a la vida.

-¿Puedes correr tu trasero del medio...- Una voz que extrañaba escuchar. Aquellas quejas o amenazas... Oh por los dioses, necesitaba su maldita presencia.

-Eres tú- bufó molesta.

-Hey, ¿Qué sucede?

-Olvídame, Jones- gritó cuando se alejaba rápidamente- ah, espera, ya lo hiciste.

-Espera, no- la rubia, no se molestó ni en frenar para escucharme. Sólo siguió andando, ignorándome... Como nunca antes...

•••

La sala de arte, lo significaba todo para sólo una persona: Betty.
Ella sola podía llenar aquel lugar con su jodida presencia. Con su mirada desafiante o su misteriosa energía. Aunque era la única consciente, viva...

-Puedes pasar- gritó con un chillido.- Ush, Jones...

-El mismo- susurré.- Pensé que estarías para dar la prueba de las...

-¿River Vixens?- interrumpió manchando mi mejilla de pintura negra. Soltó una risa nerviosa, para luego proseguir con carcajadas.- Vale, me calmo... ¿Sabes que odio animar a hombres para que ganen algo que yo no puedo hacer?

-Hoy es la prueba de fútbol americano, ¿Por qué no juegas?- opiné sentándome junto a ella.

-Lo haré- sonrió.- ¿Resulta que te acordaste de mí?

-Resulta que tú y tu jodida mirada desafiante, o aquella sonrisa traviesa que tienes, siempre están cuando recuerdo lo más feliz de mi día. ¿Lo sabes?

Los ojos de la rubia, brillaban más que nunca. Eran dos soles... Mis soles...

-Tú apareces cuando recuerdo lo más molesto de mis días, Jones- dijo con una sonrisa pícara y su desafiante mirada... Se acercó hasta quedar frente a mí, lo suficiente para respirar su mismo aire.

-¿Qué tienes?- susurró observando dulcemente mis ojos- , ¿Qué tienes, para enamorar perdidamente a una muchacha, con un maldito corazón negro?

Luego de unos segundos de tenerla junto a mí, anhelar su bello aroma y ser su falta de aire, avancé para conectar nuestros labios.
Fue como despertar... Reviví de una pesadilla, de la cual moría de rodillas...

-Gracias por ser mi estrella- susurró, juntando mi frente con la suya. Demostrando una sonrisa eufórica.

-Nunca creí en enamorarme de nuevo- sonreí tímidamente, sujetando su dulce cabeza entre mis manos.

-Jamás me enamoré realmente, hasta que llegaste a mi vida con aquella estúpida gorra- soltó una carcajada, mordiendo su labio inferior para ocultar tanta felicidad.
No la culpo, estaba igual.

-Eres hermosa, ¿Lo sabías?

-Claro, idiota- sacudió su cabellera rubia, bien como hacía Cheryl- ... Ah, me olvidé de decirte que nuestro grupo de serpientes, te quiere hoy en Pop's.- la rubia, ni bien terminó la frase, salió corriendo hasta el campo de entrenamiento, decidida en demostrar el cambio...

-Será muy divertido...- Canté pícaramente para luego seguir a la muchacha que tanto adoraba.

•••

-Cabeza de zanahoria, quiero ser una Bulldog. Debo demostrar, que no sólo los hombres pueden jugar mientras que las chicas bailan para ustedes. Eso es un acto de...

-Ya sé qué dirás, serpentina- susurró aquel que fue mi amigo. Aunque él es un ejemplo de las personas que alejé de mi vida.

-Repítelo y te declaro hombre muerto- Betty levantó una ceja, mientras que se acercaba amenazante a él.

-Vale, tú contra mí- sonrió Archie.- Si tú ganas, entras. De lo contrario, te marchas por donde viniste.

-Hecho.

•••

Levanté mi cámara, para filmar los momentos victoriosos de la serpiente.

-Ha ha ha- festejaba con su chaqueta de Bulldog levantada hasta al cielo.

-¿Una serpiente en nuestro grupo?- Reggie levantó sus cejas. Demostrando cierta frialdad que no tenía.

-Ya me querrán y respretarán mi hermosa chaqueta, los veo mañana, perros.- la rubia les guiñó un ojo, con su bella sonrisa pícara.

-Jug- gritó como pequeña- , lo logré.

-Siempre lo haces.- Sonreí bajando mi cabeza. Sus ojos demostraban más de lo que hacía cualquier acción.
Ella siempre ha sido un ángel, lleno de vida y amor. Uno puro, capaz de cualquier cosa, si eso implica incluso, luchar con cuerpo y alma.

-Vamos a Pop's- dijo bailando las quejas de los muchachos, risas y burlas hacia la zanahoria.

-Obviamente, rubia- bromeé por un rato. Aunque en consecuencia recibí un golpe en el cuello.

-Te odio, Jones- sonrió alzando sus cejas, revoleando las llaves en mano.

-Gracias por aparecer en mi vida- susurré observando aquellos ojos verdes, los más hermosos en toda mi jodida vida.

-Gracias por no irte de ella, al menos por ahora- sonrió pícaramente, llevando un mechón de cabello detrás de su oreja.

-No me iré de ella- sujeté su bello rostro entre mis manos. Deseando que jamás se termine el momento.- Todo su maldito ser, tu presencia, tu tu risa, tu cabellera dorada. Completamente todo, me ha dejado sin aire ni para poder sobrevivir. Pero luego apareces con aquel espíritu libre, y me libras de mi propia oscuridad...

Su vista se comenzó a nublar por lágrimas. Dejando su rostro tan angelical, destrozado por aquellas malditas palabras.
No la puedo perder. Aunque sólo besó suavemente mis labios, antes de marcharse por las puertas del Riverdale High.
No, no, no por favor Dios. No la alejes de mí...
Bienvenida oscuridad...
Bienvenido a casa...