Capítulo 32: "Cuando aún estabas aquí"

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(Narra Jughead)
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"Cuando aún estabas aquí"
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El sol comenzaba iluminar la soledad de este mundo.
Respiré profundo, confundido.
Estaba dejando Riverdale.
Jughead Jones estaba olvidando su pasado.

Tomé distancia de las demás personas y cerré los ojos.
¿Debía despedirme?
No sabía de quién.
¿Tal vez de Lena?
Ella estaba en otra parte, supongo.
¿De mi padre?
No, no. Él había muerto desde que se volvió alcohólico.
¿De mi hogar?
Mi hogar verdadero se iría conmigo.

Entonces... ¿De qué carajos debía desprenderme?
¿Por qué no podía despedirme solamente?
¿Decir adiós y que diga "algún día volveré por ti"?

Pues, eso no sucedía.
No conmigo.

-¡Esclavo! ¡Apúrate, ya nos vamos!

Me di la vuelta.
Y la vi.
Sonreía alegremente mientras apretaba a Verónica entre sus brazos.

Joder, era hermosa.
Elizabeth Cooper era la alegría que completaba mi vida.
Aquella que perdería de forma tan rápida y espantosa.

Teníamos una elección hecha.
Luego de la cirugía, cada uno iría a su universidad y probablemente, esa sería la razón de nuestra separación.
Cuando la mitad del todo se vuelve a separar.
Cuando todo se derrumbaría de una vez por todas.

Los dos sabíamos que no haríamos otra cosa.
Seríamos la misma mierda que cualquier otro: Un amor fallido. Un poema sin terminar. Un espejo que se dividió y jamás volvió a ser lo que alguna vez fue.

Elizabeth Cooper.
Ya no significaría Jughead Jones.

Y Jughead Jones ya no significaría Elizabeth Cooper.

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-¿Están listos?- preguntó Toni, quien iba al volante en el auto. Aferrándose cada uno a la valentía que aún nos quedaba para abandonar a lo que alguna vez fue nuestro hogar.

-No- negó la pelirroja, apretando sus labios de forma nerviosa.
Nadie sabía si volveríamos.
Nadie sabía si nos reencontraríamos.
Nadie sabía si después de todo, seremos los mismos niños que vencían sus miedos de forma unida. Como una familia que no tiene más que el uno al otro.
Y pues, eso era lo único que me hacía temblar.
Perderlos.
Perderla.
Perderme.

Y dejaría por siempre de acariciarte,
porque sé que de alguna manera me sientes, tú eres lo más cerca del cielo que alguna vez estaré,
y ahora mismo no quiero irme a casa.

-Hazlo- soltó Elizabeth, agarrando mi mano mientras cerraba repetidamente sus ojos.- Nos tenemos a nosotros.

Y pues, era verdad, después de todo.
Vencimos a la muerte.
Superamos a la soledad.
Aceptamos a la tristeza.
Soltamos al pasado.
Y nos aferramos al futuro.

-No tenemos nada que perder- susurré.
A lo que Toni soltó una carcajada y apretó el acelerador de forma brusca, logrando un impulso en el auto hacia el futuro.

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-¿Cuál es nuestra canción?- habló Betty, despertándose del plácido sueño que había tenido sobre mi hombro.

-¿Qué?- solté, riendo ante su rostro; dormido y pronunciando palabras que ni ella entendía.

-¡Todas las parejas las tienen!

-Nosotros no somos como "todas las parejas"- recuerdo sus expresiones cuando dije eso.
Estaba hermosa; con su cabellera rubia decorando el entorno de su rostro. Con sus ojos multicolores haciendo contacto visual conmigo. Con sus labios finos haciendo una línea recta, ya que estaba de acuerdo conmigo.
Joder, eras tan malditamente hermosa. ¿Quién no hubiera perdido la maldita razón por ti?

My Wonderwall •Bughead•Where stories live. Discover now