Capítulo Uno

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La equivocación que tendría consecuencias

Lee Felix se encontraba en el aeropuerto, buscando a su compañero de piso, quien había ido a buscarlo. Estuvo buscándolo entre la multitud, hasta que al fin vio un cartel en inglés que decía: Lee Felix, I'm here. Se acercó y cuando Minho lo vio, bajó el cartel y fue hacia él.

- Welcome, Felix - lo saludó con una sonrisa.

- Hola - respondió.

- Vaya, no recordaba tu voz tan grave. - Felix río y agachó la cabeza, aguantando la ilusión que tenía de haber llegado a Seúl. - Te guiaré hasta casa, y ya mañana te llevaré a conocer las calles y tal. - Felix asintió y ambos emprendieron el camino hasta casa.

Por el camino, Felix quedó maravillado con el lugar. Al llegar al piso, que no era muy grande, pero tenía lo necesario para los dos, fue a la habitación que le dijo Minho que sería la suya. No tardó mucho en dejar sus cosas porque su compañero le ayudó. Estaba un poco vacío, pero ya lo decoraría a la vez que transcurría el tiempo. Al caer la noche, entre los dos hiceron espaguetis para cenar. Cuando terminaron, se quedaron un rato viendo una película que echaban en la televisión. En realidad no la vieron, se quedaron hablando sobre cosas del uno al otro, como que a ambos les gustaba bailar, y que Felix se podría unir a la clases de baile a las que va él.

Al día siguiente, Minho le enseñó los lugares más céntricos de Seúl y las calles que podría coger para ir al instituto, también le mostró las cafeterías que solía frecuentar con sus amigos y las mejores tiendas para comprar ropa. Al otro día, visitaron lugares históricos y un poco más las afueras de la capital, y así pasó una semana en la que conoció más Seúl.

Lo bueno de haber tenido una semana, es que pudo aprenderse los nombres de las calles y aprender un poco más el idioma. Realmente estaba agradecido de tener un compañero tan agradable y servicial como Minho.

Era domingo por la noche, y Felix salía de la ducha para preparar las cosas para empezar su día en el instituto. Entonces, Minho apareció con lo que parecía un sobre. Miraba hacia abajo y se le notaba muy tímido, algo anormal en él.

- Yo... Felix.

- Dime.

- ¿Podrías hacerme un favor?

- Claro, ¿de qué se trata?

- Pues, mira, me gusta un amigo mío, y le he escrito una carta en la que expreso lo que siento por él.

- Ajá.

- Y no soy capaz de dársela. Así que me preguntaba si tur se la darías por mí mañana.

- Claro.

- ¿En serio? - Sus ojos se iluminaron.

- Claro.

- ¡Muchas gracias! - Dejó la carta en un mueble y abrazó al chico.

- Minho, se me va a caer la toalla de la cintura.

- Oh, perdón, perdón. - Terminó el abrazo rápidamente y se dio la vuelta.

- Espera que me vista en el cuarto y ahora me dices bien a quién se la tengo que dar y todo eso.

- ¡Claro! ¡Claro! - Cogió la carta y se fue a la sala de estar.

Tras vestirse el pecoso, salió de la habitación y fue a donde le esperaba su compañero. Se sentó en el final del sillón y lo miró.

- Por desgracia, mañana no iré al instituto hasta las once y media, así que tendrás que ir solo, ¿podrás llegar bien?

- Sí, me sé qué calles tengo que coger.

- Perfecto. Pues la carta se la tienes que dar a Hwang Hyunjin en la sala de baile. Él siempre está solo a las ocho y media.

- ¿Y cómo es físicamente?

- Pues mira, cuando lo veas, pensarás que es la persona más hermosa del planeta y del universo.

- Increíble descripción.

- Bueno, cuando lo hagas y me veas, dímelo.

- Vale.

Y la noche dio lugar al amanecer. Felix se despertó con la canción Bullshit de G-Dragon y se levantó de la cama. Se vistió con un jersey blanco y unos jeans negros, fue a la cocina y desayunó. Y tras peinarse, cogió la mochila y la carta que Minho le dio la noche anterior. Salió de la casa y se dirigió al instituto.

Cuando llegó, vio a muchos adolescentes como él entrar en el instituto. Entró y miró la hora. Eran las ocho y veinte. Sacó la carta de su mochil y caminó en busca de la sala de baile. Desafortunadamente, estuvo más de media hora buscándola, sin éxito. Estaba ya desesperado, pued su clase comenzaría pronto y aún no había entregado la carta. Pero entonces, cuando más desesperado estaba, un chico se le acercó. Parecía un poco mayor que él, y tenía el pelo gris y rizado.

- ¿Estás bien?

- Eh, sí, sí.

- ¿De verdad? Eres nuevo, ¿no? ¿Te has perdido?

- Es que estoy buscando la sala de baile y no la encuentro.

- Ya veo. Por eso tenías esa expresión de desesperación. - Río - ¿Quieres que te guíe hasta allí?

- Por favor. - El chico, llamado Chan, lo llevó hasta el lugar, y por el camino, hablaron un poco. Resultó que ambos eran australianos, y que Chan vivía en un piso con su amigo Woojin.

Al llegar a la puerta, se despidió y se fue, diciéndole que si tenía alguna duda con algo, que lo buscara y se lo dijese, que él lo ayudaría encantado. Cuando se marchó, abrió la puerta y vio a un chico con una camiseta de cuadros azules y unos vaqueros negros. Se acercó a él, y vio que su peinado era como el de un champiñón, y, encajaba con la descripción que Minho le dio; le pareció el chico más lindo que jamás había visto, aunque parecía alguien serio y malhumorado. El chico se le quedó mirando, esperando a que dijese lo que fuese, y Felix, creyendo que era Hyunjin, le dijo que la carta era de parte de Minho.

- Gracias - le dijo cuando se la entregó.

Y, como un tomate, salió de la habitación. Ese chico era demadiado guapo, pensó Felix.

Al terminar el día, vio a Minho a la salida.

- Misión cumplida - le dijo cuando lo vio.

Pero, resultó que Felix se había equivocado y le había entregado la carta a Seo Changbin, a quien le gustaba Minho y que se emocionaría muchísimo al leer la carta que, desafortunadamente, no iba para él.

"잘못된 문자" ««Wrong letter»» [Changlix]Where stories live. Discover now