Capítulo 7

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Maddox observó a la chica con atención

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Maddox observó a la chica con atención. Tenía los ojos llorosos pero aún así no suplicaba y eso lejos de alegrarlo le hizo pensar que ella soportaría todo por su familia.

   El error de la chica era darlo todo por personas que nunca le agradecerían el gesto.

   Se retiró y subió su ropa antes de que ella lo mirara entre esperanzada y sorprendida.

   Se acercó de nuevo a ella y la vio ponerse a la defensiva.

   Se agachó y tomó el pequeño overol antes de recorrer sus piernas con un toque que la dejó sin aliento por el miedo.

   Maddox se acercó y tomó su mano dejando el overol sobre ellas.

—No soy ningún violador —dijo entre molesto y ofendido de haber llegado tan lejos cuando solo quería asustarla—. Vístete y continua con tu trabajo, en otra ocasión será.

  Se dio la vuelta y salió del despacho sin decir ni una palabra más.

  Una vez que la puerta se cerró Brooke se soltó a llorar de miedo, de rabia, de dolor y de alivio. Temía que el hombre de verdad se hubiera atrevido y aunque sabía que en cualquier momento exigiría que se le pagará la deuda también era cierto que se había mostrado benevolente de momento.

   Se acomodó la ropa y trató de respirar para calmarse.

  Las manos le temblaban y el corazón parecía estar a punto de salirse de su lugar.

  Una vez se vistió se sentó en una de las sillas y permaneció ahí pensando en dos cosas, la primera es que no sabía si agradecer el que se haya apiadado de ella o maldecirlo y la segunda es que debía mentalizarse. Esto apenas comenzaba.

   Ella sabía que en algún momento pasaría pero alargar su agonía solo la torturaba y no sabía cómo reaccionar a eso.

   Escuchó la puerta abrirse y se puso de pie de inmediato pensando que había vuelto dispuesto a continuar.

   Se envaró al ver a la mujer que estaba frente a ella mirándola de arriba a abajo.

  La chica frente a ella tenía unos ojos bellísimos y un rostro de ángel, con las facciones perfectas y la figura etérea.

  El color caoba de su cabello solo acentuaba el aguamarina de sus ojos y lo aterciopelado de su piel; sin embargo, su rostro a pesar de ser exquisito no tenía un solo vestigio de bondad y de amor en él.

  Sus gestos desdeñosos y su altivez dejaba claro que no era una mujer de buenos sentimientos.

   Brooke observó a la mujer frente a sí pero no hizo ningún comentario, solo la vio.

—Así que tú eres Brooke Kannavage —dijo mirando su figura—. Creí que te encontraría llorando y suplicando pero veo que no.

   Brooke la miró directamente a los ojos sin dejar que una mujer la intimidad, después de todo, ella no pensaba sentirse culpable de nada y mucho menos frente a otra mujer.

Complacer al diablo. (serie El club de los desterrados 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora