DUAL: Origins

Un nuevo Des... Conocido

Era increíble todo lo que logramos avanzar, ya llevábamos una gran parte del trayecto del estado de Pensilvania. Nos habíamos divertido bastante, también algunos retrasos nos habían atrapado, como que tomamos la ruta que no era y tardamos una semana en retomar camino. Lo mas divertido de todo el camino recorrido fue hace unos días cuando estábamos subiendo a una camioneta de carga, alcancé a subirme, pero en cuanto Axel iba a subir el auto aceleró y lo dejó atrás, teníamos dos opciones o que yo me tirara y esperar a que pasara otro parecido con espacio atrás para colarnos o que el corriera más rápido y lo alcanzara; yo ya estaba a punto de lanzarme de nuevo a la carretera cuando Axel lo alcanzó y subió a mi lado. Nos quedaba vía recta por recorrer, al menos eso era lo que teníamos claro.

De todo el recorrido que llevábamos no habíamos tenido el tipo de problemas que el pastor  Chris nos había advertido pero eso no significaba que no estuviéramos alerta, pasábamos días enteros caminando y nos hacíamos a un lado de la vía y nos adentrábamos en los árboles para armar nuestras tiendas y dormir, otras veces cuando la noche nos atrapaba en la ciudad buscábamos un parque y armábamos nuestras cosas.

Las provisiones estaban a punto de acabarse, bueno ya era la segunda vez que comprábamos la comida para el viaje, otras veces parábamos en restaurantes como lo íbamos a hacer ahora. Con lo que nos había dado el pastor era mas que suficiente para lo que queríamos, así que ya no nos preocupábamos mucho.

-Muero de hambre -exclamé abriendo la puerta de un pequeño restaurante-.

-Bueno, adelante  -respondió entrando detrás mio y sonriendo-.

Tomamos una mesa en un rincón y sacamos el mapa para revisar el trayecto que llevábamos. Estábamos por salir de Pensilvania y pasar a Ohio, nos habíamos tardado más aquí por que era un estado que recorrimos de lado a lado, en otros simplemente estabamos de entrada por salida. Tomaron nuestro pedido y nos dispusimos a esperar.

-Necesitan ayuda -dijo alguien sentándose en la mesa sin preguntar, y lo que mas susto daba era que lo que había dicho tampoco era una pregunta, sino una afirmación, puse la mano sobre la daga-. Cuidado con lo que llevas ahí, si no lo sabes utilizar no lo saques -no podía verle la cara por que llevaba una capucha-.

-¿Quien eres y que quieres? -preguntó Axel con serenidad-.

-Así no se le habla a tus mayores -respondió burlándose y luego se quitó la capucha, yo quedé hecha hielo-.

Era el chico de la iglesia, el mismo que había visto en Taunton Green ¿Cómo había llegado hasta aquí? O mejor dicho: ¿Cómo nos había encontrado? Y ¿Qué tanto sabía de nuestros propósitos?

-¿Quién eres? -insinué sin dejar de apretar el mango de la daga bajo la mesa-.

-Me llamo Dominik -me miró inexpresivo-. Suelta eso no te voy a atacar Alyxa.

Quien reaccionó fue Axel, que se levantó de forma rápida y apuntó con el arma al chico, quien siguió sin mostrar expresión alguna. Tenía el cabello un poco ondulado y despeinado de un negro azabache al igual que su vestimenta y unas cejas bastante pobladas, su piel era tan blanca como la mía, no podía apartar mi vista de el, sus ojos grises y sin emoción alguna brillaban como los de un gato. Todos en el restaurante nos veían; algunos con pánico y otros con curiosidad.

-Oye cálmate -seguía inexpresivo-. Guarda eso, si les viniera a hacer daño ya lo habría hecho hace rato.

-¿Cómo se que eres confiable? -inquirió Axel en tono frío, estaba tensionado, lo notaba en su mirada-.

-Ah, verdad las pruebas -dijo y comenzó a rebuscar en su chaqueta, Axel tomó el arma con mas fuerza, Dominik, sacó sus manos lentamente de los bolsillos y me pasó un pedazo de pergamino doblado y un reloj de bolsillo-. La carta la escribió tu padre, muere por verte, pero hasta que no recuperes tu memoria no es posible y... -hizo una pausa-. El reloj es de tu madre, me lo pasó para que cuando me presentara supieras que soy inofensivo, o por lo menos no te dañaré a ti -recibí las cosas-.