CAPÍTULO 25 - PEQUEÑOS CAMBIOS

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Erwin parpadeó ante el rayo de sol que le estaba dando en plena cara y que acababa de despertarle. Cerró los ojos y se movió lo justo para que dejara de molestarle, aprovechando de paso para estirarse un poco y seguir disfrutando de una mañana en la que no pensaba hacer otra cosa que dormir.

Al hacer ese pequeño gesto uno de sus pies salió de la cama y recordó que no estaba en su habitación privada, la única que contenía un lecho lo suficientemente grande como para dar cabida a un hombre de su envergadura.

En esa ocasión no le importó la falta de espacio, ya que aquella cama más pequeña significaba que tenía como acompañante a un hombre también pequeño, aunque solo en apariencia.

Fue darse cuenta de ese detalle y una sonrisa asomó entre sus labios. Hacía mucho que no pasaba la noche en el dormitorio de su Capitán, siendo mucho más cómodo el suyo. Ahora que su relación no era ningún secreto, no tenían por qué ser tan precavidos a la hora de camuflar los sonidos que hacían durante sus encuentros más íntimos, por lo que no hacía falta que fueran al último piso del cuartel para que nadie les oyera. Por no hablar del hecho de que últimamente Levi parecía tener un retorcido interés en taparle la boca las ocasiones en las que era él quien le follaba, según el propio Levi para que los Jefes de escuadrón que dormían a su lado no perdieran el respeto a su Comandante si le oían gimiendo con demasiada desesperación.

Esta vez no habían cambiado de escenario porque Erwin se sintiera especialmente hablador y no quisiera traumatizar a Mike... con Hange lo que pasaba era justo lo contrario y era bien consciente de que su Jefa de investigación tenía un morboso interés en conocer todos sus secretos de alcoba. Pero tampoco fue buscando un poco de intimidad por lo que Erwin optó por quedarse en el dormitorio de Levi, alejado del resto del cuartel. Lo que pasó fue, simplemente, que le había echado tanto de menos que no pudo esperar a que bajara a su habitación para que se vieran.

Y es que hacía tres días que no le veía. Desde que el escuadrón especial que Levi comandaba tuvo que realizar una incursión fuera de los muros para avanzar con el plan de abastecimiento del nuevo distrito que habían conseguido levantar.

En principio no era una misión peligrosa, pero no dejaban de estar fuera de los muros, donde los titanes campaban a sus anchas. Y aunque en ese escuadrón estaban los mejores de los mejores, con el Capitán Levi Ackerman al frente, seguían siendo tres días en los que había estado lejos de él. 72 horas en las que no había podido ver esa mirada de perdonavidas ni escuchar ese chasquido que, ahora que nadie le oía, conseguía que el corazón le latiera a mil por hora.

Por ello, cuando anunciaron que el escuadrón había regresado y que no había habido ningún incidente durante la expedición, Erwin pidió que informaran al Capitán para que se presentara en su despacho y le diera todas las novedades personalmente. Sin embargo, un minuto después cambió de idea, ansioso por verle, y fue él quien se presentó en su dormitorio para darle la bienvenida que se merecía.

Levi todavía no se había quitado el equipo tridimensional ni había tenido tiempo de limpiarse el polvo del viaje cuando entró en su habitación sin llamar, por lo que le ayudó a desprenderse del uniforme... Y si al hacerlo tal vez rasgó la camisa por la impaciencia de tenerle ya desnudo, ninguno de los dos se quejó.

Cuando Erwin entró en el dormitorio estaba atardeciendo y todavía no habían salido de la habitación, siendo ya de día. Ni siquiera habían salido para comer, y eso que no estuvieron ese tiempo precisamente durmiendo.

Ese cúmulo de circunstancias, siendo lo mejor que había tenido a Levi para él solo las últimas doce horas, era el principal motivo por el que el Comandante se encontrara ahora de tan buen humor.

El PactoWhere stories live. Discover now