☆Capítulo 13: La dama de rojo carmesí. (TW)

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Enfermos Mentales. Capítulo 13: La dama de rojo carmesí.

(Advertencia de contenido sensible)

Sheyla y James caminaban juntos, ambos con la mirada en el pasto decorado con calaveras y partes de esqueletos del laboratorio regados en todo el campus. Se habían esmerado con la decoración.

Sheyla se detuvo en seco levantando la cabeza. Extendió su brazo izquierdo a un lado detenido también a James, provocando que su mano quede accidentalmente tocando el pecho del chico. La retiró rápidamente. Hizo un gesto con la mano invitándolo a mirar al frente. Ambos vieron como Jennifer bajaba los escalones de la escuela, con los brazos cruzados y una expresión preocupada.

Caminó perdiéndose detrás de la pequeña tienda de disfraces en el medio del camino; esta tenía máscaras de bebés como la que usó Shey esa misma mañana, abrigos y batas color negro. Los que no habían podido conseguir un buen disfraz (que era casi todo el mundo) iban ahí, por lo que la mayoría iban disfrazados de lo mismo. Terminó de llagar al salón de eventos, metiéndose y perdiéndose dentro de la multitud. Había encontrado su secreto.

James sorprendió a Sheyla tomándola de la mano para trotar rápidamente hasta la escuela. Al entrar, sacó la carta del bolsillo de su pantalón rojo, leyendo la pista que OX había dejado. “¿No tienes hambre, Shey? Rápido, antes de que la carne se congele”. Sheyla sabía perfectamente a lo que se refería. Claro, ¿Cómo esperaba que OX no supiera? Al parecer los investigaba mucho desde antes de darse a conocer.

Sheyla se encaminó a la cafetería de la escuela con James siguiéndole el paso. Al llegar, caminaron hasta detrás del mostrador decorado con una fila de calabazas con sombreros de chef. Entraron a la cocina. Ambos se detienen frente al almacén donde mantenían fría la comida, dispuestos a entrar ya sabiendo lo que podría haber dentro. Sheyla abrió preparada para entrar, pero algo se escuchó fuera de la cocina, obligando a ambos a mirar hacia atrás. Esperaron unos segundos para ver si el ruido se volvía a escuchar.

—¿Qué ha sido eso?

—No sé, iré a revisar —respondió con valentía separándose de Sheyla y caminando hasta la puerta de la cocina, asomando la cabeza.

Mientras, Sheyla se adelantó a entrar al almacén frío, llevando las manos a su boca por sorpresa y repudio al ver todas las carnes rojas y gigantes tiradas en el piso del angosto cuarto con forma rectangular. Apartó la mirada, tan solo el olor le daba náuseas.

Visualizó en el suelo como una extraña calabaza que no debería estar ahí permanecía escondida debajo de una de las tablas azules con comida congelada. Se agachó asqueada tratando de no tocar la carne, tripas y órganos de animales. Tomó la calabaza entre sus manos, deslizándola en el piso y halándola hacía ella. Metió la mano en el agujero de arriba y sacó la pequeña nota azul.

“¿Te da asco toda esta carne? Me sorprende, aquel día te la comías como toda una bestia. Vamos Shey, saca tu bestia interior. La necesitarás para la batalla”

La nota estaba acompañada con unas imágenes tomadas desde la parte superior del almacén. Sheyla miró hacia arriba, recién se daba cuenta que el almacén tenía cámaras, y OX al parecer las controlaba. En las imágenes se veía perfectamente como Sheyla se metía en las noches para robar carne y devorarlas.

Flashback:

Sheyla deambulaba tambaleándose de lado a lado casi como un zombi por el campus del internado. No había comido nada en todo el día, o más bien no había bebido nada. Era increíble que solo habían pasado 4 días desde que Eli volvió y ya había logrado cambiar muchas cosas. Su regreso había alterado a Sara y ella era quien debía mantenerla calmada. El solo hecho de ver a su amiga así la ponía de los nervios. Todo lo que comía lo vomitaba y su cuerpo solo podía soportar líquidos.

Enfermos Mentales: Edificio del terror. [Libro 2]Where stories live. Discover now