UNA VEZ MÁS

Capítulo 10

- Siempre supe que ese cerebrito llegaría lejos – Comentó Dinah mientras abría una bolsa de Cheetos Fleming hot sentada en el sofá de la sala de su apartamento – Es que era obvio, siempre tan pasional en todo lo que hace - Esta frase salió un poco entrecortada porque la polinesia masticaba sus frituras mientras hablaba – Pensé que ya había logrado hacer que no hablaras con la boca llena - ¡Es que no soy perfecta! Algún defecto debía de tener – Camila sólo movió su cabeza en señal de desaprobación – Volviendo al tema Lauren ¿le enviarás mensaje felicitándola por su logro? – Aún no lo decido, y si le mando mensaje y lo deja en visto o si lo lee y no me contesta o sí me contesta, pero lo hace con odio ¡No sé! – Dijo Camila algo afligida- ¡Ay por Dios Camila! Tú siempre analizando todos los panoramas, qué tan difícil es escribir "Mis padres me dijeron que presentaste tu tesis ante el Senado de Chicago y estos alabaron tu trabajo, muchas felicidades, sabía que dejándote llegarías lejos" – ¿Sabes que los chistes no son lo tuyo? – Comentó Camila en forma de sarcasmo - ¡Espera! Añade por favor "Pd: Ahora el único fracaso en tu vida soy yo" – La polinesia soltó la risa por un instante hasta que sintió un cojín estrellarse en su cara - ¡Auch, Mila! – No seas idiota y ayúdame a saber cómo escribirle el mensaje – La latina en ese momento ya se encontraba sentada en el sillón a lado de su amiga – Entonces ya está decidido, le enviarás mensaje – Si, supongo, no tiene nada de malo, además, estoy de verdad muy contenta por ella – ¿Hace cuánto no tienes contacto con Lauren? – Preguntó la polinesia – Hace cuatro años – Contestó Camila – ¿Y aún tiene el mismo número? - En ese momento Camila recordó - ¡Mierda ya ni siquiera tengo su número guardado! - ¡Pues mierda, llámale a tu mamá para que te lo pase! Estás media tontita mija, cuando hables con tu mamá pásamela, quiero saber por cuántos meses te tuvo en cocción porque creo que te faltó un poco, saliste media aguada del cerebro – Camila ignoró el comentario de su amiga y se encerró en su cuarto para hablar con su mamá.

- ¿Mami? Hola, ¿Cómo estás? – Una voz alegre comenzó a percibirse desde la bocina del celular de la castaña - ¡Hola mija! Muy bien ¿cómo has estado tú? ¿Cómo va la canción? ¿Has avanzado? – He realizado unos acordes pero no he concretado nada aún, a parte de inspiración no he tenido tiempo con las demás materias, se ponen un poco duras cuando estamos casi a mitad del semestre – Tú concéntrate y verás que todo saldrá bien – Si, yo sé que si – Camila dudó un poco en lanzar la siguiente pregunta, ya que no quería ser interrogada por Sinu y tampoco quería darse cuenta que su mamá aún mantenía contacto con Lauren después de todo – Oye mamá, ¿Tú tienes el número de Lauren? – En ese momento hubo un ligero silencio entre madre e hija – Eeeh sí, ¿por qué? – Camila no sabía si contestar esa pregunta o no, pero optó por hacerlo ya que al fin de cuentas era su madre – Es que, me comentaste que le fue muy bien en el Senado y quiero enviarle un mensaje para felicitarla solamente – Me parece un buen gesto de tu parte y me alegra mucho que hayas decidido enviarle un mensaje, quien sabe si después de esto vuelvan a retomar su amistad – Eso, lo veo un poco imposible – Lo importante es que alguna de las dos de el primer paso y al parecer esa serás tú – Mencionó Sinu - ¿Mamá? ¿Y si no me contesta? ¿Y si esto sólo lo estoy haciendo en vano? – Las dudas de Camila salieron a la luz ante su madre que rápidamente contestó - ¿Entonces esperas una respuesta a cambio? – Preguntó Sinu – Pues al menos de cortesía, un gracias sería suficiente – Afirmó la castaña - ¿Segura? – Refutó Sinu con una pregunta – Algo, no te voy a mentir – Soltó Camila – Tranquila cariño, todo saldrá bien, Lauren no es grosera y te contestará, te envío su número por mensaje – Gracias mami, te quiero – Yo también hija – Salúdame a la familia, los amo – A los pocos segundos de haber colgado la llamada llegó a su pantalla un mensaje por parte de Sinu que contenía el solicitado número de Lauren, el cuál observó brevemente porque justo en ese momento llegaba un recuerdo a su mente.