CAPÍTULO 17 - LA SEÑAL

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La jornada había transcurrido en calma.

Aquel día la expedición formada por la Policía Militar y el Cuerpo de Exploración debía recorrer diez kilómetros en territorio titán hasta llegar al antiguo pueblo que había cerca del bosque de los árboles gigantes. La misma localidad que tuvo que ser abandonada cuando el Titán Colosal y el Titán Acorazado destruyeron el Muro María, obligando a que una tercera parte de la población huyera al interior del Muro Rose.

Si todo salía según los cálculos del Comandante Smith, pronto esa zona volvería a estar bajo control de la raza humana.

Apenas se habían avistado titanes y los pocos que se acercaron a la formación fueron presa de los soldados del Cuerpo de Exploración. La Policía Militar no participó en los enfrentamientos, pero afortunadamente tampoco puso trabas. Ya fuera porque las rencillas entre las dos facciones del ejército habían llegado a un empate o porque por fin la Policía Militar había comprendido que fuera de los muros lo mejor era dejar actuar al Cuerpo de Exploración, en cuando aparecía un titán se dejaba vía libre a los soldados comandados por Erwin para que hicieran su trabajo.

El resultado, de momento, se había saldado con dos bajas por parte del Cuerpo de Exploración. Un número irrisorio teniendo en cuenta la distancia recorrida.

Consiguieron llegar al pueblo abandonado con las primeras luces del atardecer, momento en que los titanes apenas se movían, lo que les ofrecería una mayor seguridad frente a un posible ataque.

Nada más bajar de sus caballos Hange coordinó las labores de construcción para crear un muro provisional lo suficientemente resistente en torno al edificio más grande del pueblo, un antiguo hospital, y que sería el cuartel provisional por aquella noche. Por delante tenían doce horas de trabajo a marchas forzadas para que tan pronto saliera el sol el perímetro estuviera asegurado.

Parte de los cadetes se dedicaron a vigilar el exterior en caso de que se avistaran titanes, mientras que un destacamento especial, con Eren como principal implicado, estaba al cargo de la creación del nuevo muro.

Hange y Mike estaban estudiando el edificio para elegir el mejor punto del que comenzar. Por su parte, un muchacho que todavía no confiaba demasiado en sus capacidades intentaba resistir la presión. Durante las pruebas Eren sí había sido capaz de crear un muro a partir de su piel de titán endurecida, pero nada comparado con las dimensiones que ahora le estaban pidiendo.

Afortunadamente el Capitán Levi no estaba con Eren, pues eso le habría puesto más nervioso, sino coordinando a los soldados junto a los Comandantes Erwin y Nile.

- ¿De verdad crees que esto va a servir de algo? –se estaba quejando el Comandante de la Policía Militar. Sus críticas al Cuerpo de Exploración habían bajado de intensidad a raíz de que Levi le pusiera en evidencia, pero cuando estaban los tres solos no perdía ocasión-. Estas casas medio derruidas no resistirán ningún ataque.

- Confía en la capacidad de Eren –explicó Erwin-. Puede levantar un muro igual de resistente que los que rodean la Capital.

- ¿Ah, sí? –miró con descaro al muchacho que estaba a unos veinte metros de distancia con cara de agobio-. Pues yo no veo que esté haciendo mucho aparte de sudar como un cerdo.

- Mira quién fue hablar –replicó Levi, incapaz de morderse la lengua-. Puede que tenga aspecto de mocoso, pero ese crío ha matado más titanes en el día de hoy que todos tus hombres juntos. ¿Puedo saber que has hecho tú, aparte de abrir la boca para quejarte?

- Aprovecha ahora que puedes –se mofó Nile-. En cuanto lleguemos a la Capital y el Consejo Superior se entere de lo que hacéis por las noches, ya no tendrás tantas ganas de insultarme.

El PactoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz