Capítulo 16: "Estoy Cayendo"

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(Narra Jughead)
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"Estoy Cayendo"
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  La muchacha de cabellera dorada como el maíz, se encontraba inmóvil entre las mantas. Intentando dominar las pesadillas que la atormentaban.

-Estoy aquí, mi vida, aquí estoy- susurré manteniéndola en un fuerte abrazo.- Duerme, yo pelearé contra tus pesadillas.

  Betty se acurrucó en mi pecho, tratando de conciliar al sueño, mientras que acariciaba su cabello suavemente para que descanse.
  Besé su frente nuevamente, verificando si la fiebre finalmente empeoraba o no.

-Cariño- murmuré, al saber de que probablemente su dolor aumentaba.

-Está bien- rió suavemente en mi pecho, soltando una mirada dulce a mis ojos.- Supongo que es mejor que dormir.

-¿Qué cosa?

-Quedarme junto a ti.- dijo bajando su mirada.- Esperando a los chicos a que lleguen con aquella comida chatarra de Pop's y la pila de películas por ver de Harry Potter.

  Observé detalladamente su rostro angelical.
  La forma en la cual se expresaba. Su risa. Su jodida forma de revolear aquellos ojos azules, tan artísticos, tan vivos.

-Cómo te adoro, mi hermosa Betty- sonreí, orgulloso de tenerla junto a mí.- Pero me temo, que te trairé un té hecho por el mismísimo Jughead Jones.

-Oh, ¿Sí?- exageró la muchacha de cabellera dorada. Llevando una mano a su pecho, dramatizando entre risas a una actriz de La Rosa de Guadalupe.- Me siento tan afortunada, Jughead de los Andes, por tal acto.

-¿En serio, Betts?- arrugué mi frente, intentando no reír ante su pésima actuación.

-Tengo peores- opinó ella, volteando su costado a otro, buscando una posición cómoda.

-Touché- finalicé riendo.

El silencio invadió el tráiler.
Podría haber jurado que ella dormía plácidamente en la cama, intentando calmar aquel dolor de cabeza que obtenía.
  Pero, no fue así.

-¿Sabes hacer un té?- preguntó ella.

La muy inquieta, jamás se conformó con quedarse quieta mientras que los demás hacían cosas.
  Ella siempre debía destacar.

-Sí, Betty.- contesté serio, intentando ocultar la sonrisa sobre mis labios.- Ahora, mi reina preciosa, vete al sillón. Ya debería llegar Toni.

  La muchacha del corazón valiente, rodó sus brillantes ojos azules, esperando a otra respuesta por mi parte.

-Bien, Voldemort- jugó ella, antes de correr de mi agarre.

  Su cabellera rubia saltaba al compás de sus delicados movimientos. Siempre con una sonrisa, la cual cumple como la protectora de su felicidad.
  La sostuve cuidadosamente de la cintura, mientras observaba sus bellos labios juntarse.

-No te merezco- susurró en mi hombro.- No merezco a un ángel.

-Tú eres mi ángel.

-No soy un ángel, Jug- opinó la muchacha, juntando su frente contra la mía.- Odio conocer a gente tan maravillosa, porque a fin de cuentas, siempre terminan... Lastimados.

-No digas eso, mi reina.- dije, besando la frente de mi enamorada de aquellos ojos azules que tanto amaba.
La muchacha sonrió tiernamente, disfrutando el momento en el que logró olvidar el mal que cargaba.

-En este instante, mi corazón no late. Baila- soltó Betty, con una sonrisa que quería dibujar en mi alma.- Te adoro, Jughead Jones. Gracias por todo...

  En aquel momento, podía describirme como el chico más feliz del mundo.
  Podía volar, volvía a ver los colores y las maravillas de la vida... Siempre junto a ella.

-Oh, mi querida Betty, ¿Te gustaría bailar junto a mí?- pregunté exagerado. Actuando específicamente como en la antigüedad solía ser.

-Por supuesto, Jughead Jones.

  Sus rizos dorados como el maíz, caían circularmente sobre su frente. Mientras que sus brillantes ojos azules, observaban a los míos apasionadamente.

-Encontré a mi amor- susurré a su oído.- ¿Tú lo has hecho?

-Por supuesto que sí- contestó entre risas.- Encontré a un ángel.

Su cadera se movía lentamente al compás de la música, cuando las risas reinaron aquel tráiler desgastado que ella tanto adoraba.

-¡Mira, Jug!- gritó una joven de ojos azules, esperando a que su amado novio observe su obra artística de galletas para navidad.

-Oh, mi bella dama- sonrió este, al llegar con aquel gorro rojo sobre sus cabellos negros. Intentando sonar lo más ansioso posible para su amante de ojos azules.- Son hermosas.

  La muchacha lo observó detalladamente, sabiendo a la perfección que mentía.

-Jug, soy Lena Parken, jamás me he llevado bien con la cocina.

  Betty, reía dulcemente, mientras que giraba en forma circular por el tráiler.
  Ella intentaba no golpearse con ningún mueble, pero, al hacerlo, no le molestaba el dolor.
   Éramos felices.

-¿Prometes que jamás te alejarás de mí?- pregunté, antes de besar cuidadosamente su frente.

-Lo prometo- afirmó mi pequeña musa.

  Su corazón latía con más fuerza, bailando al compás de los nervios y aquella maravillosa música que se lucía a la perfección en mi bella chica.
  El sonido de la puerta abrirse, interrumpió aquel beso lleno de ternura y cuidado.
   Me prometí a mí mismo, que cuidaría de ella, toda mi vida.
   Que la amaría y protegería hasta mi último aliento.
  Que lo haría, siempre lo haría...

-Hola enamorados- gritó Toni, quien entraba con una grande sonrisa junto a Cheryl y Sweet Pea... Nadie más.

-Hola idiotas- saludó Betts. Quien luego corrió a los brazos de su mejor amigo, no sin antes desarmar el peinado de Toni.

-¡Te mataré, Betty!- soltó la joven de cabellera rosada, mordiendo su labio inferior para omitir una carcajada.

-No querrás matar a tu pejelagarto favorito- dijo mi enamorada de ojos azules, con un puchero entre sus labios.

-Tienes razón- Toni rodó su ojos, divertida.- Por eso, hemos traído todas las películas de nuestro querido Harry Potter.

  Betty saltó aplaudiendo, ansiosa por vivir su destino y ver a aquel niño salvar nuevamente al mundo mágico.
 
Jamás confirmé si estaba cayendo. Tal vez en la oscuridad, o en la luz.
Nunca existió una excepción.
Pero, después de ella, afirmé que estaba cayendo.
  Cayendo por Betty.
Y siempre fue por ella.

  

 

My Wonderwall •Bughead•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora