019.

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Jungkook intenta abrir la cerradura de la puerta con dificultad mientras una carcajada se escapaba de sus labios, Jimin le abrazó por detrás y repartió pequeños besos en su cuello.

—¿Tan ebrio estás, Jungkookie? —preguntó en voz baja y riéndose.

Jungkook chasqueó la lengua y frunció el ceño adorablemente para finalmente introducir la llave en la cerradura y lograr abrirla. Jimin sonrió de alegría y tomó la mano de Jungkook entrando a la casa en total silencio. No sabían exactamente qué hora eran, ¿3? ¿4? Poco les importaba, pues estaban algo ebrios y fuera de si.

Después de haberse declarado ante el otro y mostrarse su amor. Decidieron entrar nuevamente al club, ya que estaba justamente al lado. Donde bebieron, bailaron y repartieron besos hasta el amanecer. Bueno, no tan amanecer, pues el lugar cerraba a las cuatro de la mañana. Sin embargo, disfrutaron de todo ese momento en estar juntos y disfrutar de la compañía del contrario como si de adolescentes fiesteros y hormonales se tratasen.

Habían bebido, pero no demasiado pues sabían que debían regresar a casa, y lo hicieron mediante un taxi que milagrosamente se encontraba disponible a altas horas de la madrugada. Jungkook ya le había quedado muy claro esa noche que era homosexual, pues besó incontables veces al mismo chico, sintiendo la misma satisfacción y comodidad cada vez que lo hacía, y sin ningún miedo ni inseguridad de por medio. Y sí, talvéz hubieron algunos momentos en que aquellos besos quisieron pasar a algo más, debido al excitante lugar y el alcohol en sus venas, pero sería demasiado pronto y además no era el momento ni lugar adecuado. Así que ambos quisieron dejarlo hasta ahí y continuar después, excusándose que ya debían irse.

Así que allí estaban, subiendo divertidos y con cautela las escaleras sin soltar sus manos entrelazandas ni un segundo.

Literalmente parecían dos adolescentes fugitivos que escapan cada noche de sus casas para poder verse ya que sus padres se lo prohibían. Aunque pensándolo mejor la realidad no era tan diferente.

Llegaron al segundo piso, el cansancio comenzando a cobrarles el precio de sus locuras. Sin embargo, sumidos en la profunda oscuridad, Jungkook atrajo a Jimin desde la cintura y le sonrió coquetamente.

—¿Es tiempo de despedirme de mi bello ángel? —susurró, juntando sus narices.

Jimin rodeó sus brazos en el cuello del menor y sonrió acercándose a su boca.

—Tu voz suena chistosa... —rió y suspiró— Me temo que sí, príncipe azul...

Rieron ante sus ocurrencias debido a la ebriedad, pero aún así, eso no impidió que se volvieran a besar una vez más esa noche. Un beso que comenzó pequeño y que de a poco se tornó intenso y necesitado. Jimin caminó de espaldas atrayendo a Jungkook de su ropa sin romper el beso, dispuesto a llevarlo a su habitación.

Cuando sin previo aviso la luz del pasillo es encendida.

Instantáneamente se separan uno del otro, completamente asustados y mirando a la persona que se encontraba de brazos cruzados, con un semblante sorprendido y un elegante pijama puesto.

—Ta-Taehyung... —murmuró Jimin limpiando su boca, y sin saber exactamente que decir.

Taehyung hizo ademán de hablar segundos después, su rostro pasando a uno confundido y molesto, pero Jungkook lo hizo antes.

—¡No es lo que piensas! —se apresuró a decir en voz baja— Nosotros sólo... —miró a Jimin pidiendo ayuda con la mirada y este intentó pensar en algo.

—Salimos a bailar —completó el rubio con una sonrisa fingida.

—Sí, sí. Sólo eso, y pues ya sabes como son los clubes, nunca sabes a qué hora llegaras... —rió falsamente el menor.

Pride Club ✧ kookmin Where stories live. Discover now