Secretos

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De algo estaba segura luego de esa pequeña conversación con el pastor anoche en el pasillo: Todos me ocultaban algo, tenía que ser cautelosa si no quería que me descubrieran, hasta ayer este lugar me pareció agradable era momento de ponerme en marcha con mi investigación. Salí al cuarto de baño a paso lento, solía ser la última en despertarme siempre y demoraba una eternidad bañándome, luego me devolvía a mi habitación a vestirme y después a la cocina a preparar mi desayuno (era lo único que preparaba yo, a la hora del almuerzo y de la cena siempre llegaba cuando era), me servía, comía, lavaba lo que ensuciaba y directo a la biblioteca, lo extraño del día de hoy era que estaba la puerta con llave, creí que se había atascado y forcejé un poco para ver si abría, nada.

-El pastor Antony hizo que la cerraran con llave -dijo la voz de Axel a mi espalda-.

-¿Estas diciendo que ahora no quiere que yo entre aquí? -pregunto enfurecida-.

-Supongo... -respondió encogiéndose de hombros-. Esta mañana nos dio ordenes a todos de que no volviéramos a hablarte del hoyo y que te mantuviéramos dentro y ocupada, no debe demorar para enviarte a hacer tareas en la iglesia.

-Si les prohibió decirme cosas -le respondí en tono desconfiado-. ¿Por que me cuentas todo esto?

-Porque a mi también me esconden cosas -respondió susurrándome al oído-.

Lo miré asombrada, así que el estaba en mi situación... Y yo no caí en cuenta de ello, también dudé de el como si me escondiera cosas y acabo de caer en cuenta de que los demás son quienes me están ocultando y alejando de la verdad.

-Tenemos que averiguarlo -insistí en un tono un poco fuerte-.

-Shhhhh... -hizo un gesto de su dedo índice en sus labios para indicarme que me callara y se apartó de mí y luego se alejó sin decir una palabra mas-.

Quería gritarle para que se detuviera y me explicara mas, luego pensé que tal vez tenía que estar haciendo algo justo ahora para pedirme que guardara silencio, sin embargo, misteriosamente segundos después de que Axel se alejara por uno de los pasillos llegó el pastor Antony por otro. "¿Como sabía que iba a aparecer?". Me quedé mirando el pasillo por el que desapareció, como si allí encontrara respuestas.

-¿Pasa algo? -preguntó el pastor Antony al notar mi mirada perdida y fijarla al lugar en donde yo la tenía-.

-No, no, esta bien -respondí forzando una sonrisa-. He notado que la puerta de la biblioteca esta con llave.

-Ah si, debió haberse quedado con llave anoche que la cerramos, hoy todos salieron temprano y se nos ha olvidado abrirla de seguro.

La razón principal de tocar el tema de la puerta había sido por que quería notar la expresión nerviosa de su rostro al intentar mentirme, pero me había encontrado con una reacción bastante relajada. "Tal vez ya había pensado que responderte -me dije a mi misma-."

-Lee... -empezó nuevamente-.

-Ese no es mi nombre -lo corté-. Y no permitiré que me sigan llamando así hasta que me lo digan o hasta que yo lo averigüe -no dejé que pronunciara una palabra más y lo dejé allí plantado en frente de la entrada de la biblioteca-.

Caminé rápido y con paso firme a mi habitación, estaba enojada, pero de alguna forma tenía que hacerles saber que yo era consciente de que me estaban mintiendo y que tarde o temprano averiguaría la verdad. Cerré mi puerta bastante fuerte y luego le tiré mi almohada y le di la espalda.

-Valla forma de reaccionar -soltó la inconfundible voz de Axel-.

Me di la vuelta para ver si donde estaba y trastabillé unos pasos atrás al darme cuenta que estaba recostado a unos centímetros de la puerta, sus ojos azules parecían brillar en medio de la oscuridad.

-Podría apostar que no estabas dentro en cuanto yo cerré la puerta-le dije sin esconder el pánico de mi voz-.

-Calla, que no te escuchen hablar -advirtió bajando el tono de su voz-. Se supone que yo debería estar en la ciudad.

-¿y que haces aquí?

