Enfermos Mentales: Edificio del terror. [Libro 2]

☆Capítulo 26: El Gas. part 1. (TW)

Enfermos Mentales. Capítulo 26: El Gas. Part 1.

(Advertencia de contenido sensible: Ansiedad, canibalismo, violencia)

—¡Wow! —dijo Sheyla dándose cuenta de los cuchillos en su manos, retrocediendo hasta la pared del baño.

Recordó lo que Jennifer había dicho en la tarde: “Esta mañana antes de salir, escuché rumores sobre un chico degollado en el baño de chicas” “Lola, Lili y Lilah fueron internadas por asesinatos múltiples”.

—Mierda —susurró pegando más su cuerpo de la pared mientras Lola sonreía tetricamente—. ¡¿Qué hacen aquí?! ¡¿Qué hice yo?!

—Tú, perra, y todo tu grupo de inadaptados me quitaron a mi mejor amiga —confrontó Lola enojada.

—Espera, ¿Qué? ¿Todo esto es por ella? Dios, quédensela si quieren —ofreció Sheyla rodando los ojos.

—No —respondió—. No solo eso. ¿Crees que no sabemos todos que uno de ustedes es OX? Quien nos ha hecho sufrir y llorar por meses. Si eres tú, acabo con el problema. Si es uno de tus amigos, matarte será una venganza justa —dijo sacando la hoja de su navaja y caminando hacia Sheyla.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Shey golpeó el antebrazo de Lola con su codo, haciéndola tirar la navaja. En un rápido movimiento, la tomó del cuello y lo enrolló con su brazo, colocando la navaja en su garganta.

—Si se acercan le cortó la gargan…

No pudo terminar su amenaza, pues recibió un codazo en una de sus costillas de parte de Lorena, lo que la hizo soltarla. Lola la hizo caer y se colocó sobre ella.

—Es malo cantar victoria antes de tiempo —dijo sonriente—. ¿Ahora qué vas a hacer? —preguntó mientras Shey veía como detrás de ella se acercaban Lili y Lilah

Y ahí, rodeada por 3 sexys asesinas, Shey no tuvo más idea que levantar su cabeza a la altura de la de Lola y pegar un fuerte mordisco en su cuello, provocando un fuerte y sonoro grito.

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James daba vueltas sin sentido en medio de la triste habitación. Jenn notó como respiraba agitadamente con las manos en su pecho, apretando con fuerza . Observó desde la puerta sus labios que susurraban algo una y otra vez. “Es mental, es mental. Todo esto está en mi mente. Lo puedo controlar. Todo va a estar bien, es mental" De la nada tomó los documentos sobre la cama y los arrojó a una de las paredes, haciendo que caigan desordenados en el piso, a la vez que largaba un grito de ira y caminaba hasta la pared de la ventana, deslizando su espalda hasta quedar sentado con la cabeza metida entre sus piernas.

—… Hey —llamó Jenn preocupada, observando al chico que normalmente se limitaba a estar callado y serio, de repente alterado de tal forma—… ¿Estás bien?

—¡No! —gritó agresivamente—. ¡La chica que me gusta está desaparecida en este infierno, llena de asesinos y violadores, y yo no puedo hacer nada! ¡Ni siquiera puedo controlar mis propios ataques! —gritó temblando, sintiéndose impotente. Minutos después, abrió los ojos al darse cuenta de lo que había dicho.

—Wow —susurró Jenn ante tal confesión, “La chica que me gusta" era claro que hablaba de Sheyla.

James levantó la cabeza, y fue cuando Jenn pudo ver que sus ojos estaban completamente empapados de lágrimas que se deslizaban y se perdían en su barba de dos semanas, perfectamente cortada. Su cara estaba roja como un tomate y su largo cabello, despeinado y sudoroso. Llevaba conociendo a James 3 años ya que era el mejor amigo de Alex, pero sin embargo nunca pensó verlo así. Él tenía ansiedad, pero siempre trataba de permanecer lo más desinteresado posible sobre todo. El obligarse a no sentir nada evitaba que tuviera ataques de pánico, o al menos que no se salieran de control. Esta técnica le sirvió durante mucho, hasta que llegó una chica morena que le hizo imposible sepultar sus sentimientos.