☆Capitulo 9: Equipo. (TW)

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Enfermos Mentales. Capitulo 9: Equipo

(Advertencia de contenido sensible)

James cerró la puerta de su mini van de un portazo, bajando y caminando con paciencia a la puerta de Sheyla y ayudándola a bajar.

Una hora atrás, los chicos analizaban la pista. "Los productos son cada vez más difíciles de conseguir. Las vacas son cada vez más rudas, y la leche está cada vez más cara" Sheyla teorizó que la pista tenía algo que ver con vacas o granjas. Había una a 10 minutos en auto. Pero, si fuera eso, aún faltaban los números. No estaban ahí de casualidad, tenían algún significado, adjudicó Eli.

Después de una larga hora de preguntarse qué significaban esos números, a James se le ocurrió poner guiones entre algunos de ellos. Se dieron cuenta de que era un número de teléfono. Erick sugirió que tal vez era el número de la granja. Al llamar, un anciano les contestó y confirmó su teoría. Se trataba de una granja, pero una que no estaba para nada cerca.

Sheyla pateó un montón de paja frente a ella mientras caminaba con las manos en sus bolsillos, cabizbaja. Debido a que ambos habían resuelto la pista, les había tocado ir al lugar indicado: Una granja a las afueras de Portland, en el medio de la nada. Obviamente Sheyla no estaba de lo más contenta.

-Entonces... ¿Qué se supone que debemos hacer ahora? -preguntó Shey.

-No lo sé -dijo mirando a las vacas comer pasto completamente verde. Llevó la vista a la cabaña al lado de la granja rodeada por cercas de madera. En la cabaña, un señor que ya estaba en sus años dorados se mecía, viendo desde el balcón del primer piso como aparentemente sus antisociales vacas comían pasto, bastante separadas. James, debido a la diferencia de altura con Shey, volteó la cabeza sobre su hombro mirando levemente hacia abajo-. ¿Me acompañas a descubrirlo? -preguntó captando su atención.

Shey asintió comenzando a caminar, rodeando la granja y dirigiéndose a la cabaña.

-Disculpe -habló James cuando ya estaban a su lado, captando la atención del señor.

-¡Oh! ¡Hola! -saludó el hombre levantándose del asiento.

Le dio la mano a James, quien la aceptó amablemente. Abrió sus brazos para darle un caluroso abrazo a Sheyla, quien lo aceptó confundida

-Bienvenidos, ¿Quieren un café? -preguntó cortésmente. Ambos asintieron-, perfecto. Vengan, entren -invitó.

James miró a Sheyla en busca de su aprobación, esta asintió un poco más calmada. El hombre se veía amable. Extrañamente se sentía confiada, aunque sabía que no debía estarlo.

Ambos entraron. James tuvo que bajar un poco la cabeza y flexionar las piernas para poder entrar por la pequeña puerta de la cabaña. Le echaron una mirada al interior, apreciando las decoraciones retro y los adornos rústicos que la acompañaban. El hombre los llevó a la cocina, donde en el medio de esta se encontraba una mesa de madera cuadrada.

-Tomen asiento -pidió el hombre, ambos obedecieron halando la silla y tomando asiento. Mientras el anciano servía el café, Sheyla jugaba con sus uñas sobre la madera, mientras James admiraba como su cabello negro caía como cascadas sobre sus hombros. Sheyla se dio cuenta de cómo la miraba, provocando que James tenga que apartar la vista rápidamente-. Bien, aquí tienen -dijo poniendo las tasas con café frente a ellos-. Y bien, ¿que los trae por aquí?

-Nos enteramos de su negocio -respondió James, esperando atinar a algo con su respuesta inventada.

-Oh, sí. La razón por la que aún no pierdo la fe en la humanidad -dijo él con una sonrisa.

Enfermos Mentales: Edificio del terror. [Libro 2]Where stories live. Discover now