CAPÍTULO 20 - RESPUESTAS

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Al abandonar la sala Marie hizo chocar las puertas principales de la rabia con que las abrió.

Dentro, los únicos que quedaban, todos ellos del Cuerpo de Exploración, se miraron los unos a los otros, en silencio, pero por razones completamente distintas: Mike y Hange tuvieron una conversación silenciosa en la que convinieron que aquella mujer estaba completamente loca y que era fantástico que Erwin se hubiera alejado de ella a tiempo. Los integrantes del cuerpo especial del Capitán Levi suspiraron aliviados porque por fin todo hubiera acabado. El Comandante Erwin permaneció en el mismo sitio en el que había vivido la hora más terrorífica de toda su vida, debiendo cerrar los ojos y respirar profundamente para calmar el furioso latido de su corazón. Y Levi...

Levi todavía no sabía cómo reaccionar.

Habían pasado demasiadas cosas en muy poco tiempo, debiendo presenciarlas sin poder hacer absolutamente nada para remediarlo y solo ahora empezaba a ser consciente de todas las consecuencias de lo ocurrido: Erwin se había desecho del Comandante Nile y además consiguiendo mantener intacta su reputación. Y aunque ahora todo el mundo sabía lo que él había hecho en el pasado...

Una simple mirada a sus compañeros le dejó claro que nada había cambiado entre ellos. El temor a que le rechazaran al descubrir la clase de hombre que era en realidad desapareció tan pronto como vio que no albergaban nada de ese desagrado, incluso miedo al comprender que habían trabajado codo con codo con un asesino. Con el que para muchos no era más que una rata de las cloacas.

En lugar de ello, tanto sus compañeros como los mocosos a los que capitaneaba y a los que había empezado a coger cariño le miraban con orgullo. Tanto hacia él como hacia ellos mismos porque lo habían vuelto a hacer: el Cuerpo de Exploración había salido victorioso del objetivo que se había propuesto.

Ser el centro de todas esas miradas de orgullo, junto a las que también distinguió algunas de compañerismo e incluso cariño, hizo que Levi perdiera la poca calma que había conseguido mantener. Sobrecogido por esos sentimientos dirigidos hacia él, sus piernas temblaron hasta el punto de que cayó de rodillas.

Esa fue la señal para que todos se movieran a la vez. Hange, Mike y los soldados del cuerpo especial abandonaron la sala para regresar al cuartel, con Hange prometiendo que más tarde quedarían para celebrar la victoria.

Por su parte Erwin, tras felicitar a todos por el buen trabajo que habían hecho, avanzó hacia su Capitán. Este seguía de rodillas, todavía temblando, por lo que no le importó poner una rodilla en el suelo para estar a su misma altura.

- ¿Estás bien?

Levi estaba lejos de estar bien. Frente a él tenía a Erwin, al alcance de su mano después de tres días en los que no había podido verle siquiera. Y le estaba mirando con tal gratitud y cariño, tan lejos de esa seriedad e incluso desagrado que había recibido en los últimos días, que por fin sentía que estaba junto al hombre al que había prometido unirse. Un pacto que no había hecho sino adquirir más connotaciones con el paso de los años.

Que además Erwin estuviera de rodillas frente a él, en una repetición del instante en que se conocieron en la Ciudad Subterránea y quiso ponerse a su altura para proponerle otro pacto, estaba consiguiendo que Levi deseara reir, gritar y llorar... Todavía no tenía muy claro en qué orden.

Y a todas esas sensaciones se unían al miedo y la humillación que le habían atenazado durante el juicio y de los que todavía no había podido desprenderse.

Todo ello estaba consiguiendo que su pecho protestara de dolor. Aquello era demasiado para un solo hombre, por mucho que ese hombre fuera el Capitán Levi.

El PactoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora