Capítulo 12: "La Mitad de un Todo"

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(Narra Jughead)
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"La Mitad de un Todo "
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-Y pues, creo que su muerte se arregló, no lo mató un loco por problemas mentales, o la mierda que nos metieron en la cabeza.- la rubia suspiró pesadamente, mientras removía su cabellera dorada por el cansancio.- No dormí en toda la noche.

-Una tarde de siesta no nos vendría mal, ¿Verdad?- acaricié suavemente su mejilla, intentando dormirla un poco.

-Idiota, sabes que soy capaz de dormir en la escuela- soltó una tierna carcajada, cuando observaba a todo el tumulto de adolescentes pasar.

-¿Te veo luego? Debes hablar con Emily- me advirtió antes de desaparecer por los pasillos de la secundaria.

  Ella era lo único vivo y real entre tanto.
  Ella era lo único por lo que valía la pena luchar, morir o vivir.
  Por eso, y por millones de razones más, la quería tanto...

-Hola Jughead.- Susurró aquella voz... La de Emily.- ¿Podemos hablar?

  Quería tan sólo negarle, decir que no estaba listo para una conversación. Pero se lo prometí a ella. Y se lo cumpliría a ella...

-Sé que no quieres escucharme, y te juro por mi vida que duele como el infierno- su voz se quebró al instante, pero ninguna lágrima corrió por aquellas mejillas.- Duele saber que cuando siempre estuve allí para ti, nunca lo notaste. Duele pensar en que, te amo más que a nadie, pero no correspondo lo mismo por ti, ¿Verdad?

-Te amo, Em. Siempre lo haré y...

-¿Te acuerdas cuando teníamos quince años? Yo te había escrito muchas cartas y notas antes de irme a New York- me interrumpió bajando la cabeza, mientras que levantaba con delicadeza un cuaderno.- Pues, nunca fui lo suficientemente valiente como para que lo leas. No quiero tu pena, sólo tu creencia en mi amor. ¿Vale?

Asentí con la cabeza, intentando analizar la información y tan sólo ordenarla.

-Ah, Betty es... Distinta. Ten cuidado con ella- susurró eso último. Aunque sus palabras no me gustaron para nada.

-Ella es grandiosa, dice que eres genial.- levanté mis cejas, desafiando a Emily en un peligro constante.

-Basta, Jughead. Tú sabes que odio caer en tu juego.

-¿Pero lo sigues haciendo después de todo?- sonreí confundido, tratando de apreciar toda la información en mi cabeza.

  Mierda, explotaría en cualquier instante...

•••

-Boom, Jones. Te gané.- gritó Betty, con una gloriosa sonrisa.

-No es mi día- reí a medias. No podía mentirle, no a ella.- Me enteré de algo doloroso...

-Sé lo que se siente. Aunque lo mío hasta salió en revistas y diarios- exclamó sarcástica.-  Sólo ignora los malos comentarios... La gente es una mierda, tú lo sabes.

-Yo soy una mierda, ¡Soy un estúpido!- levanté mis brazos, desesperado.

-Hey, cálmate- dijo, intentando abrazarme.

  Más recuerdos venían a mi cabeza. Ella estaba en ellos. Lena y sus dulces labios sonriendo, repitiendo que me calme. Cada vez que cerraba mis malditos ojos...
Mierda.
Mierda.
Mierda.
Solté un sollozo agudo, no se iba, no lo hacía. ¡Por Dios!

-Juggie, por favor, cálmate- repetía la voz de mi Betty en eco. 
Traté de abrir mis ojos, pero estaban sellados.
  Grité entre lágrimas.

Por favor, que alguien me ayude.

Sentí un aroma dulce y peculiar, mientras que unos fuertes brazos enrollaban mi cuerpo, cuando la misma frase se reproducía más veces.

Te necesito... No llores, no lo hagas... Sé fuerte, tú lo eres más que nadie... Sólo respira...

Unos suaves besos sellaron mi alma. Y no era nada más y nada menos que mi Betty. Sonriendo entre algunas lágrimas...

-¿Estás bien, Juggie?- susurró cuando atrapó mi rostro entre sus bellas manos.- Estás conmigo, ¿Sí? No eres una mierda...

-Aluciné.- dije, quitando las lágrimas que aún corrían por mis mejillas.- A mi mejor amiga, una novia, que tanto amaba... Su nombre era Lena... Y murió... Murió...

Betty tomó una gran bocanada de aire. Intentó decir algo, pero al final calló.

-Sé lo que se siente.- fue lo único que logró modular.- Yo huí a golpes de mi pasado, pero estaba sola, Jug. Prometo ayudarte, en todo lo que necesites.

  Miré detalladamente sus ojos azul profundo. Siempre fueron un mar de sentimientos, con una valentía que nadie obtenía.
"Ella era un ángel"
Jamás perteneció a este lugar. No aquí, no conmigo.

-Te quiero, Betts.- solté acariciando su cabellera rubia.- Eres lo único que tengo, ¿Qué he hecho para merecerte?

-Dios me ha puesto en tu camino, Juggie.- susurró con una sonrisa, acercando sus labios lentamente a mi mejilla- ¿Qué más puedo pedirle, si te tengo a ti?

Sus suaves labios rozaron tiernamente con los míos, para luego juntarlos y conectar la mitad de un todo.

Dios mío, ¿Por qué me has dado a un ángel como compañera? ¿Qué hice para merecerla? ¿Qué hago para no alejarla de mi oscuridad, de mi jodida vida?
No tenía ninguna respuesta a tales preguntas, jamás las tuve.
Pero lo único que puedo decir seguro, es que prometí amarla y protegerla toda mi vida.
Porque ella era mi vida...

My Wonderwall •Bughead•Where stories live. Discover now