-Ayudarte, te dije que a mi también me esconden cosas y no saben lo mucho que he averiguado. Si quieres saber quien eres vas a tener que dejar de entrar a esa biblioteca, al menos en horarios diurnos. Tampoco se lo que eres pero Antony y el resto de pastores, incluso Anabel si, al igual que saben lo que soy yo.

-¿Tu que eres?

-Tampoco lo se, pero por las cosas que puedo hacer, se que no pertenezco aquí y presiento que tu tampoco.

-¿Que vamos a hacer?

-Dices que un ángel se quiere comunicar contigo ¿no? -asiento en silencio-. Así que averiguaremos que es lo que te quiere decir. A la una, veámonos en el jardín, tenemos que hablar cuando nadie escuche.

Esta vez si quedé atónita con lo que hizo, desapareció, sin dejar rastro se fue, sin abrir la puerta sin hacer ruido, solo se esfumó y en ese preciso momento de su desaparición el pastor Antony abrió mi puerta.

-Vallase -le dije en tono frío y sin pensarlo-.

-¿Disculpa? -no pudo esta vez ocultar la sorpresa en su voz-.

-Dije que se vaya, no lo quiero en mi habitación y si me va a restringir alguna cosa mas de este lugar dígame de una vez.

-No se a que te refieres...

-El hoyo, la biblioteca ¿que mas? ¿Salir?

-¿De que estas hablando?

-Lárguese.

No me discutió nada mas, en cuanto salió y se distanció de mi cuarto lo seguí hasta la capilla de oración allí estaban los otros pastores, tenía que guardar distancia si no quería que me descubrieran así que solo escuchaba la voz de Antony. "Sospecha que la estamos alejando de las cosas que conoce... Si... Pero nos causará problemas esconderselo... Tal vez... -la voz empieza a sonar alejándose-. Pero... -no alcanzo a escuchar nada mas-.". Todos me esconden algo, me necesitan para algo, la paranoia empezó a consumirme. ¿Y si era para alguno de esos rituales religiosos de purificación y yo era el sacrificio? Tenía dos opciones: O salir de aquí antes de que me hicieran algo o averiguar la verdad antes de que la usaran en mi contra. Creo que a estas alturas escoger las dos opciones no estaba tan mal, tenía que hablar con Axel, era el único en el que confiaba.

Volví a mi habitación lo más rápido y silencioso posible esperando volverlo a ver en cuanto entrara otra vez, cerré la puerta y nada, no estaba allí, pasaron las horas lento y me salté el almuerzo; para cenar otro de los pastores fue a golpear mi puerta, realmente no quería ir, pero tenía también que fingir que solo fue un capricho de momento, que estaba arrepentida y así se lo iba a hacer ver, a los cuatro. Salí con la cabeza gacha y lo seguí hasta el comedor, en cierta forma también tenía la esperanza de encontrar allí a Axel, pero no estaba, tampoco Anabel, escondí mi decepción y me senté en el mismo asiento de siempre.

-Quiero disculparme -solté a la mitad de la cena-. Fui grosera y no debí haberlo gritado así -oh claro que si, incluso peor, me hubiera muerto por gritarle un par de malas palabras que hace unos fines de semana aprendí en la ciudad-. Solo me molesté por encontrar la biblioteca cerrada y lo culpé por cosas que solo pasaban en mi imaginación.

-Es bueno saber que te arrepientes Lee -contestó el pastor Antony en un tono bastante suave y comprensivo, si que se le daba bien fingir-.

-Le dije pastor... -reaccioné al oír ese nombre-. Que no quiero que me llamen así hasta saber mi verdadero nombre, por favor.

-Claro, pido disculpas y me alegra que tu también las hubieras pedido.

Quería también preguntar por Axel, pero algo me decía que era mala idea, así que solo le dirigí una mirada de arrepentimiento y gratitud y seguí comiendo, luego recogí los platos y los lave, quería que notaran mi muy bien fingido lamento. Al terminar volví a encerrarme en mi habitación esperando a que el reloj diera la una. Sentí como Anabel y Axel llegaban al rededor de las once, me quedé en silencio y ellos tampoco pronunciaron ni una sola palabra, solo me quedaba esperar.

DUAL: OriginsWhere stories live. Discover now