CAPÍTULO 12 - RENDICIÓN

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Anteriormente, en "El pacto":

- Te vas mañana, ¿no?
- Sí.
- ¿Hay alguna posibilidad de que nos podamos ver esta noche? Nadie me verá –Alzó la mirada y Erwin se quedó sin respiración al ver tanta vulnerabilidad en sus ojos. Deseó no estar a cielo abierto para poder hacer lo que realmente quería: borrar la preocupación de Levi con sus labios. Pero estando donde estaban, a la vista de todos, debían seguir interpretando sus papeles de Comandante y Capitán. Así que lo único que pudo ofrecerle fue un mayor agarre de su muñeca, acariciando con el pulgar la palma de su mano.
- Mejor en tu dormitorio.

Aunque seguía mostrándose vulnerable, la expresión de Levi adquirió un tono más seguro cuando curvó sus labios en una minúscula sonrisa predadora:

- Como ordene, mi Comandante.

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Horas más tarde, tras abrir la puerta de su dormitorio y encontrarse con el muro de hormigón que era Erwin Smith, Levi le agarró del medallón para meterle dentro, al tiempo que devoraba cualquier milímetro de piel que tuviera a su alcance.
Apenas cerró la puerta con el tacón de su bota se encaramó al Comandante y le dio uno de esos besos que parecían más mordiscos, además de ser su señal predilecta para indicarle que hoy mandaba él.

Al principio dio la sensación de que Erwin había entendido su orden, alto y claro, pues no opuso resistencia. Pero entonces, apenas unos segundos después, el hombre respondió a esos besos tan agresivos con otros más delicados y lentos. Y después sus manos agarraron la cintura del Capitán con una suavidad excesiva para, en opinión del soldado, llevar casi un mes sin follar.

Sin entender muy bien lo que pretendía, la primera reacción de Levi fue alejarse. Apoyó los pies en el suelo y dio un paso atrás, intentando soltarse del agarre. Sin embargo, el Comandante no tuvo más que besarle de nuevo al tiempo que subía una mano por su espalda y acariciaba la nuca de su soldado.
El tacto de sus dedos hizo temblar al Capitán, quien trató nuevamente de separarse. Y cuando Erwin hizo un poco más de presión con sus brazos para impedírselo Levi actuó como un animal enjaulado: le mordió en la boca hasta sentir el sabor metálico de la sangre.

El Comandante siguió sin apartarse. Ni siquiera le echó en cara su comportamiento más propio de un salvaje. Volvió a besarle, incluso más despacio que antes, consiguiendo a cambio que Levi intentara morderle una vez más. Entonces se separó lo justo para apoyar la frente en la del moreno.

- Levi...

El susurro sonó como un grito en el cerebro de ese soldado que buscaba desesperadamente la liberación.

- Levi –susurró de nuevo, besando la comisura de sus labios.
- ¡A qué esperas! Fóllame de una vez –gruñó.
- Hoy no.
- ¿Qué mierda estás diciendo? Para eso has venido, ¿no?
- Hoy no.
- Erwin –intentó liberarse sin éxito-. Suéltame de una vez.
- No hasta que te calmes.
- ¿De qué estás hablando? –protestó entre esos brazos que sentía le estaban ahogando-. Estoy calmado. Estoy... perfectamente...

Sin embargo, el temblor que recorrió su cuerpo no engañó a ninguno de los dos.
Erwin puso las manos en sendos brazos del hombre más menudo, manteniéndole sujeto pero con más espacio a su alrededor para que pudiera calmarse.

- ¿Confías en mí? –preguntó, mirándole fijamente-. Responde –Levi le lanzó una mirada furiosa ante la que no parpadeó-. Respóndeme.
- Sabes que sí –chasqueó la lengua.
- Entonces obedéceme.
- ¡No sé que quieres que haga!

Como respuesta Erwin soltó muy despacio sus brazos, asegurándose de que no intentaba huir. Una vez confirmado que tenía toda su atención se inclinó poco a poco hacia el rostro del Capitán. Esperó a que este iniciara el beso, pero por el modo en que le temblaban las pupilas intuyó que aún necesitaba un último empujón. Colocó entonces dos dedos bajo su barbilla, respondiendo a su mirada desafiante con una llena de sosiego, tras lo que posó sus labios sobre los temblorosos del Levi.

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