Maddox Gaskell es llamado en el bajo mundo como el diablo por la despiadada forma de operar su casino y por su frialdad al tratar con los deudores.
Para él no existe la bondad; nunca la ha recibido de nadie y mucho menos la otorga.
Brooke...
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Compró un anillo de compromiso, el primero que vio entre los más caros y a su vez compró dos pulseras para regalarle a Scarlett y a su suegra.
Pagó las cosas y después condujo hasta su departamento para tomar el tercer regalo, uno que llevaba mucho tiempo guardado y volvió a partir a casa de Brooke, aún cuando le había dicho que no la vería.
Cuando llegó la vio en la entrada cargando algunas cosas que él ayudó a cargar.
—Es tarde —dijo con reproche—. ¿Qué haces afuera a esta hora con lo peligroso que puede ser?
—Tuve que ir por unas cosas —dijo mientras ambos dejaban las cosas en la encimera.
Se acercó hasta él y enroscó sus brazos al cuello de Maddox mientras las mano de este sujetaban su cintura.
Brooke colocó su mejilla sobre el pecho de Maddox pero frunció el ceño de inmediato.
Se separó y lo miró a los ojos.
—¿De dónde vienes? —dijo un tanto intrigada.
—De casa —dijo él abrazándola de nuevo—. Te dije que estaba en el departamento.
—¿Solo? —inquirió entrecerrando los ojos.
—¿A qué viene esto? —preguntó visiblemente afectado—. No me digas que solo estás especulando.
—Yo no especulo jamás —dijo subiendo un tanto el tono al verlo removerse—. Te estoy preguntando porque hueles a perfume de mujer, dudo mucho que tengas alguna fragancia que huela demasiado a flores.
El corazón de Maddox se desbocó al escucharla y se maldijo por no haberse cambiado de ropa por lo que solo miró a los lados sin decir nada.
Se acercó a ella que retrocedió enfadada y le miró esperando una explicación.
Pensó en mil mentiras que decir pero al final no se le ocurrió nada creíble, al menos no de momento hasta que recordó que llevaba un regalo en su chaqueta.
Sacó las dos cajas y suspiró elucubrando sus mentiras.
—Lo siento —dijo mientras ella le miraba sacar las cajas.
—Pensaba hacer esto más romántico pero veo que es imposible contigo —dijo abriendo la caja con el anillo—. Compré esto para ti.
Brooke miró el anillo y después a él.
—Pensaba hacerte una petición formal, pero has especulado seguramente sobre una amante —dijo fingiendo estar ofendido—. Lo que en realidad pasó es que compré esto para ti y la dependienta se acercó para mostrarme de cerca, seguramente su fragancia se mezcló con mi ropa.
Brooke miró el collar de frente a sí y de nuevo a su novio con vergüenza.
—Lo siento —dijo mientras él cerraba los ojos ante la forma miserable de mentir.
