CAPÍTULO 24 - EL FIN DEL ACUERDO

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Levi Ackerman despertó con la sensación de que le habían dado una paliza. Tenía todos los músculos entumecidos, debiendo moverse muy despacio para ir recuperando poco a poco la sensibilidad de brazos y piernas.

Esta vez Erwin se había esforzado de lo lindo a la hora de follarle. Se veía que tenía ganas de catar su cuerpo después de tanto tiempo separados.

Con un gruñido consiguió dar media vuelta en la cama, queriendo decirle unas cuantas cosas al responsable de su estado.

Al final tuvo que quedarse con las ganas, pues a su lado no había nadie. Y por lo frías que estaban las sábanas, hacía un buen rato que el Comandante se había levantado.

Extrañado, Levi se incorporó para observar la habitación y descubrió que estaba solo.

Chasqueó la lengua, cabreado. No es que quisiera que le despertara siempre como la última vez, a base de besos y caricias, pero después de cómo le había follado no estaría de más que al menos esperara a que despertara para asegurarse de que no le había destrozado.

Precisamente que no lo hubiera hecho confirmaba sus sospechas de que Erwin escondía algo. Ese era el principal motivo de su cabreo.

Y visto que él no tenía intención de contárselo, no tendría más remedio que ir en busca de las respuestas.

Con movimientos torpes consiguió levantarse y vestirse, optando por ropa de calle. Como tuviera que ponerse ahora el equipo tridimensional tardaría horas en estar listo y necesitaba hablar con él enseguida. Antes de que el infalible Comandante ideara uno de sus planes para asegurarse de que nadie le molestara.

**********

Tardó más de lo esperado en encontrarle. En sus aposentos no estaba y tampoco con los principales oficiales del Cuerpo. De hecho, nadie le había visto desde aquella mañana y todos creían que seguía con él.

Al final le encontró en el lugar más insospechado. Tras intuir que estaría escondido en las zonas más recónditas del cuartel se pasó por la cueva que tanto tiempo atrás marcó un punto de inflexión en su relación. Pero finalmente le descubrió en una de las torres de vigilancia del muro. Todavía era de noche, por lo que no había soldados patrullando, siendo ese provablemente el motivo por el que Erwin escogió aquel lugar.

- ¿Qué haces aquí? –preguntó cuando llegó a su lado.

Erwin no se sobresaltó al verle allí, lo que indicaba que no le había cogido desprevenido. Y eso fue precisamente lo que más le extraño: aun sabiendo que Levi le encontraría el Comandante no se había alejado para evitar la confrontación.

Lo que significaba que era el primero en querer hablar.

Sin saber muy bien por qué, Levi sintió un escalofrío. Y luego, cuando Erwin se giró y le miró con una sonrisa triste, sintió que el pecho se le encogía.

- Es luna llena –dijo el Comandante.

- ¿Y?

- Hacía mucho que no contemplaba la luna... -Devolvió la atención al cielo estrellado-. Ya no recuerdo cuándo fue la última vez que pude hacerlo.

Levi se quedó unos segundos mirándole, sin tener la menor idea de lo que estaba pasando allí. Las últimas semanas habían sido un auténtico torbellino, estaba claro, pero jamás le había visto así.

Seguía vistiendo el uniforme del cuerpo, pero ahora nada de lo que hacía o decía indicaba que fuera ese Comandante tan aguerrido.

Soltando un chasquido se sentó a su lado, dejando las piernas colgando sobre el muro.

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