CAPÍTULO 3 - EL SECRETO

2.2K 230 101
                                    


Desde el incidente en el despacho de Erwin Levi había evitado en todo lo posible el contacto con su Comandante, incluso en situaciones en las que eso era prácticamente imposible. Así ocurría durante las instrucciones en las que todos los soldados debían participar o en las reuniones que Erwin organizaba semanalmente para decidir los próximos pasos a dar y en los que siempre le incluía pese a ser un simple Cabo, pues no dejaba de ser el mejor soldado del Cuerpo.

Cuando no tenía más remedio que respirar el mismo aire que su Comandante Levi hacía todo lo posible para no intercambiar una palabra con él. Y cuando tampoco podía evitar eso, por ejemplo cuando le hacía una pregunta directa, se limitaba a asentir en señal afirmativa o chasquear la lengua si la respuesta era que no para hacerse entender. Llevaba comunicándose de ese modo desde hacía años, por lo que ya tenía dominado aquel lenguaje silencioso.

El problema llegaba cuando ese comportamiento no servía para que Erwin cesara en su empeño de querer hablar con él. Fuera del campo de batalla, aunque siguiera siendo parco a la hora de dar información, el Comandante trataba de ser más cordial, consciente de que tan pronto como aparecieran los titanes no habría tiempo para nada más que órdenes. No quería que esa conducta también fuera la norma dentro del cuartel, pues temía que de ese modo sus hombres dejaran de confiar en él, lo que pondría en riesgo el éxito de la misión.

Por ello, no queriendo perder más respeto por parte de su mejor soldado de lo que ya lo hacía, Erwin trataba de mostrarse más cercano, incluso alabando sus capacidades con el equipo tridimensional como si no lo supiera ya todo el mundo, esperando que así Levi se ablandara un poco.

Pero cuando eso solo sirvió para que se cerrara aún más en banda el Comandante se conformó con que Levi no pareciera tener intención de dejar el Cuerpo, lo que sería una terrible pérdida para el ejército y para la humanidad en general. Si a cambio de su permanencia en el Cuerpo se había ganado un odio visceral por su parte, estaba dispuesto a aceptar ese contratiempo.

Y después de todo Levi tenía muchas razones para odiarle.

Los dos hombres llegaron así a una especie de acuerdo en el que las pocas ocasiones en las que hablaban prácticamente desaparecieron, pero estando ambos conformes con la decisión: de ese modo Erwin no tenía que preocuparse por que Levi no se esforzaría al máximo en cada misión, y por su parte Levi no tendría que buscar excusas para no responder al saludo del Comandante cuando se cruzaran en el cuartel.

Fue así hasta el día en que Levi descubrió el secreto del Comandante Smith.

Ocurrió de manera totalmente fortuita. Todo comenzó cuando un día, en una reunión en la que hacía todo lo posible para no mirar al Comandante a la cara, se dio cuenta de que este tenía las manos vendadas. No parecía nada grave, pero sí le extrañó que estuviera herido el hombre que menos luchaba en el campo de batalla; más aún cuando hacía semanas que no habían participado en ninguna misión, ya que todavía no se habían recuperado de la última masacre sufrida.

Entonces Levi no le dio ninguna importancia, limitándose a pensar que menuda mierda de Comandante era aquel que incluso se hería durante los entrenamientos.

Fue días después cuando recordó aquellas heridas.

Era de noche y se había desvelado, como le ocurría cada vez que el mínimo ruido le ponía alerta. En esa ocasión había sido el simple viento pero, viendo que era incapaz de recuperar el sueño, optó por abrir la ventana de su dormitorio para contemplar la luna creciente. Era de los pocos soldados rasos que disfrutaban de una habitación para él solo, pues pronto comprendieron que era mejor eso a confiar en que Levi encontrara un compañero que estuviera a la altura de su exigente nivel de limpieza.

El PactoWhere stories live. Discover now