☆Capítulo 35: Fin del juego. Part 3.

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Enfermos Mentales:
Fin del juego. Part 3.


—Confié en ti, te consideré mi amiga, te di otra oportunidad después todo lo que hiciste… y así lo agradeces —recordó Eli dándose la vuelta, viendo el cabello rubio de aquella chica a la cual había aprendido a querer. Ver su rostro en ese horrible traje, simplemente la destruía, dolía—. OX… ¿O mejor te llamo… Sara?

—Llámame como quieras, pero no puedes negar que te dejé todas las pistas sobre la mesa —dijo cerrando la puerta detrás de si—. ¡Dios! Me puse un vestido rojo y negro, colores representantes del cisne negro, duh —hablaba como si de una conversación normal con una amiga se tratara. Como si no acabara descubrirse ante Eli—. ¿Quieres un pedazo de chocolate? —preguntó abriendo uno de los cajones, con ese tono de voz feliz que la caracterizaba—. Está un poco derretido y viejo pero es delicioso —contó abriéndolo y partiendo un pedazo para dárselo a Eli, quien acercó la mano temblorosamente a ella—. Ay toma, no muerdo.

Sara le agarró la mano en un rápido movimiento y puso el pedazo de chocolate sobre la palma. Eli observó el chocolate en su mano confundida, temerosa a meterlo en su boca.

—Por favor, Eli. Si quisiera envenenarte lo hubiera hecho ya. Ahora come el chocolate —dijo pegando una mordida a la barra desde la envoltura.

Estaba loca.

—Sara…

—¡Que te comas el maldito chocolate! —gritó poniéndose repentinamente histérica, provocando que Eli se sobresalte y meta el pedazo azucarado a su boca. Sara al conseguir lo que quería, volvió a su posición, pasando las manos por su cabello y volviendo a sonreír con los labios cerrados—. Gracias.

—Sara… ¿Por qué hiciste esto? —preguntó Eli. Más que enojada estaba… entristecida.

—Oh tranquila, tu amiga Sara no hizo esto. De hecho era la que menos de acuerdo estaba con todo el asunto.

Al ver que Eli la miraba confundida, golpeó su frente.

—Oh cierto. Mira me presento, mi nombre es Samanta Andrews; o bueno, fue el nombre que me pusieron las personas que me recogieron luego de que escapé de la casa de mi padre, a quien le preocupó más vender mi cuerpo durante 8 años antes de ponerme un nombre. Bien, ¿Por dónde quieres que empiece? Me gusta dividir la historia en estas partes: Nace una lunática. Decano y lunática se alían, y lunática juega con la vida de sus amigos como si fueran muñecos. Da igual, de todas formas te contaré todo. Vale, tu solo siéntate en esa silla de ahí y acomódate, esta será una larga historia.

Eli, con miedo a las consecuencias, obedeció.

—Bien, luego mis padres adoptivos trataron de darme en adopción, ¿Entonces para qué me recogieron, verdad? En fin, traté de escapar. En el caminó me secuestró mi novio, quien extorsionó a mis padres. Logré escapar y matar a su hermano pero ¡Oh sorpresa! Estaba embarazada.

La historia le estaba pareciendo impactante, pero esto último en especial la hizo quedar en shock. Nunca había visto a Sara... bueno, a Samanta, tener el nivel de preocupación que tiene una madre por su hijo. Así que supuso que algo le tuvo que haber pasado, y lo confirmó al prestar atención a sus ojos, dándose cuenta de como bajaba la mirada para ocultar sus celestes esferas cada vez más oscurecidas.

—… ¿Qué pasó con tus padres? —preguntó al ver que no siguió hablando. Más sin embargo, Sara se comenzó a hiperventilar—… ¿Con el bebé?

—Murieron —respondió seria—. Oh bueno, mi madre murió primero y luego mi padre, de hecho tus amigos lo encontraron, era el anciano de aquella granja. A mi madre la colgué en poste y corté su estómago para que cayeran sus órganos. No sufrió, ya estaba muerta para antes. Pero se merecía más, mucho más sufrimiento de el que yo tuve cuando arrancaron a mi pequeña de mis brazos. —Apretó los ojos por unos segundos, deslizando las manos por su rostro y aplaudiendo una vez, recobrando nuevamente las energías—. Luego escapé, desperté en casa de unos desconocidos sin saber como ni cuando había llegado. Dijeron que me había presentado como Clarisse. Me pareció extraño pero hey; tenía un techo, comida, una familia dispuesta a mantenerme… así que Clarisse seré. Pero luego todo comenzó a ser extraño, mucho. Hacía cosas que no recordaba y eso me frustraba. Hasta que un día… lo descubrí.

Enfermos Mentales: Edificio del terror. [Libro 2]Where stories live. Discover now